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sábado, 25 de enero de 2020

IRON KINGDOM – On The Hunt (2019)


1. White Wolf (5:23)
2. Driftin’ Through Time (3:20)
3. Sign Of The Gods (4:43)
4. Keep It Steel (3:04)
5. Raze And Ruin (3:50)
6. Road Warriors (4:41)
7. Invaders (5:30)
8. Paragon (4:33)
9. The Dream (4:45)

Chris Osterman – Guitar / Vocals
Leighton Holmes – Bass Guitar
Megan Merrick – Guitar
Chris Sonea – Drums

Cuarto disco de esta banda canadiense que como curiosidad decir que una de sus guitarristas es una mujer, algo no tan habitual. Se formaron en 2011 y se encuadran dentro de la ola de bandas heavys canadienses que vienen arrasando el planeta en los últimos años, por cantidad y por calidad, aunque haya de todo y no todas estén al mismo nivel, pero lo cierto es que la escena en el país americano está muy viva. 

White Wolf es un tema potente entre el heavy y el power, con guitarras muy melódicas y voces muy agudas, dobladas por voces también agudas, para que os hagáis una idea recuerda de manera especial a los polacos Crystal Viper, especialmente a los más recientes donde tiran más al power.

Driftin’ Through Time es otro tema de heavy power con ritmo de cabalgada, siempre buscando la melodía y las guitarras que enganchen fácilmente. Los solos son la parte más power de la canción, veloces y con un plus melódico, lo menos bueno es que es bastante previsible.

Sign Of The Gods empieza con un ritmo vertiginoso que solo interrumpen en breves intervalos para introducir unas pausas potentes a lo Dio. El punteo se desarrolla a ritmo de power, doblando guitarras y siempre buscando el enfoque melódico.  Keep It Steel es un tema más veloz todavía pero también más interesante porque tiene más potencia y menos exceso de carga melódica, se diría que tira hacia un speed melódico, con un estribillo machacón por el que los Manowar les podrían casi pedir derechos de autor. 

Raze And Ruin es el tema más heavy en lo que va de trabajo, bajan el ritmo, pero no las melodías, sin complicaciones. Road Warriors lleva un estilo a lo Striker. Riot V, sin levantar el pie del acelerador y en el que el vocalista hace la mejor interpretación del trabajo, con una voz más raspada que le da consistencia al tema, al igual que los riffs con más carga de distorsión. 

Con Invaders se lucen especialmente en los solos, se gustan, pero lo más destacado es que por fin introducen una de las escasas pausas que tiene el disco, con mucha melodías pero le da otro color al tema y ya tardaban en cambiar el paso, uno de los cortes más completos del disco. Paragon tiene unos riffs realmente interesantes que se cruzan con el bajo para crear un efecto interesante, se mantiene la tensión hasta llegar al solo donde se desparraman por completo. La última bala es para The Dream donde sacan su vena más rockera, con acústicas y una balada que pese a que tiene algunos momentos a la guitarra no me gana, le falta intensidad y da vueltas sin llegar al objetivo, para ser el único tema lento del disco resulta bastante insulsa y siendo el último tema es candidato al olvido después de dos o tres escuchas. 

En general se puede decir que es un disco entretenido, de esos que se escuchan sin casi darse cuenta, aunque en ese sentido también tiene el peligro de que pronto te olvides de él, y es que su punto más débil es la falta de un sonido propio, algo que por otra parte es muy común hoy en día. Todo suena en su sitio, pero al mismo tiempo desearías que ofreciesen una propuesta más fresca, disco para adictos al género. 

Feeling: 3/5
Originalidad: 2/5
Técnica: 3/5
Producción: 4/5

Puntuación: 6/10

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