Solo de esta forma se entiende que los inútiles del PP hayan
tardado 4 años, es decir, toda la puñetera legislatura en sacar a la luz una
ley que promueva una mayor liberalización en el sector de los hidrocarburos,
que como se sabe es de todo menos competitivo, es decir, un oligopolio jugoso y
de considerables proporciones, un pastel de los más interesante que los Repsol,
Cepsa y algún operador más pequeño llevan años disfrutando. Lo que se va a aprobar ahora, con la mayoría del PP, es una
reforma en la ley de hidrocarburos para limitar el crecimiento de los grandes
operadores en las provincias en las que su cuota de venta sea superior al 30% y
limitar también su dominio en la cadena logística.
Sin embargo, y esta es una de las enmiendas que propone el
PSOE, que por una vez ha hecho los deberes, la medida de dominio de mercado se
establece en la reforma propuesta en función del número de estaciones en lugar
de los litros vendidos, lo que deja la puerta abierta a triquiñuelas y manejos
entre las petroleras para seguir manteniendo su posición dominante e incluso
aumentar sus cuota. Además, el PSOE habla de un 25% de cuota límite, en lugar
del 30%.
Lo cierto es que la tibieza y la tardanza con que el
gobierno ha actuado en un tema de tanto calado para ciudadanos y empresas de
este país es desesperante. Y me atravería a decir que de no haber unas
elecciones de por medio y de no ser la situación del PP la que es en el
panorama de encuestas sobre intención de voto, posiblemente no estaríamos
viendo nada de esto. Pero para ser justos, hay que decir que en legislaturas
anteriores Zapatero y sus cuatreros de turno se rascaron los huevos de la misma
forma. En conclusión, que esperemos que la ley se apruebe y tengamos un
combustible más asequible y que de paso el bipartidismo se vaya a tomar por
saco.
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