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lunes, 17 de febrero de 2014

El capital riesgo

En un entorno financiero tan apagado como el español, donde a las pymes les cuesta dios y ayuda acceder al crédito, a pesar de que los gobernantes y las instituciones financieras nos tratan de convencer de lo contrario con palabras (no con hechos), se hace necesario que las pymes busquen soluciones alternativas, nuevas vías de financiación para afrontar sus proyectos de inversión y de crecimiento.

Una de esas salidas puede ser la ampliación de capital, pero a no ser que su empresa goce de un cierto prestigio y reconocimiento en su sector es difícil que terceras partes se interesen por su emisión de bonos o acciones. Existe una fórmula intermedia, tampoco al alcance de cualquier empresa, no nos engañemos, que puede dar solución a esos problemas de liquidez a corto y medio plazo. Hablo del capital riesgo.

Esta forma de financiación no es nada novedosa, pero creo que no me equivoco al afirmar que su uso en España es bastante escaso, por no decir que muy desconocido. En economías más dinámicas como la estadounidense, por ejemplo, es mucho más recurrida y algo habitual, aquí sin embargo se ve casi siempre como un último recurso y como la vía última para salir al paso de los problemas de financiación de una empresa.


De todas formas, es necesario contemplar ciertos aspectos y precauciones antes de meterse en este terreno. Es necesario conocer, como todo, el funcionameinto de esta herramienta, su alcance y sus repercusiones, quién puede acceder, cómo y hasta cuando.

No todas las pymes son susceptibles de beneficiarse de una inyección de dinero mediante el capital riesgo, es necesario que se cumplan una serie de condiciones mínimas que hagan atractiva una empresa para que el fondo de capital riesgo se decida a inevrtir en su empresa. No olvidemos que ese fondo es a su vez una empresa que busca también la rentabilidad a sus propios recursos, recursos que invierte en una entidad empresarial porque espera de ese modo obtener un beneficio, ése es su negocio. Por tanto, aquellas empresas en crisis, las que están en declive o en liquidación se pueden ir olvidado del capital riesgo. Por el contrario, los emprendedores, con planes de negocio que respalden su idea empresarial, las empresas dinámicas o en crecimiento, las consolidadas en un sector o en expansión en otros mercados, pueden ser susceptibles de acudir a esta vía de financiación.

Uno de esos conceptos que la pyme debe tener meridianamente claro es el horizante temporal. El capital riesgo insufla dinero en la empresa adquiriendo parte del capital o acudiendo a una ampliación. Pero mientras que la empresa tiene una visión de largo plazo, ya que además de perseguir un beneficio persigue su pervivencia en el tiempo, el capital riesgo trabaja con un esquema temporal mucho más corto, que suele andar alrededor de los 3 a 5 años. Transcurrido ese tiempo la entidad prestamista retirará su inversión con un benificio esperado.

Uno de los “peligros” del capital riesgo es la pérdida de la propiedad de la empresa. Dado que el fondo tiene previsto recuperar su inversión, es casi seguro que se incluirán algún tipo de claúsulas en la operación que le permitan asegurarse de que eso sea así. Una de esas claúsulas, casi insalvable, es la conocida como drag along. Tampoco es extraño que los fondos quieran tener un peso en la toma de decisiones de la empresa o incluso ejercer un derecho de veto. 

Puede llegarse al extremo, en virtud de esas claúsulas de garantía de liquidez, que los propietarios de la empresa se vean obligados a vender la totalidad de sus acciones para que el fondo recupere su inversión (claúsula drag along). De hecho, si nos paramos a pensarlo detenidamente, no es tan extraño que se den ese tipo de situaciones. Es bastante habitual que la venta de una parte de las acciones de una empresa, en minoría, no sea suficiente reclamo para la entrada de nuevos inversores que no tendrían el control de la misma.

