Hoy nos hemos enterado de que el gobierno (utilizo este término por ser generoso con los que sientan sus grasientos y bien nutridos culos en el Parlamento) han visto un rayo divino descender sobre sus preclaras mentes y se les ha hecho de día. El resultado? Se dará luz verde a los permisos de residencia de todos aquellos extranjeros que compren una vivienda de al menos 160.000 euros. El disparate es de tamañas proporciones que vale la pena pararse un rato a analizarlo y echarnos unas risas de paso, que al menos en eso ganamos en algo y no pagamos IVA por ello.
Por supuesto, la fuerza motriz de esta chorrada supina es lo que el gobierno expresa como dar salida al parque inmobiliario, que es largo, por no decir inagotable, y que no se mueve. Que no nos tomen por locos, peor aún, por memos. Lo que estos descerebrados pretenden ocultar con este tipo de engañifas es que la usura de las entidades financieras les lleva a no querer bajar los precios de unos activos a los que después de cuatro jodidos años de crisis no han conseguido dar salida. Primero porque la demanda está por los suelos, segundo porque los ricos (del país que sean) no se compran nichos en ciudades dormitorio y tercero, y lo más triste, es que algo que sigue siendo caro no suele tener una fácil venta en el mercado, especialmente cuando el dinero no circula con fluidez, y los pisos, señores de los bancos (ya no hay cajas) son CAROS. Bajen los precios, mercaderes venecianos de tres al cuarto, arpías de la usura!
En segundo lugar, tan patético como lo anterior, aunque todavía más grave, hay otra idea que subyace detrás de esta entelequia de vender los pisos a los extranjeros. Es, ni más ni menos, que los simios que nos gobiernan tienen la esperanza de que el ladrillo, bruto donde los haya, nos vuelva a sacar de la crisis. Sí, es asi de descorazonador, volvemos a caer en las mismas falacias y errores de antaño, da igual el partido que nos gobierne, todos tiran por la misma calle, la del cortaplacismo y el rédito electoral. Y estos politicuchos en el poder ya han sacado la calculadora y están viendo lo que les queda legislatura, haciendo cábalas de las medidas a adoptar para que se genere crecimiento y empleo (poco se acuerdan ya de las ridículas y nada creibles cifras de crecimiento que nos ofrecían con sus presupuestos de carton-piedra). Y eso estaría bien, muy bien, siempre y cuando fuesen medidas que nos lleven no sólo por la senda del crecimiento, sino también del desarrollo económico. Pero en lugar de eso lo que nos encontramos es la vuelta, una vez más, al mismo modelo de crecimiento, a las viejas ruedas de molino que se mueven con la misma energía, la del ladrillazo y tente tieso. La inversión en nuevos sectores, el I+D, el crecimiento sostenible, todas esas cosas están muy bien para los panfletos electorales, pero a la hora de la verdad las meten en un cajón y le besan el culo a la banca y a las constructoras, arruinando nuestro, ya de por sí, gris futuro.
Luego, evidentemente, está lo que no hace mucho tiempo el partido que está en el gobierno utilizaba en la oposición contra el PSOE, sí, aquello que llamaban el efecto llamada, a los inmigrantes ilegales, claro está. Vuelvo a la idea del principio. Un tío con pasta no se va a comprar un piso en una colmena de hormigón para obtener un permiso de residencia. Pero unos cuantos chinos, rumanos, rusos o vaya usted a saber de dónde, que se apoyan financieramente a través de redes semimafiosas o de préstamos internos de intereses de dos cifras si que lo hacen y ya tienen ustedes en camino ahí a una ristra de inmigrantes de agárrate y no te menees. Luego están también, las mafias puras y duras, es decir, los que utilizarán esta medida para blanquear dinero y punto, muy decorativo también.
Otro factor a tener en cuenta es la pirámide poblacional. España es un país con un desmoronamiento demográfico brutal. Ya no vienen inmigrantes, que eran los que se animban a criar niños, no como las familias españolas que siguen el modelo chino al pie de la letra. Pero además es que los jóvenes y no tan jóvenes abandonan la nave a la que pueden. En algunas comunidades, como Galicia, las cifras son escalofriantes, aldeas abandonadas, pueblos por los que solo corre el aire y una población activa en franca regresión. Quizás es que esta medida trate de llenar ese gap que han dejado los inmigrantes retornados, compensando el decrecimiento poblacional español. Pues si estos son los mimbres, aviados vamos...
Pero quizás lo más penoso de todo este asunto, y ya se ha convertido en una costumbre, es que estos ineptos lanzan la idea, asegurando que se va a poner en marcha, pero sin entrar en detalles, como quien no quiere la cosa, no se sabe si por no levantar sospechas o críticas o simplemente por dar por saco. Con esto favorecen la especulación, la incertidumbre y el cabreo del personal que trata de sobrevivir en este país hecho trizas.
Claro que, cuando estos tipos tengan a bien transmitirnos todos los secretos del asunto, quizás resulte que esta genial idea es absolutamente irrealizable, sólo papel de WC, porque, a lo mejor, además de comprarse un piso haya que medir 1.80m, tener estudios en Oxford, un caniche y un Jaguar de color verde aceituna para poder quedarse en este país de forma "legal".
me alegra saber que has vuelto a sacar a relucir el látigo de siete colas, me quedó con lo de arpías de la usura y especulación! efectivamente la medida es ridicula e irrealizable, nueva mentira más mientras la realidad es bien cruda.
ResponderEliminarSabía que tarde o temprano sacaría el látigo, es que con la de provocaciones que hay no te dan casi ni tiempo de meterlo en el armario
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