Su especialidad eran las sonrisas, la suya era totalmente natural y contagiosa, se podría decir que era la sonrisa perfecta. No poseía muchas más cualidades, nada en lo que sobresaliese por encima de los demás. Era de estatura media, de inteligencia media y de belleza media. Pero sin embargo tenía ese don que le ponía en ventaja respecto a los demás y a sus 35 años sabía perfectamente como utlizarlo para sacarle el máximo partido. Pocas personas se le resistían cuando se empeñaba en conseguir algo. simplemente era cuestión de argumentar y acompañarla con unas cuantas sonrisas y... obejtivo conseguido. Además, no sólo era capaz de mostrar una sonrida perfecta, lo mejor de su don es que era capaz de motivar o de forzar una sonrisa en los demás, en las situaciones más lúgubres incluso.
Se apoyaba en su poder a diario, pero no de forma egoista, solo para facilitar la existencia, la suya y la de los demás, no causaba ningún mal, todo lo contrario. Mucha gente le envidiaba porque decían que siempre se le veía feliz y que su entonrno era de gente que siempre estaba contenta. Sin duda podía decir que las cosas marchaban viento en popa.
Era otra vez lunes, tocaba volver a la rutina de los madrugones, las horas de oficina y el estrés de tener las tareas listas a tiempo y conforme a los deseos de su amo y señor, el jefe. Afortunadamente sabía como manejarlo, aunque a veces no fuese fácil.
- Buenos días - dijo con una sonrisa en los labios mientras entraba en la oficina y saludaba a sus compañeros
- Vaya si es mister sonrisas - dijo una de sus mejores amigas, por supuesto con una sonrisa en la cara.
- Que bien te veo Ana, me gusta como sonríes
- Gracias, aunque el patio no está para muchas bromas - le dijo haciendo un gesto con la cabeza en dirección al despacho del jefe, que permanecía cerrado a cal y canto.
Ana era la única persona de la oficina a la que había confesado su don. Nunca había tenido necesidad de utilizarlo con ella, su buen humor no lo hacía necesario y el siempre respetaba los momentos complicados, tristes o en que una persona necesita estar a solas consigo mismo, sin sonrisas, reflexionando, llorando si era necesario. Solamente utilizaba su poder sobre lo que él llamaba sujetos atrincherados, aquellos que mantenían una actitud hosca de continuo, día tras día, como si la vida no tuviera nada que ofrecerles para alegrarles su existencia. Al parecer el jefe era uno de esos casos, de los más recalcitrantes.
Sonó el teléfono de su mesa y nada más descolgarlo escuchó la voz seria y nada amigable del jefe.
- Juan, te quiero en mi despacho ahora mismo, ya! - sonó el clic que indicaba que había colgado. Ana le miró con una mezcla de preocupación y de compasión, pero en seguida se le borró el rictus cuando vió la sonrisa de Juan de oreja a oreja, era increíble como era capaz de manejar las situaciones de tensión y la atmósfera de bondad y tranquilidad que creaba a su alrededor. Juan golpeó con los nudillos en la puerta y la voz iracunda del jefe le invitó a entrar. Una vez dentro, al contrario de lo que Ana esperaba, no se oía ni un solo grito, ni siquiera un murmullo, como si no hubiese nadie al otro lada de la pared. Sin duda Juan estaría haciendo un buen trabajo con su sonrisa natural.
De repente se abró la puerta y Ana no podía creer lo que veían sus ojos. Por un momento le costó reconocer a su amigo en la cara gris e iracunda que asomó por la puerta, no había ni rastro de sonrisas ni mucho menos de amabilidad o cordialidad. Pero se quedó todavía más sorprendida cuando el jefe asomó medio cuerpo por la puerta y con una sonrisa de oreja a oreja, como aquellas que ponía Clark Gable, irresistible, magnética, le invitó a entrar un momento en su despacho.
