www.metalbrothers.es

Metalbrothers201601102211

jueves, 4 de julio de 2013

Con dos colmillos

Compartir piso con un vampiro no es una experiencia común, no es fácil, aunque tampoco diría que difícil, es diferente. Es cuestión de flexibilidad, de cambiar el chip, como dicen los insulsos del fútbol. Realmente tiene sus ventajas y sus inonvenientes.

Si tu vampiro compañero de piso es una mujer de 1 metro 80, pelirroja y de muy buen ver, eso claramente es una ventaja. Una pelirroja de sólo 300 años de edad, según su baremo estaría entre los vampiros que todavía se consideran jóvenes o de poca jerarquía. Pero además de eso, para alguien como yo, aficionado a la lectura y con interés por la historia y la filosofía, aquello era como tener una enciclopedia interactiva y seductora a mi disposición. Tanto es así que compartíamos noches enteras de debates y conversaciones sin fin sobre el pasado y el futuro de la humanidad. No echaba nada de menos su etapa humana, unos tres siglos atrás, y mostraba continuamente su superioridad hacia mi, a pesar de que yo me defendía como gato panza arriba, tratando de salvaguardar el honor y el prestigio de la indigna casta humana, unos seres por los que yo mismo, aunque esto no lo confesaría ante ella, sentía vergüenza ajena y desprecio, como especie. Pero reconocerlo sería claudicar ante su estirpe y de paso quitarle el picante a muchas de nuestras conversaciones.

El tema de los horarios no era causa de disputas ni grandes incomodidades. Ella dormía durante el día en su sarcófago. Sí, efectivamente, se vanagloriaba de poseer una reliquia auténtica anterior a la época de Ramses II. Yo le contradecía a ese respecto, me gustaba ver sus sexys colmillos apuntando hacia afuera cuando se enfadaba, por decreto, porque sí, porque apenas tenía pruebas para mantener en pie su historia del sarcófago. Le decía que era imposible que un cofre de esa antigüedad, policromado y en madera, se conservase en tan buenas condiciones. Ella me replicaba que le enorgullecía que la restauración que había llevado a cabo ella misma hace unos 150 años me pareciese tan magnífica. Entonces arremetía contra ella, afeándole la conducta de hacerse impunemente con un objeto de semejante valor histórico, sin que las autoridades fuesen conscientes de ello, como por arte de magia. Y ella pacientemente me contaba que había participado en una misión científica del siglo XIX en la que se había descubierto una pequeña pirámide al sur de El Cairo. Por supuesto, el hallazgo nunca salió a la luz, hoy en día su emplazamiento sigue siendo secreto, excepto para ella, claro.De forma que pudo esquilmar a su antojo todo la obra faraónica.

Era una amante de la cultura egipcia de la época faraónica, ya que la consideraba un eslabón intermedio entre los simples y mortales humanos y los dioses vampíricos. Por supuesto, como era habitual, llevaba razón, pero me cuidaba mucho de concederle el placer de la victoria, era más divertido jugar al gato y al ratón.

Las fiestas nocturnas con mi compañera inmortal eran de lo más espectacular y algo que echaré enormemente de menos. Las mejores eran las que celebrábamos en la intimidad de nuestro propio apartamento, sobre todo cuando teníamos invitados. Ella se vestía con sus mejores galas, vestidos góticos o faldas largas y oscuras con corpiños ajustados que realzaban sus senos espectaculares y sus caderas y que al contraste con su piel mortecina resultaban de lo más apetecible y erótico.

La mayoría de los invitados solían ser amigos míos, colegas de la facultad, que ya sabían de mi compañera de piso y acudían como las abejas a la miel en cuanto oían la palabra fiesta, tal era el imán y la atracción que ejercía mi encantadora vampiresa sobre todos los hombres. Normalmente no acudían mujeres, quizás no soportasen las comparaciones o su sentido femenino les alertase de algo, el caso es que siempre esgrimían alguna excusa para escaquearse. Yo jamás le había revelado a ninguno de mis amigos su verdadera condición, no por indicación de ella, sino por prudencia y respeto a su privacidad. Ella nunca dijo nada al respecto, pero su forma de actuar se alineaba plenamente con esa conducta.

