Nº de páginas: 352 págs.
Editoral: TEMAS DE HOY
Lengua: CASTELLANO
ISBN: 9788499983363
Precio: 17,90€
“El gran cambio” propone alternativas reales e incita a la
movilización. Todo el mundo debería leerlo para estar preparado en la nueva era
que comienza. El autor se moja criticando a los políticos actuales y
proponiendo que los ciudadanos tomemos las riendas de nuestro futuro.
"Confío y deseo en que estas páginas hayan contribuido a que una sola persona
haya decidido incorporarse al ejército de desinteresados que salen de sus
casas, abandonan el miedo y la desidia, la inacción y el descrédito, y se
implican con la ciudadanía para que el gran cambio, más allá de su impacto
económico en forma de crisis, sirva para vivir en una sociedad mejor. Una
sociedad más viva, más humana, más solidaria".
¿Quieres formar parte
del gran cambio o prefieres ser víctima del sistema? Este es el dilema que nos
presenta Fernando Trías de Bes en su nueva obra. De acuerdo con su
planteamiento, lo que aparentemente es una crisis financiera, inmobiliaria o
bancaria es en realidad la punta de un iceberg que esconde una transformación
profunda del mundo.
En su opinión, la crisis económica no es más que la fase
final de estos últimos cien años de desarrollo y crecimiento y supone el
trasvase del poder y la riqueza desde Occidente a otras partes del mundo. Nos
enfrentamos, dice, a un cambio de era marcado por el derecho de los países
emergentes a participar del comercio internacional y por la evolución
tecnológica. Frente a esta situación el autor nos anima a tomar las riendas de
nuestro futuro y actuar solidariamente.
He decir que en algunas cosas estoy muy de acuerdo con el autor pero en otras nada en absoluto. Estoy con el autor en que la crisis actual es una crisis de la sociedad en su conjunto y sobre todo política. De la sociedad porque el pueblo no se moviliza, en España esto es especialmente palpable, frente a los cambios que se están produciendo y los abusos que sufre por parte de la clase política y de la maquinaria capitalista. No todos los pueblos responden igual (véase Grecia, Reino Unido, EEUU, etc) pero en el fondo subyace una suerte de desidia, de pesimismo tenebroso, de alea jacta est, que lleva a las gentes a cerrar el buzón y quedarse en casa viendo la tele o salir a los sempiternos bares a llorar sus penas sin mover un dedo más que para pagar la consumición.
Sin embargo, disiento claramente con el señor Trías de Bes cuando enuncia que hay un trasvase de riqueza de las naciones ricas (occidentales) a las pobres de antaño o en desarrollo. No creo que sea así. En todo caso lo que se está dando es la formación de una sociedad de clases (capitistas, claro) en países donde hasta ahora no existía este fenómeno, mayormente por su aislamiento o por ser colonias sometidas al expolio occidental. China, Rusia son claros ejemplos de los primero; India, Brasil, Sudáfrica, México, son claros ejemplos de lo segundo.
Pero no creo que se pueda hablar de trasvase de riqueza de las naciones occidentales a esas otras que he citado. Primero porque, a pesar de todo, se sigue creando riqueza, bien es cierto que a costa de seguir cargándonos el planeta de forma irremediable de momento, es decir, con técnicas de producción no sostenibles en su mayoría. Las naciones occidentales son cada vez más ricas y las pobres también. Ahora bien, lo que sí se está dando, en mi opinión, es un fenómeno de redistribución de renta interna dentro de los países o, por decirlo de otra forma, se extreman las diferencias entre clases o estratos sociales, tanto en los países ricos, como en los pobres o en los emergentes. Este fenómeno es posible gracias a la desvalorización del factor trabajo. Qué queiro decir con esto? Pues sencillamente que el factor trabajo es cada vez menos valorado y por tanto cada vez peor remunerado, los asalariados tienen un futuro muy negro, por contra los que invierten en capital, del tipo que sea, verán en general aumentar su rentabilidad y sus ingresos.
Y es que, señores, hay que darse cuenta que vivimos en un planeta superpoblado y con tendencia a superpoblarse más con el paso de los años. Los avances en la medicina y la reducción de la jornada de trabajo, que reduce el sueldo pero también el estrés y por tanto eleva la calidad de vida, tienen sus efectos palpables sobre la evolución demográfica. Es decir, aumenta la espernaza de vida (y la edad de jubilación) y aumenta la población. Si aplicamos la infalible ley de oferta y demanda, nos encontramos con un panorama desolador para los currantes por cuenta ajena de toda la vida.
Este proceso de caída en los salarios reales es más incisivo, lógicamente, en los países occidentales, donde se parte de un nivel de renta per cápita muy superior al de los países emergentes o en desarrollo. Pero estos últimos pasarán por esa fase o se quedarán a medio camino, es decir, los salarios reales no aumentarán tanto como deberían en una fase de bonanza o de crecimiento continuado. Y cuando hablo de salario real quero incluir en ese concepto no sólo una nómina ajustada por la inflación sino el conjunto de derechos y servicios que el ciudadano recibe de las instituciones a las que paga sus impuestos y cotizaciones. Yo lo expresaría como una segunda proletarización de la mano de obra, una ola imparable de pérdida de derechos de los trabajadores y de culto al dios CAPITAL. Abróchense los cinturones.
el libro que todos deberiamos leer, para salir de nuestro insoportable sopor, sopor que aprovechan los políticos para seguir su frenético ritmo de vida y carreras para irse de puente.
ResponderEliminarEl Congreso se parece cada día mas al hipódromo...
ResponderEliminar