El desastre de Lampedusa es una constatación más, por si hicera falta, de la estercolera que habitamos. Alguna novedad al respecto? El mundo siempre ha sido un vertedero de hombres, de vanidades y de egoísmo, por qué sorprenderse a estas alturas por ello? Quizás porque en el mundo actual se podrían hacer más y mejores cosas de las que se hacen para cambiar lamentables realidades como las del hambre y el tercer mundo?
Pero analicemos la situación. Por un lado tenemos la infamia de los poderes públicos del gobierno italiano, y subsidiariamente de la UE. Cabe esperar algo de una casta política como la italiana, cuyo panorama pone el vello de punta incluso a nosotros que estamos curados de espantos con todo la escoria que pulula por nuestros parlamentos? Por supuesto que no, los diversos cavalieri italianos han cumplido con su natural papel de perfectos inútiles que hacen la vista gorda o miran para otro lado, ante una realidad que se repite, hasta que pasa la tragedia y entonces reaccionan, por obligación no nos engañemos, mal y tarde. Total son solo unos cuantos negros menos... quién se va preocupar... Pero hay más hijos de puta en todo este asunto, por supuesto. La lista se completaría con toda la recua de sinvergüenzas que anida en ese mal llamado Parlamento Europeo, un lupanal de víboras y sanguijuelas en toda regla. Pero, de nuevo, a qué llevarse las manos a la cabeza? A caso esa gentuza no es la misma que cada uno de los países de la "desUnión Europea" tiene en su propia casa? Más de lo mismo, es decir, mierda sobre mierda, ya tenemos una montaña de mierda considerable.
Y dando un paso más, saliéndonos de ese corralito apestoso, de ese círculo de paletos trajeados que es la UE. Acaso lo que pasa en las costas mediterráneas desde hace años no es algo que pase en otros países, en otras latitudes? Qué ocurre, por ejemplo, con las pateras de Cuba a Miami o con la emigración a través de la frontera de México con EEUU? Es el mismo títere vestido con distintos trajes. Pero la realidad, palmaria y ácida, es la misma en todas las partes de este putrefacto planeta.
Pero demos una vuelta de tuerca al asunto, descendamos de los altares del poder corrompido por la ambición y el interés personal y político, bajemos al ruedo de lo cotidiano. Ha escuchado usted mientras tomaba el café esta mañana algún comentario respecto al luptuoso suceso o más bien se oía hablar de quién ganará la liga este año y de lo jodido que lo tiene Alonsito en su Ferralla? Y luego, mientras trabajaba en la oficina ha escuchado a l@s cotillas de siempre hablar de peliquerías, de modelitos de saldo y de lo bueno que está el tiempo o por el contrario se han metido a lamentarse de lo acaecido en las costas italianas?
Tenemos el mundo que queremos, al menos el que quiere la mayoría, y por supuesto el que defienden con uñas y dientes las élites económicas y los grupos de poder del planeta, trabajando en la sombra o plena luz del día, para que esto sea así. Vivimos bajo el yugo del egoismo y del materialismo dominante, y si usted se ha parado a pensar por unos minutos en los cientos de muertos bajo las aguas y en la pena de que cosas así sucedan una y otra vez, seguro que habrá habido alguien que le ha puesto en su sitio, es decir, en la rueda para que siga girando y dándole a la máquina registradora. La rueda debe seguir en movimiento y bien engrasada, así que móntese y no pierda tiempo!
Por último, por una vez, hay que reconocerle al Papa, al de ahora, que no a la apolillada Iglesia, que haya puesto el grito en el cielo con todo este asunto, ya ha hecho más que muchos mierdas de traje y corbata que creen, o nos quieren hacer creer, que nos representan. Porca miseria.
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