Esto, además, daba lugar a situaciones cómicas entorno al misterio de la vampiresa, todo tipo de conjeturas que se le planteaban una y otra vez en cada fiesta que celebrábamos, mientras ella, encantada, se hacía la interesante y se dedicaba a flirtear con unos y otros. A veces, alguno había tratado de llegar a palabras mayores, intentando llevársela a la cama, por medio de la fueza física o el alcohol, ya digo que la atracción que ejercía sobre el sexo masculino era muy intensa. Pero nadie lo había conseguido. Recuerdo el chasco del guaperas del grupo, un tío rubio de 1,90 de altura, le apodábamos Thor por su portentoso físico y su rubia melena. Se lo tenía muy creído, la verdad sea dicha, aunque con razón, su presencia era imponente y se le conocían mil amores. De todos nosotros, se diría que Thor era el único capaz de ligarse a la roja vampiresa. Así que en la primera fiesta en que estuvo él mismo se presentó ante mi compañera, estuvieron bebiendo unas cuantas copas durante un buen rato. Todos les observábamos de reojo, esperando acontecimientos. Él le susurró algo al oido y ella le agarró la mano y entraron juntos en la habitación del sarcófago. Pero después de trancurridos solamente cinco minutos el salió de la habitación como alma que lleva el diablo, sin dirigir una palabra a nadie, pálido como la misma muerte, como si fuese otro vampiro, la pareja perfecta para ella? Jamás lo he vuelto a ver en una de mis fiestas, ni siquiera cerca de mi casa. Luego salió ella, la mirada ardiente en sus ojos azul océano, estaba más provocativa que nunca y a todos nos sudaban hasta las pestañas bajo su retadora mirada, sudor erótico. Por supuesto, nadie se atrevió a decir "es mi turno", todos hablábamos del calor que hacía aquella noche y de lo bueno que era aquel vodka ucraniano. Ella se incorporó al grupo de aduladores como si tal cosa, pronto todos estábamos riendo con sus ocurrencias y su influjo secular. Era como si nos conociera a cada uno de nosotros íntimamente, como si supiese que resortes  tocar para que la fiesta fuera sobre ruedas. Sin embargo, no mencionó una sola palabra acerca de lo sucedido con Thor en la habitación del sarcófago, era ella así de discreta a la par que sobrenatural.

Su fuerza superaba con creces a la de cinco hombres robustos y en cuanto al alcohol he de decir que era la mejor bebedora que he conocido jamás. Nunca le vi tambalearse ni un solo centímetro después de haber bajado botellas y botellas de licor. Porque los vampiros beben alcohol, sí señores. Así es, las novelas nos han enseñado erróneamente que su raza no prueba el alimento ni bebe líquido alguno, salvo la sangre de otras criaturas. Y esto no es del todo cierto. Efectivamente, no prueban alimento sólido alguno, o mejor dicho, no lo digieren, ya que pasa directamente a su intestino. Por eso, uno puede ir perfectamente a cenar o almorzar con un vampiro, sin que éste dé la nota para nada. Respecto a las bebidas, los vampiros son grandes bebedores, por no decir que la mayoría son unos alcohólicos perdidos. El agua sola la usan para enjuagarse los colmillos. A mi vampiresa le pirraba el vodka, era capaz de dar pasaporte a una botella entera sin pestañear y sólo después de la tercera se le empezaba a notar achispada.

Yo tenía que correr con todos los gastos de los guateques, mi compañera no disponía de un sólo euro ni falta que le hacía, no pegaba un palo al agua, trabajar es de tontos, decía. Me aseguraba que tenía un tesoro en oro y esmeraldas en la Isla de Vancouver y que algún día me compensaría con creces por todos los ratos agradables que le hacía pasar y por ser un humano soportable. El alquiler era lo único que me pagaba, o que pagaba alguien, ya que todos los meses me llegaba una transferencia desde Hong Kong por el importe exacto.

Pero como cualquier convivencia, había sombras. Cuando estaba hambrienta era intratable, peor que un animal salvaje enjaulado. Lo sabía muy bien y me apartaba de su camino, no era cuestión de poner a prueba su capacidad de resistencia ante unas buenas arterias y el aroma de mis glóbulos rojos excitados. En ocasiones, salía directamente por la ventana, al cobijo de las sombras, llevada por su necesidad de alimento. Algunas mañanas me encontraba con un olor a putrefacción insoportable, restos de ratas, serpientes o ardillas en alguna esquina; la caza no se había dado bien del todo y eran días de hacer mutis por el foro, hasta que saciase plenamente sus apetitos.


