Esa es la consecuencia más directa, pero hay otras a corto
plazo. Las bolsas se van por el desagüe, especialmente la española, aunque este
no es un indicador de la marcha de la economía a corto plazo, no podemos perder
de vista el hecho de que hay inversores, grandes y pequeños, que tienen ahí una
parte de sus ahorros. Pues algunos se habrán llevado un buen palo gracias a las
andanzas de Syryza.
Ahí no se acaban las desgracias para los griegos. Syryza ya
ha anunciado que mañana no pagará al FMI, pasa de ser una economía en crisis y
virtualmente quebrada a ser moroso internacional. Grecia es ya un país marcado
y apestado, sólo en el día de hoy su prima de riesgo se ha incrementando en más
de 400 puntos. Pese a ello, dentro de la UE no quieren darle la espalda, porque
los daños colaterales serían demasiado grandes a pesar de ser una economía muy
pequeña: riesgo político (buen rollito con Rusia), deuda incobrable y bancos europeos que se verían muy afectados por una insolvencia griega,
inestabilidad del euro y volatilidad financiera. Grecia no es un gran mercado,
pero su pertenencia al club del euro hace que sus ondas sísmicas alcancen una
resonancia que de otra manera no tendría.
Con este panorama, el domingo espera un referendum a
los griegos para decidir ante la última propuesta de los acreedores. La cosa es
tan caótica que todavía no se sabe cuál o cuales serán las preguntas del
referendum. Bonita papeleta la que Xyryza les sirve a sus ciudadanos, es como
pedirle al moribundo que se tome el solo la medicina, o como preguntarle a un
obrero que resuelva un problema de ingeniería. Es una bonita forma la del
gobierno heleno de quitarse el muerto de encima, después de haberse metido en
un callejón sin salida, siempre le quedará la excusa de que fue el pueblo el
que decidió en última instancia, cuando ya estaba ante el pelotón de
fusilamiento.
Por supuesto, hy opiniones para todos los gustos, desde la
del Premio Nobel Paul Krugman que aconseja no aceptar porque sería dar
continuidad a lo que se ha hecho en los últimos años, pasando por la de Junker
que aconseja decir siempre que sí, caiga quien caiga y pregunten lo que
pregunten. Lo cierto es que las cosas se han hecho tan mal por ambas partes que
quizás la diferencia entre decir que sí o decir que no signifique adelantar sólo
unos meses en el certificado de deshaucio.
ya están pillados por las pelotas, hagan lo que hagan
ResponderEliminarAl final al que más dan por culo es al ciudadano de a pie, más que al gilipollas de la bufanda.
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