El gobierno de Venezuela decretó el viernes pasado el cierre
temporal de las tiendas que la marca Zara tiene en dicho país (se trata de
franquicias, no de tiendas propias de la marca española, lo cual todavía pone
más en ridículo a estos déspotas). La explicación a esta tajante orden estriba
en que las tiendas habían subido precios de manera arbitraria (¿?) en algunos
de sus productos después de la devaluación en un 32% de la moneda local (algo
que se está convirtiendo en una práctica habitual recientemente para salvar el
culete a la economía cuando no hay más ideas).
Las conclusiones de este movimiento radical del gobierno son
varias. En primer lugar, una lectura política, se sigue el modelo cubano, da
igual que Chávez esté espichando o no (no se sabe a ciencia cierta), pero lo
importante es seguir con el timón bien firme sin desviarse un ápice de las
proclamas del inventor del monstruito. En segundo lugar, Venezuela sigue
saltándose a la torera el status quo legal, las normas del sistema capitalista
que se supone que rigen para todos, o eso dicen la OMC, el Truibunal de la Haya
y en el bar del Pepe. Porque si todas las naciones optasen por inventar sus
propias normas a qué tipo de relaciones económicas estaríamos abocados?
Volveríamos a los tiempos del trueque y el pillaje. La economía, según decían
los neoclásicos, es un juego de equilibrios, de acción y reacción que llevan o tienden a
un punto de equilibrio. Si cada actor del panorama internacional decide
inventar sus propias normas, el juego se convierte en un caos y los resultados
serán de todo menos beneficiosos, incluso para Venezuela.
Lo que lleva tiempo practicando Venezuela (y otros, como Argentina por ejemplo) es un juego
peligroso, es un anuncio de neón en colores y letra bien grande que dice: “A todas
las empresas del mundo, que sepan que aquí las reglas las dictamos nosotros y
las cambiamos nosotros en cualquier momento”. Como reclamo para las inversiones
no es precisamente un candidato al Nobel de Economía, ni siquiera al de la Paz,
que ese lo dan ahora por hacer burbujas de jabón.
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