Alguna vez había salido el tema, medio en broma medio en serio, de convertirme en "hamburguesa" para ella. Me decía con sus labios carnosos que sólo un poquito, que apenas notaría nada, pero que si quería me podía convertir en uno de ellos y ser su amante. Yo me quedaba pensativo. Vivir de noche, eternamente, aprender con el paso de los siglos, experimentar noches eternas de placer como nunca había imaginado, contemplar el mundo desde las alturas, reirme de la factura de la luz y del precio del jodido combustible, viajar a mi antojo por todo el mundo, a lo largo y a lo ancho, hacia el futuro, conocer la evolución de la ridícula especie humana y de los siglos sin fin, quizás vivir en otro planeta...Algunos de los suyos habitaban ya en Venus. Efectivamente, allí existía vida, la suficiente para resistir y, según me contaba, había espacio de sobra.

La oferta era tentadora pero siempre existía un freno, ese algo que era mi condición humana a la que me aferraba, ese miedo ancestral que todos tenemos a cambiar nuestra esencia, a cambiar de dimensión, dejar atrás esta carcasa de huesos y vísceras en busca de una existencia nueva y más completa, más perfecta, donde la materia pierde importancia, porque sabes que existirás para siempre.

Finalmente pasó lo que sospechaba que pasaría algún día, aunque no sabía cuando. Así como llegó, sin esperarlo, se fue, sin aviso de ningún tipo. Me levanté una mañana para ir a la facultad, recién duchado y con una taza de café humeante en la mano, había sido una noche larga... Me sentía diferente, completamente distinto porque la noche anterior apenas había dormido y no la había pasado en mi cuarto, sino en el del sarcófago. La había estado amando hasta la extenuación, hasta el agotamiento total y el embotamiento de mis sentidos. Mi cuerpo había dicho basta, era suficiente con que ella me palpase con un simple dedo en cualquier poro de mi cuerpo para que un escalofrío de placer me electrocutase de los pies a la cabeza. Por hoy has alcanzado el límite de tus sentidos, no seas avaricioso o perderás la cabeza, me había dicho. Sabía que ella estaba insatisfecha, ávida de más acción, pero asumía mi saturación emocional y con una cálida sonrisa de su fría boca dejó de acariciarme y se echó a un lado. Caí en un profundo sueño y desperté en mi camastro.

Antes de irme a mis clases quería verla una vez más, aunque fuera de día. Corrí las cortinas de las habitaciones hasta dejar el apartamento en penumbra, giré lentamente el picaporte de su habitación, pero ésta estaba vacía, más vacía de lo que nunca lo había estado, el único objeto que había entre aquellas cuatro paredes, el sarcófago de los egipcios, se había volatilizado. En su lugar sólo quedaba una nota, sellada al suelo con una gota de sangre. Me he vuelto a enamorar de un humano y me juré a mi misma que eso no ocurriría nunca más. Vive, mi amor!

Ese día no fui a la facultad, ni los siguientes tampoco. Cuando me di cuenta de que no tenía sentido morirme en mi habitación, salí a la calle, sabiendo que mi alma siempre estaría incompleta pero dichoso porque había rozado la gloria durante una noche y durante todo el tiempo que ella estuvo en mi apartamento. Yo también estaba enamorado de ella, aunque nunca había tenido el valor de sostener su mirada y decírselo a la cara.

Puse un anuncio en el tablón de mi facultad para buscar una nueva inquilina para la habitación.

SE ALQUILA HABITACION A CHICA RESPONSABLE, BUENA SITUACION Y BUENAS CONDICIONES. IMPORTANTE: APORTAR PARTIDA DE NACIMIENTO.

2 comentarios:

  1. Pásale mi correo a la vampiresa o en su defecto a un vampiro que esté a la altura cuando coincidas de nuevo con ella...

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Lo siento, el de la vampiresa es para mi, le preguntare sobre algún vampiro, alguna preferencia en concreto?

      Eliminar