Por eso, es muy importante prestar atención a esos clausulazos y establecer incluso pactos de recompra, es decir, que en caso de que el fondo no pueda hacer líquida su parte, la familia tenga el derecho a comprarle su parte. Puede que no sea la solución óptima, sobre todo en el escenario crediticio que vive España, pero es el menor de los males. Puede ser éso o literalmente quedarse sin empresa. En definitiva, el capital riesgo es una fórmula para que la empresa pueda desarollar sus planes de crecimiento a medio plazo y situarse en una situación económica-financiera más favorable que le permita afrontar mejor el escenario que le plantea el mercado. Es como si la empresa estuviese obeteniendo un tiempo extra, evitando la asfixia financiera, una prórroga, como el reo que apela a una corte superior y gana tiempo para que la sentencia no se ejecute de manera inmediata. Su deseo es que en el interim surjan nuevas circunstancias que le coloquen en una situación más favorable, algo que, por supuesto, también desea y espera el fondo de capital riesgo cuando apuesta por una empresa.

Como decía, el capital riesgo no es una ONG, busca su propia rentabilidad a la inevrsión realizada. Y no son rentabilidades bajas, a veces rondan el 20% o más. Eso puede hacer que la recompra de las acciones por parte de terceros o de los propios accionistas familiares sea difícil. En ese caso otra tabla de salvación puede ser que la empresa adquiera mediante financiación bancaria esas acciones y las incorpore a su autocatera. No deja de ser una prórroga, vale, pero en la coyuntura actual puede que no haya otras soluciones, eso y rezar para que el mercado financiero se normalice y vuelva a fluir el crédito.

Si su empresa esta necesitada de liquidez y los grifos de los bancos no le sueltan ni gota, esta es una posibilidad. Prepare su plan de negocio, véndaselo bien al capital riesgo y prepárese a lidiar con estos tiburones financieros.

7 comentarios:

  1. Me temo que nuestras pymes lo tienen difícil para conseguir la entrada de capital riesgo que les permita producir de forma inmediata adquiriendo la materia prima y los servicios necesarios para una clientela potencial que ya fue sondeada y muestra interés por esos bienes que la empresa ofreció sobre catálogo o mediante un prototipo.

    Nuestro mercado financiero, se encuentra muy lastrado por lo que todos conocemos: el problema inmobiliario y las insolvencias de compradores de viviendas que han perdido su trabajo y por consiguiente no pueden hacer frente al pago de las cuotas hipotecarias.

    Esta idea de que la banca no da crédito, se quiere disipar por parte de los mayores bancos del país y es frecuente ver un anuncio en los cajeros que dice más o menos: "damos créditos"

    A las pymes les iría muy bien si las Sociedades de Garantía Recíproca, fuesen menos cautelosas y apostaran por los emprendedores, aportando su aval ante el Banco, que en este caso, puede decirse, que difícilmente rechazará la concesión del préstamo a la Pyme.

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    1. Efectivamente, el capital riesgo no está concebido para cualquier pyme, esólo para una minoría, para aquellas empresas que ofrecen dinamismo y rentabilidad pero que tienen estrangulamientos financieros.
      En cuanto a los avales, tampoco se han demostrado como una solución, las entidades de crédito se resisten igualmente dependiendo de quién sea el cliente.

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    2. Si el aval es de una Sociedad de Garantía Recíproca, el Banco nada tiene que oponer a la concesión del préstamo. La S.G.R. ha estudiado la viabilidad del proyecto de su cliente y lo garantiza ante cualquier entidad respondiendo por él, de lo contrario estas sociedades no tendrían sentido alguno.

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    3. Volvemos a lo mismo, si te conceden el aval y si te lo cubre la totalidad del préstamo, que los bancos no pasan ni una ahora.

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    4. Hombre sí, el aval de un SGR cubre la totalidad del préstamo. Lo que habrá que discutir es la contragarantía que exige la Sociedad de Garantía Recíproca.

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  2. Nada que ver con todo esto, pero ya que hemos tocado el tema de los Bancos, me gustaría leer un buen artículo sobre la gran habilidad de los judíos para los negocios en general y su gran pasado de banqueros de las grandes Casas Reales.

    Recordemos a los Fugger, judíos alemanes banqueros de Felipe II, que tenían la facultad de acuñar moneda, se adjudicaron la explotación de las Minas de Almadén y las de plata de Guadalcanal (Andalucía)
    Los Rotchild, Rockefeller, Krupp, Armstrong y muchos más fueron grandes empresarios del petróleo, acero, transportes y nunca faltó la banca entre sus actividades.

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    1. Fueron, y son, una fuerza dinámica de la economía a nivel mundial. Quizás hoy se encuentren un poco a la sombra de los chinos, pero siguen estando ahí, su presencia es innegable y su influencia también.

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