01. Frost and Fire
02. I’m Alive
03. A Little Fire
04. What Does it Take
05. Edge of a Knife
06. Better Off Dead
07. Maybe That’s Why
08. Cirith Ungol
Greg Lindstrom
Guitars, Keyboards, Bass, E. Bow, Vocals
Robert Garven Drums,
Vocals
Tim Baker
Vocals
Jerry Fogle (R.I.P. 1998)
Guitars
Con el nacimiento de la nueva década veía también la luz el primer disco de una de las bandas más grandes que ha parido el metal, aunque éstos eran de la estirpe cavernícola, la luz no era lo suyo, se movían mejor entre las sombras. Grupo de culto que a estas alturas de la película todavía estaban definiendo su sonido y su estilo propio, si bien se deja entrever ya parte de su tesoro, pero el salto cualitativo de este buen Frost and fire al mítico King of dead es de una magnitud innegable.
En estas latitudes teníamos todavía una banda muy influenciada por las grandes de los 70 y que nadaba entre el nuevo heavy que se iba abriendo camino y el sonido más sicodélico y evasivo de los 70, con una carga Sabbath muy importante, definitivamente el disco suena más a heavy de los 70, si se me permite la expresión, que a Heavy Metal, el de los 80, el que se escribe con mayúsculas, en toda la extensión del termino, pero también hay que tener en cuenta que esto eran los albores de la nueva década y hay incluso quién consideraba a los Cirith como unos transgresores, con un sonido extremo. Bien, más de 30 años después es difícil ponerse en esa piel y en el punto exacto del entorno y de la evolción de la musica, pero está claro que no eran unos tipos que se dedicasen a hacer imitación de sus ídolos.
Las prestaciones vocales de Mr. Baker, siempre pecualiares, se quedan cortas con lo que serán sus desgarros en su magna obra del 84. Baker fue evolucionando también hacia un ser más de cavernas, fue huyendo de la luz, pero aquí todavía se movía bastante en la superficie, con una voz bastante cristalina, y su tono no suena ni la mitad de estridente y personal que lo haría en los años venideros. Mientras que el fino estilista Lindstrom nos deleita con un concierto de guitarra a los usos de lo que se hacía en los finales de los 70, sin sorpresas.
Como tantas otras bandas, Cirith Ungol bebía a estas alturas de lo que habían hecho los grandes, en ese sentido este disco no contribuyó al descubrimiento de un nuevo metal, pero sí a afianzar la progresión hacia la música de los 80 que se respiraba ya en el aire de la tormenta que comenzaba a arreciar. Hay pasajes, momentos, donde se nos deja ver la tierra prometida. Y eso es, en esencia, en mi opinión, este disco una promesa. La promesa de un futuro mejor, que se haría realidad cuatro años más tarde en toda su palmaria crudeza.
Un buen disco, que los ponía en la escena y en la rampa de lanzamiento para su gran golpe en la mesa. Se iniciaba la cuenta atrás: 4...3....2....1....
los dioses cirith ungol, banda de culto dónde las haya, tengo pendiente revisionar su discografia.
ResponderEliminarBuffff pues eso no debería faltar en tu biblioteca de Alejandría. Deberías ponerle remedio cuanto antes
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