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lunes, 11 de febrero de 2013

Machu Picchu



El 24 de julio de 1911 es conocido como la fecha del "descubrimiento" de la famosa Ciudadela inca de Machu Picchu, tesoro arquitectónico que había permanecido oculto, por más de cuatro siglos, bajo la exuberante naturaleza del cañón del Urubamba. Este hallazgo fue hecho por el explorador norteamericano, aficionado a la arqueología, de la Universidad de Yale, profesor Hiram Bingham.

La construcción de Machu Picchu corresponde al momento en que el pequeño señorío Inca comenzó a crecer. Según los arqueólogos, en esta zona se libró la última batalla que definió la victoria sobre los chancas, victoria que cubrió de prestigio y otorgó el poder al Inca Pachacútec.


Pachacútec fue el primer Inca en salir más allá del valle del Cusco luego de su épica victoria sobre los chancas. Fue el que llevó a cabo la expansión del Tahuantinsuyo y se le reconoce como el "constructor" del Cusco. Esta fue una de sus más grandes obras.
El origen de Machu Picchu es atribuído con cierta certeza a Pachacútec, aguerrido mandatario, que se caracterizó por sus conquistas territoriales, y el desarrollo de la religión y la espiritualidad.


Su estratégica situación geográfica fue elegida con admirable acierto. Rodeada de profundos acantilados y alejada de la vista de extraños por una enmarañada selva, la ciudadela de Machu Picchu poseía la cualidad de tener una sola y angosta entrada, lo que permitía, en caso de un ataque sorpresivo, ser defendida por muy pocos guerreros.



 La ciudad está dividida en 3 áreas: 2 zonas pobladas y el sector agrícola, el cual es un vasto sistema de terrazas y canales de irrigación. El sector urbano estaba dividido en dos barrios, en uno de ellos se encuentran los templos más importantes como el del Sol, así como la cámara real. En el otro barrio se ubican las casas de los nobles y el convento de las "vírgenes del sol". Entre ambos barrios hay una enorme explanada a modo de plaza. Los alrededores son impresionantes, la ciudadela está construida en la cima de un cerro rodeado por el río Urubamba y una cadena montañosa.


 Perú es uno de los países que reúnen algunas de las mejores maravillas naturales que existen en la Tierra: el lago navegable más alto del mundo, el Titicaca, algunas de las selvas mejor conservadas, y el cañón más profundo del mundo, el Cotahuasi…. pero sobre todo, hablar de Perú es hablar del Machu Picchu, de un mito que se hizo realidad  cuando Bingham lo sacó a la luz; es hablar de cientos de leyendas; es hablar de toda una cultura, la inca, tan misteriosa como desconocida… hablar del Macchu Picchu es hablar de un auténtico tesoro en piedra, oculto en lo más profundo de las entrañas de la Cordillera de los Andes, allá donde el río Urubamba da origen al Valle Sagrado de los Incas… y así, entre piedras, entre agua, entre nubes, la historia del Macchu Picchu se entronca con la leyenda.



Pero quizás, la parte más impresionante, se encuentre en la zona norte del Santuario, en la parte alta de la ciudadela. Detrás de la roca sagrada, hay una escalinata que sube hasta el Wayna Picchu, la Montaña Joven. Merece la pena el esfuerzo de atravesar la colina conocida como Uña, y trepar por los difíciles escalones tallados en la misma montaña, para alzarse en la cima, y admirar desde allí el bellísimo paisaje que se extiende a nuestros pies. Allí, a una altura de 2.720 m. sobre la piedra labrada de la “Silla del Inca”, veremos extendidos a nuestros pies todo el santuario del Macchu Picchu como si se tratara de una estampa fotográfica robada al tiempo; y mucho más abajo, todo el cauce del río sagrado del Urubamba y los valles y quebradas que forman la Cordillera de los Andes. Ahí entendemos el verdadero concepto de lo que es la belleza de este sublime monumento, sentados, sintiendo el frescor del aire puro en nuestra cara, sumergidos en un silencio sagrado.



Acceso
Machu Picchu está ubicado a 120 kilómetros al Noroeste de la ciudad de Cusco a una altura de 2,400 metros. Las únicas vías de acceso son por tren (4 horas), helicóptero (sólo 30 minutos pero es bastante caro) o caminando. No hay una carretera que comunique la ciudad de Cusco y las ruinas de Machu Picchu, la razón es la difícil geografía ya que la ciudadela está ubicada en la cima de un cerro en medio de una cordillera montañosa cortada únicamente por el río Urubamba. La topografía es increíble, montañas empinadas con laderas cubiertas de bosques tropicales. Es asombroso como los Incas pudieron construir tales ciudades y caminos en dichas montañas.


Para llegar hasta el Macchu Picchu, el sistema más cómodo y recomendable, ya que nos permite apreciar con calma la grandeza del escenario, es mediante el tren que nos llevará desde Cuzco hasta el pueblo de Aguas Calientes. Cuatro horas de viaje en el que cruzaremos por impresionantes paisajes, y en el que veremos cómo, en su subida, vamos dejando a nuestro pies la ciudad imperial de Cuzco. Una vez en Aguas Calientes, habremos de tomar uno de los autobuses que continuamente parten hacia el santuario. Tras unos 20 minutos de tortuoso camino, nos encontraremos a las puertas del Macchu Picchu donde habremos de pagar lo que cuesta la entrada.


Pero para los más aventureros, existe un sendero, ”el Camino de los Incas”, jalonado por multitud de refugios, santuarios antiguos y ruinas incas, y que forma parte de una extensa red de caminos que surcaban todo el imperio inca. Una ruta senderista parte desde Cuzco y puede durar unos cuatros días, tiempo durante el cual podremos admirar los paisajes andinos que lo rodean, mientras ascendemos entre la niebla hasta llegar al Macchu Picchu a través de “la Puerta del Inca”. No obstante, hay una opción más corta de unos 50 kms. que parte de Aguas Calientes. Esta es la opción más divertida, o más arriesgada, según se vea, claro, para sacar el Indiana que cada uno llevamos dentro, no te arrepentirás, por lo menos cuando pase el tiempo y eches la vista atrás jeje. 

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