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lunes, 11 de marzo de 2013

Telepatía


Observaba con su vista de halcón y su nariz ganchuda a le gente que pasaba delante suya o se paraba  a ver a los patos y echarles migajas de pan, a los niños que perseguían a las palomas o a las mamás que corrían detrás de esas criaturas rebeldes. Miraba pero no encontraba nada que fuera de su interés, nada fuera de lo normal, nada que valiese la pena someter a un esfuerzo de concentración.

Cuando estaba a punto de levantarse de su banco entró en escena una mujer de tez pálida, elegante porte y oscuras ropas, que a pesar de ser holgadas dejaban adivinar su curvilíneo cuerpo. Se sentó justo enfrente de su propio banco, habría una distancia de unos 50 o 60 metros entre ellos. Su gesto era severo y a pesar de ello mantenía la belleza de diosa griega.

Forzó su capacidad de concentración, la distancia era más amplia de lo habitual pero no había interferencias de otras personas de por medio. Al principio le costó penetrar, como si ella fuera consciente de la invisión que le acechaba, pero después de un denodado esfuerzo rompió la barrera y entonces las imágenes le llegaron claras y nítidas. Siempre lo percibía a modo de imágenes, no de palabras, era algo que si bien era más evocador ofrecía menos claridad en los conceptos, dejando mucho a la interpretación. Había intentado superar esa situación pero de momento sólo lo conseguía unidireccionalmente, podía enviar pensamientos en forma de palabras o frases pero no recibirlos.

La mujer perdía su mirada en el horizonte, ahora con un gesto de ensoñación. En primer lugar se le apareció una habitación con un montón de dinero esparcido sobre una cama, era moneda extranjera, se diría que dólares. A continuación surgió ante él un paisaje paradisíaco, unas playas impolutas, que no conocían la huella del hombre. Luego surgieron escenas que representaban acciones violentas, de gente corriendo enloquecida, aterrorizada, y la mujer en medio de todos ellos con algo bajo el brazo, algo que no pudo distinguir bien. A escasos metros de ella se hallaba aquella destacada figura política que aparecía últimamente en todos los canales de televisión, en todas las revistas, en todas las vallas publicitarias. Luego llovió sangre, llovía a borbotones, inundándolo todo, como un río desmadrado en el renacer de la primavera. Acto seguido el rojo desapareció borrado por un blanco impoluto, de flores que crecían sin parar, que la rodeaban, igual que unos brazos masculinos rodeaban la cintura de la mujer, estrechándola contra su cuerpo, formando un único ente.


Estaba claro que la mujer era presa de un debate interno entre dos fuerzas contrapuestas pero no conseguía discernir claramente el hilo del asunto. A veces las imágenes le llegaban entrecortadas, lo que dificultaba todavía más la interpretación. Lo achacaba a la distancia pero sin embargo en otras ocasiones no había tenido tantos problemas para percibir la línea de pensamientos. Volvió a concentrarse, doblegando sus esfuerzos, aquello se había convertido en un reto personal, un jeroglífico que debía resolver.

Ahora las imágenes se sucedían vertiginosamente, escenas de violencia brutal, siempre con mucha gente de por medio, con escenas de un amor muy intenso, de felicidad, de ansia por perseguir un sueño. En lugar de avanzar en la trama se encontraba cada vez más confuso, realmente aquella dama era todo un misterio. Estaba llegando al límite de sus fuerzas, se notaba cada vez más exhausto, así que se decidió a dar el último paso, el definitivo. Raras veces llegaba hasta ese extremo, pues al oir una voz extraña en su propio cerebro la gente podía reaccionar de cualquier forma, totalmente imprevisible, incluso causándose daño a sí mismos de manera inconsciente o cayendo en un pozo profundo de melancolía y desesperación que doblegaba su voluntad por tiempo indefinido.

Se concentró y se dispuso a lanzar las palabras. Debía escogerlas correctamente para que el resultado fuese lo más óptimo posible.

Qué buscas? Qué es lo que quieres?” – lanzó con sigilo y suavidad. El efecto fue inmediato, vió como la cabeza de la mujer giraba y su mirada se clavaba en él, traspasándolo como si fuese de papel. Y entonces sufrió el shock, inesperado y brutal, sintiendo como una fuerza invisble le empujaba hacia atrás y le levantaba del asiento, los ecos retumbando y multiplicándose en su cerebro.

TE QUIERO A TI!!!!”

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