Amanda Todd era una dolescente canadiense que acabó suicidándose tras sufrir un prolongado acoso a través de internet y a nivel social, en la calle, vamos. Su muerte pone en entredicho la de tropelías que suceden de manera impune a través de la red y la maldad humana que anida en nuestra sociedad. Porque esto sucedió en Canadá pero podía haber ocurrido en Alicante o en Roncesvalles.
Amanda había enviado fotos semidesnuda a un bastardo que había conocido por la red y a partir de ahí su vida se convirtió en un infierno. El sujeto en cuestión le acosaba para que le enviase más fotos bajo amenaza de divulgar la que tenía. Finalmente cumplió su amenza y esa foto llegó a compañeros de clase, profesores, etc.
Lo normal, en una sociedad equilibrada y sana, hubiera sido que se investigasen los hechos y se le echase el guante al depravado en cuestión. Pero lejos de suceder eso lo que pasó es que la situación se prolongó en el tiempo y Amanda no tuvo el apoyo de las "personas" que la rodeaban. La víctima fue juzgada y condenada socialmente por no se sabe qué delito. La sociedad se dedicó a perseguirla y vejarla con toda clase de humillaciones y marginaciones, hasta que no encontró otra salida que dejar este corrupto y putrefacto mundo, aportando como legado un vídeo en el que manifiesta la soledad y la agonía por la que estaba pasando.
Espero que algún día cacen al degenerado que la acosaba y, sobre todo, más que nada, lo que más deseo es que todas aquellas personas que le manifestaron su estúpido odio a Amanda tengan como viaje para el resto de sus miserables vidas el fantasma de esta adolescente, así se pudran en el infierno. Escoria humana.
RIP, Amanda.
parece mentira que esto pasase en un país como canadá, desde luego la globalización, las redes sociales son todo mierda, nido de víboras y aprovechados que se ocultan detrás de un teclado.
ResponderEliminarEs el mundo de hoy,ni más ni menos
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