www.metalbrothers.es

Metalbrothers201601102211

martes, 26 de febrero de 2013

Zara, rebelde en Venezuela

El gobierno venezolano sigue haciendo de las suyas y demostrando al mundo que donde manda capitán no manda marinero o, dicho de otro modo, que son unos fachas de tres pares..., además de gente bastante obtusa.

El gobierno de Venezuela decretó el viernes pasado el cierre temporal de las tiendas que la marca Zara tiene en dicho país (se trata de franquicias, no de tiendas propias de la marca española, lo cual todavía pone más en ridículo a estos déspotas). La explicación a esta tajante orden estriba en que las tiendas habían subido precios de manera arbitraria (¿?) en algunos de sus productos después de la devaluación en un 32% de la moneda local (algo que se está convirtiendo en una práctica habitual recientemente para salvar el culete a la economía cuando no hay más ideas).



Las conclusiones de este movimiento radical del gobierno son varias. En primer lugar, una lectura política, se sigue el modelo cubano, da igual que Chávez esté espichando o no (no se sabe a ciencia cierta), pero lo importante es seguir con el timón bien firme sin desviarse un ápice de las proclamas del inventor del monstruito. En segundo lugar, Venezuela sigue saltándose a la torera el status quo legal, las normas del sistema capitalista que se supone que rigen para todos, o eso dicen la OMC, el Truibunal de la Haya y en el bar del Pepe. Porque si todas las naciones optasen por inventar sus propias normas a qué tipo de relaciones económicas estaríamos abocados? Volveríamos a los tiempos del trueque y el pillaje. La economía, según decían los neoclásicos, es un juego de equilibrios, de acción y reacción que llevan o tienden a un punto de equilibrio. Si cada actor del panorama internacional decide inventar sus propias normas, el juego se convierte en un caos y los resultados serán de todo menos beneficiosos, incluso para Venezuela.

Lo que lleva tiempo practicando Venezuela (y otros, como Argentina por ejemplo) es un juego peligroso, es un anuncio de neón en colores y letra bien grande que dice: “A todas las empresas del mundo, que sepan que aquí las reglas las dictamos nosotros y las cambiamos nosotros en cualquier momento”. Como reclamo para las inversiones no es precisamente un candidato al Nobel de Economía, ni siquiera al de la Paz, que ese lo dan ahora por hacer burbujas de jabón.

No hay comentarios:

Publicar un comentario