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domingo, 15 de diciembre de 2013

Petra, la ciudad perdida (Jordania)


Hay lugares en el mundo cuya sola visión alimenta mis sueños, mi imaginación y mis ganas de salir del pueblo para ver mundo. Petra es uno de esos lugares mágicos, recogido entre las rocas, escondiendo su tesoro y recibiendo al visitante con su espectacular y misteriosa fachada. Muchas veces he divagado acerca de la cara que se le quedaría a uno si se encontrase con ese pórtico sin tener conocimienro previo de él, cual Indiana Jones, la sorpresa y el sobrecogimiento serían monumentales.


Oculta entre las montañas, Petra se convirtió en una rica ciudad gracias al comercio caravanero. A su entrada se alza la magnífica fachada del Tesoro, tal vez la tumba del rey Aretas IV. Desde el 7 de julio de 2007, Petra forma parte de las Las nuevas siete maravillas del mundo moderno. Además, numerosos edificios cuyas fachadas están directamente esculpidas en la roca, forman un conjunto monumental único que desde el 6 de diciembre de 1985 está inscrito en la Lista del Patrimonio Mundial de la Unesco. La zona que rodea el lugar es también, desde 1993, Parque Nacional arqueológico.


El nombre de Petra proviene del griego πέτρα que significa piedra, y su nombre le va como anillo al dedo. No se trata de una ciudad construida con piedra sino, literalmente, excavada y esculpida en la piedra. El asentamiento de Petra se localiza en un valle angosto, al este del valle de la Aravá que se extiende desde el mar Muerto hasta el Golfo de Aqaba. Los restos más célebres de Petra son sin duda sus construcciones labradas en la misma roca del valle.


Las ruinas de la antigua ciudad nabatea de Petra, en el desierto de Jordania, compiten en espectacularidad y belleza con las de Palmira, en Siria, Baalbek, en el Líbano, o Gerasa, en Jordania. Las fachadas dispersas por todo su perímetro corresponden en su mayoría a las tumbas de los riquísimos comerciantes, nobles y monarcas que compitieron por mostrar a sus paisanos su fortuna formidable. Los estudios ponen de manifiesto que la ciudad monumental corresponde básicamente a la época imperial romana, después de que Petra cayera bajo la órbita de Roma en el siglo I a.C. Las fachadas de las tumbas reproducen las de los grandes templos, como si los difuntos compitieran con los dioses en la suntuosidad de sus moradas.


Pero Petra no era sólo una ciudad para los difuntos. Los palacios, las casas, los negocios, los templos, los almacenes, los talleres y los espacios públicos daban cobijo a las actividades cotidianas de una ciudad próspera, bulliciosa y abierta al establecimiento de extranjeros, por más que su localización proporcione la imagen de una ciudad cerrada y recóndita.


Todo tenía su espacio en la brillante ciudad donde recalaban caravanas de dromedarios cargados de exóticos productos llegados de los rincones más lejanos de Oriente. El origen de la riqueza de Petra estuvo en el comercio caravanero. Hasta siete rutas confluían en la ciudad del desierto, desde donde se distribuían los productos hacia Alejandría, Jerusalén, Damasco, Apamea y muchas otras ciudades.


La arqueología proporciona información sobre algunos aspectos de la vida cotidiana en Petra. Por ejemplo, las excavaciones han revelado que el pescado formaba parte destacada de la dieta de los habitantes de Petra, y que su consumo se acrecentó con el tiempo. Curiosamente, según dicen los arqueólogos, lo que no había en la ciudad eran gatos, que no se introducirían hasta el siglo VI, así que es de suponer que perros y ratones vivieron felizmente durante muchos siglos.


En cuanto a la agricultura, el área de Petra dedicada a cultivos era considerable. Entre finales del siglo I a.C. y finales del II se construyeron numerosos diques y canales. Muchos restos de estas pequeñas represas son aún visibles en el área circundante de la ciudad, pero lo que resulta más vistoso son los canales que conducen el agua a su interior, que todavía hoy son causa de admiración entre los viajeros que discurren por el Siq, el angosto desfiladero que conduce a Petra. El agua abastecía fuentecillas y estanques en el área urbana, así como a un gran ninfeo, un santuario dedicado a las ninfas, diosas acuáticas, cuyos restos todavía son visibles en la vía Columnada, junto a un árbol solitario, testigo de la humedad del lugar.

Un sitio que vale la pena visitar, un museo excavado en la roca, bien merece una escapada para perderse entre sus desfiladeros y sus siglos de historia cincelada en el valle de Aravá.

4 comentarios:

  1. ACUDO A LA GENTE SABIA Y CON MEMORIA MUSICAL COMO TÚ !!

    https://onedrive.live.com/redir?resid=F7657C4A4C10F957!50205&authkey=!AKzyEzNaq_PDwDQ&ithint=file%2cmp3

    conozco eso que tarareo en ese audio, pero no caigo !! TE SUENA DE QUÉ GRUPO TENÍA ESA INTRO EN ALGUNO DE SUS DISCOS ??? Te agradecería mucho si le echas una escucha, son unos segundos sólo

    Por cierto, gran blog !!!

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  2. hola, siento no poder ayudarte, pero es que no me suena de nada.
    Saludos

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