1. Crystal Ann 01:41 instrumental
2. Alison Hell 05:00
3. W.T.Y.D.
(Welcome to Your Death) 03:56
4. Wicked
Mystic 03:37
5. Burns Like
a Buzzsaw Blade 03:33
6. Word Salad 05:49
7. Schizos
(Are Never Alone) Parts I & II 04:32
8. Ligeia 04:47
9. Human
Insecticide 04:50
Jeff Waters
Guitars, Bass, Vocals (backing)
Ray Hartmann Drums
Randy Rampage
Vocals
Wayne Darley Bass
Cuando uno revisa un clásico que tiene más de 20 de años de antigüedad y que ha alcanzado un éxito y reconocimiento masivo, la verdad, es que no hay mucho que decir o añadir, al menos no se va a descubrir nada, nada que no se haya dicho o comentado ya con anterioridad en cientos y cientos de páginas. No es el caso de un grupo underground, donde uno puede descubrir cosas a una mayoría de no iniciados. Los Annihilator llevan muchos años en el mercado, tienen un nombre, una marca se podría decir incluso, y eso a pesar de que los últimos discos de la banda, me refiero a los que se han editado desde la salida del gran Comeau de la banda, son un truño de dimensiones paleolíticas.
Este es el disco debut de la banda más famosa de Canadá. Un joven poco conocido, el señor Waters, dejaba pasmado al personal con el despliegue de un arsenal de riffs y solos de guitarra como pocos se habían visto hasta esa época. Realmente se puede decir que Annihilator elevó el thrash a un séptimo cielo con este disco y con el que vendría despúes, su también fantástico Never, neverland.
Con este debut Annihilator llega a la cumbre del thrash, tarde quizás para el año en que se publicó, pero no por eso de manera menos exitosa y contundente. Digo tarde porque los 90 estaban a la vuelta de la esquina y todos sabemos lo que significó eso, sin embargo los canadienses todavía editarían muy buenos discos en los 90, todavía tenían mucho que mostrar, aunque eso será objeto de revisión otro día. Lo que tenemos aquí es un thrash ultraspeedico y técnico a la vez, pero ojo, no exento de melodías y unos solos de caerse de espaldas, algo que sin duda los diferenciaba del 90% de los thrashers que pululaban por el orbe metalero. Eso se debe sin duda y sobre todo, a la calidad técnica a las 6 cuerdas del gran jefe, y bicho raro donde los haya, Jeff Waters. Un tío especialista en sacar ritmos que cortan la respiración y muy hábil y acertado en los solos de guitarra, es decir, un guitarrista sumamente completo, que además. y al menos hasta recientemente, se sabía rodear muy bien, aunque llegó a editar discos prácticamente en solitario.
Randy Rampage hace un buen trabajo vocal, con una agesividad no exenta de notas que acompañan perfectamente la locura de Waters, un binomio perfecto, aunque poco duraría en la banda porque ya no estaría para el segundo disco. Curiosamente volvería años más tarde con el Criteria for a black widow, las cosas del Sr. Waters, me atrevería a decir. Aunque, por haches o por bes, los buenos discos de Annihilator siempre han contado con buenos vocalitas, si exceptuamos al propio Waters, que aunque no lo hace mal del todo, cantar no es lo suyo
Personalmente, no es mi disco favorito de Annihilator, aunque reconozco que fue un trueno en su época, con todo merecimiento, y que ocupa un lugar destacado en el Olimpo de los dioses del metal. Annihilator siempre ha sido una banda a tener en cuenta, un grupo de esos que sabes que pueden aportar cosas nuevas, frescas, algo al alcance muy pocos.
gran repaso a la historia de unos jefes, pero cuando llegues a la época de david padden vas a sufrir.
ResponderEliminarjajaja no, es que la época de Padden me la paso por el forro, para mi como si no exisitiese, en todo caso una mención genérica diciendo que es una cagada y blablabla
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