Cuando salió, cinco minutos después, no podía entender lo que habia pasado. Su jefe, veinte años mayor que ella y diametralmente opuesto a lo que consideraba como su hombre ideal, le acababa de pedir una cita y ella había aceptado sin dudarlo. Se acercó a Juan con cautela, como si no lo conociese, tenía la mirada perdida y un brillo maligno en los ojos.
- Juan, te encuentras bien? - preguntó con precaución, como quien teme despertar al diablo - Qué ha pasado ahí dentro? Qué te ha hecho? - insistió preocupada.
- Aléjate de mi arpía! No quiero volverte a ver, me oyes?
En ese momento, el jefe, transformado, todo sonrisas, se acercó a la mesa de Juan y le dijo con sorna:
- Muchacho, tranquilízate, no hay por qué ponerse de mal humor, sonríe - pero lo decía con la boca pequeña, como quién ha encontrado un tesoro y realmente no tiene la menor intención de compartirlo con nadie. No, al jefe no le gustaba invitar a sonreir y sólo utilizaba su encanto, recién adquirido, en su propio provecho. - Ana, nos vemos esta noche, ponte guapa, eh? - le dijo dirigiéndole una sonrisa cautivadora.
- Claro, será un placer - contestó, sin poder evitar que las palabras salieran de su boca.
Coño le robó la risa?
ResponderEliminarUn relato que empezó con muchas risas jaja y acaba con un cabreado.
Nos quedamos sin saber qué paso dentro.
:)
Un abrazo.
Jeje pues tal parece, un ladrón de sonrisas. Lo que pasó dentro no lo escribí porque el cerebro me dijo basta jajajaj. Por cierto, Ohma, hablando de esto y de imaginar, qué te parece si hacemos un relato a 3 bandas tu, el comentamierda y yo? Uno lo empieza, otro lo continúa y otro lo acaba, cada uno escribe lo que le pida el cerebro, sin reglas. Y lo publicamos en el blog de cada uno.
EliminarUn abrazo
Lo de trabajar en equipo es mi asignatura pendiente, :),pero podemos intentarlo.
ResponderEliminarA ver cómo se hace eso, ya dirás, teneis ya alguna idea?
Un abrazo.
Es como esas "novelas" que se cuelgan en internet, sabes?, y que cada uno escribe una parrada, algo así. Sólo uqe nosotros lo haremos más breve, en 3 partes, cada uno la suya, a ver que sale de ahí. Realmente no es un trabajo tanto en equipo con un trabajo colectivo. Un texto escrito por varias manos.
EliminarLAS DAMAS PRIMERO ;)
Lo puedes publicar en tu blog, el tema que quieras, y luego lo seguimos.
Un abrazo
Vale pero tendrá que ser después del día 10 de abril si no os importa. O si quereis vais escribiendo los dos primeros capítulos y yo acabo.
ResponderEliminarOtra cosa,lo podré publicar en mi blog cuando esté concluido por los tres no?
Lo único que he leido son poesías hechas a dos manos. :)
Teneis ya alguna idea creándose?
No hay problema, esperamos el tiempo que haga falta. Que si lo puedes publicar en tu blog? jeje será un honor que lo publiques.
EliminarNo hay ideas, pero ya ves los desbarres mentales que se cuecen por aquó, así que tema libre, lo escoges tu. Si el experimento sale bien y nos divierte lo podemos repetir. Eso si, Ohma, tendrá que ser en prosa, que si no nos dejas en pañales jajjajaja
Ok, de momento si no cambio de idea se me ha ocurrido que podía escribir algo con humor, que le gente está deseosa de distraerse, se titularia " La cama orgásmica", jejeje,seguro que ya os vienen ideas coñeras a la cabeza.
ResponderEliminarjeje me parece bien, seguro que puede dar mucho juego. Y efectivamente, hace falta reirse, así que estupendo.
EliminarPues nada, cuando te venga bien cuelgas tu parte en tu blog y seguimos pasando la bola.
Buen finde.