A pesar de la tremenda crisis que asola nuestro país, la valoración del negocio de IKEA en España es positiva, aunque no exenta de esfuerzos y de una lucha e intento de adaptación constantes. Como casi todas las grandes superficies, independientemente de su actividad, el factor precios es fundamental y los precios siguen tirando a la baja. Además, eso se combina con una política de acercamiento geográfico al consumidor, es decir, abrir cada vez más tiendas para estar más próximo al cliente.
La apuesta es clara, el señor Ohlesson dice que "estamos aquí a largo plazo y creemos en el futuro en España. Sin embargo, los procesos sí podrían ir más rápido. Estamos entre las 5 mejores empresas para trabajar en muchos países, tenemos cerca de 1200 proveedores que emplean a unos 600 trabajadores".
Su proceso de adaptación al mercado español es realmente profundo, llegando a darse incluso un proyecto de integración vertical hacia atrás con la apertura de una fábrica textil en Valls, fábrica que da empleo a 89 personas y les permite reducir costes al rebajar el gasto en transporte. Además, dicha fábrica pretende ser energéticamente eficiente, por ello utiliza paneles solares. Pero de nuevo se insiste aquí en la falta de regulación y de claridad por parte de la administración en el uso y la producción de este tipo de energía.
Según señala su presidente, IKEA se basa "en el entusiasmo, la fuerza de voluntad, la humildad, la sencillez. Esos valores están en personas de todo el mundo".
El gigante sueco es sin duda un modelo a seguir, en varios aspectos:
1. La eficiencia. Saber hacer las cosas bien dentro de tu negocio, mejor que los demás y ser un líder, es decir, ir por delante de tu competencia. Esto es algo que en la empresa sueca se lleva a rajatabla, pero se le dedica un presupuesto, en RRHH, en I+D y en estudio del mercado. Las cosas no vienen por sí solas, hay que invertir para obetener una psición más fuerte y un futuro mejor. Algo en lo que en España, en general, estamos bastante cojos.
2. La importancia del marketing. No sólo se trata de un marketing tradicional o clásico, ese que se hace a través de enormes campañas publicitarias, que lo hacen sin duda, sino también un marketing basado en la divulgación de un modelo de negocio y una forma de trabajar. Y dirigido tanto a clientes como a proveedores. Ser proveedor de IKEA no es sólo suministrar un bien o un servicio es hacerlo también en unas determinadas condiciones y con unos determinados valores. Algo, por ejemplo, totalmente opuesto a lo que pasa en el sector textil a nivel mundial, donde la explotación de la mano de obra barata de países en desarrollo está a la orden del día. IKEA pretende obetener beneficio, como cualquier empresa, si no no existiría, pero creando valor y aportando cosas a la sociedad.
3. El modelo de negocio está claro y bien definido: empresa que suministra muebles y menaje del hogar a bajo coste pero con un máximo de utilidad y facilidad de uso, y con una calidad mínima, respetando el entorno, tanto natural como humano. Además, es un modelo exportable, y que exportan, a todos los países, porque todos tienen derecho a recibir el mismo trato y además, como su presidente reconoce, hay valores que son universales.
4. El cuidado de los recursos humanos, la plantilla de la empresa. No sólo es una forma de ganar prestigio, retener a empleados eficientes y mejorar la productividad y la atención al cliente. Es una visión que se transmite a la gente, tanto a los que consumen en las tiendas suecas de todo el mundo como a los familiares y amigos de los que trabajan en ellas. El boca a boca funciona y todos saben que IKEA es un buen sitio para trabajar, por eso está entre las 5 mejores empresas por entorno laboral, junto a otros monstruos como Google.
Por todo lo anterior, al fabricante sueco no le gusta dejar nada a la improvisación, de ahí el recadito que Mr. Ohlsson le deja al gobierno español y a todo el que le quiera oir (o al que no lo que quiera oir, como es posible en el caso del Sr. Rubalcaba que hace unas semanas echaba los perros sobre las grandes empresas de este país, populismo de todo a 100). Es necesario mejorar la gestión de la adiministración pública y disminuir las trabas a las empresas para que puedan operar más fácilmente en el mercado: licencias, permisos, regulación de los sectores, fiscalidad, oligopolios, etc.
En definitiva, IKEA es algo más que un comercializador de muebles para el hogar, es una fábrica de valores y de bienestar social por múltiples vías. Por la vía del empleo que genera, tanto directo como indirecto (sin duda más voluminoso que el primero); por la vía de ofrecer productos asequibles en cuanto a precio, diseño y calidad a una clase media que hoy en día roza la subsistencia y no se puede permitir grandes lujos; por la vía de la innovación y el respeto al medio ambiente; y sobre todo por la vía de los valores, que es un intangible, pero es quizás lo más importante, porque es lo que más escasea. Muchas empresas pueden y hacen muebles, pero muy pocos siguen una ética profesional y difunden unos valores que mejoran la vida de las personas. IKEA sí lo hace, y todos, empresa privada y sector público deberían tomar buena nota de su buen hacer porque, mal que les pese, los números le avalan.
ojalá copiaran las empresas de aquí, pero estamos a años luz
ResponderEliminaryo me conformaría con que nos invadiesen los alemanes o lo suecos
Eliminar