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miércoles, 15 de enero de 2014

La teoría conspiratoria

Estas son las palabras que ha plasmado en un escrito el todo honorable fiscal del Estado, un tal Pedro Horrach, que debe tener complejo de Dios o algo así. En el escrito presentado este tipo acusa al juez José Castro de urdir una "teoría conspiratoria" para imputar a la Infanta Cristina con el fin de atribuirle un delito fiscal.

Cosas como está te hacen pensar y reflexionar sobre el país en el que vives y en cómo funcionan las cosas en España. Vamos a ver. Se supone que este alto funcionario del Estado tiene como prioridad defender los intereses del pueblo español y no constituirse en parte implicada en el abuso que el Gobierno español y la monarquía española están haciendo del Derecho, de la justicia. No olvidemos todos los trapos sucios, todos las piedras que el gobierno ha volcado en el camino mediante el largo brazo de la Hacienda Pública, esa puta que dice que Hacienda somos todos. Finalmente, la presión mediática y popular han puesto en evidencia el vil juego de Montoro y sus secuaces, al servicio de una monarquía en caída libre, en contra de los derechos del pueblo, esos que dicen que todos somos iguales ante la ley y que las leyes están para cumplirlas.

Pues bien, este fiscal metido a deidad de pacotilla, no se da por aludido y sigue metiendo el dedo en el ojo de la justicia, y en concreto del juez instructor, en un caso sangrante por la demora con que ha sido imputada la señora de marras. Imputación que se ha hecho tarde y con un trabajo explicativo, léase informe, como pocas veces se puede ver en estos casos, con una exhaustividad que se antoja incluso desproporcionada ante las evidencias que afloran con un tufo penetrante.



Por ello me surgen múltiples y preocupantes preguntas. Quién está detrás del fiscal (pregunta retórica) y hasta dónde están dispuestos a llegar? No les cae la cara de vergüenza a este secuaz y a los poderes en la sombra (otra pregunta retórica) ante tan infame forma de dirigir y manipular las cosas? Pero sobre todo, no debería existir un control sobre este Pedro Horrach? O es que tiene carta blanca para decir y actuar como le venga en gana? No debería alguién denunciar a este sujeto por su denigrante falta de profesionalidad y mercantilismo? No debería haber dimisiones a trote moche en algún estamento público que se me antoja de las altas esferas? Quién va a poner coto a esto? Estoy empezando a pensar que el fiscal del Estado es omnipotente y que ni Dios le puede meter mano, o acaso ha elegido Dios encarnarse en algo tan vulgar?

La película no ha terminado y promete muchos más momentos de esperpento, no me cabe duda.

4 comentarios:

  1. la justicia está comprada en este país, los peperos y sociatas eligen jueces a su antojo, y cuado uno trata de ser ecuánime y justo, le llaman los putos políticos, pijo acrata.

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  2. Sin duda. De todas formas, prefiero mil veces que me llamen pijo ácrata que no de derechas. Ser de derechas en este país se está conviertiendo en un estigma, a fuerza de todas las barrabasadas que hacen estos manducantes y de toda la chulería que rebosan, dejando un rastro inconfundible, además de una peste insoportable.

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  3. Según parece la Infanta quiere declarar ante el juez Castro. Lo pudo hacer antes sin llegar a esta situación. El fiscal no debe torcer lo que ahora parece que se endereza.

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    1. La infanta va voluntariamente y eso que sabe, como bien dice el fiscal, que todo es una trama conspiranoica, esta clarísimo. Que país de cafres...

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