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martes, 11 de febrero de 2014

Lalibela (Etiopía)


Estamos ante uno de los lugares más fascinantes de África. Una ciudad monástica excavada en la roca rojiza del norte de Etiopía .De los muchos templos tallados en la roca como bloques monolíticos destaca el de Biet Ghiorgis, la iglesia de San Jorge.

Lalibela fue construida por la dinastía Zagüe, que gobernó el país hace 800 años, un lugar de ensueño, parece extraído de un mundo paralelo o remoto, ajeno a lo que conocemos actualmente. 


En el siglo XII, el príncipe Lalibela hizo construir al norte del actual territorio etíope una docena de iglesias excavadas en piedra. Todas ellas, comunicadas por pasadizos subterráneos que horadan las rocas volcánicas de la reseca y aisladísima población que hoy lleva el nombre del monarca, se erigen como un milagro inesperado y fabuloso del cristianismo en esta ignota esquina del continente africano.

Al  norte de Etiopía nos encontramos con la antigua Roha y la actual Lalibela. Las iglesias de Libela están divididas en dos grupos totalmente diferenciados gracias al río Jordán que las separa, pero estas iglesias están comunicadas entre sí por pasadizos y túneles que los peregrinos utilizan durante su visita. La Iglesia de Biet Giyorgis es la mejor conservada y es la única que se encuentra separada de las demás.


Las montañas del centro de Etiopía esconden un gran secreto. Sus pueblos, a casi 3000 metros de altura, son poco accesibles, ello explica en parte su misterio y su estado de conservación. Para los que lo vemos por primera vez es realmente una sensación vertiginosa, contemplar como  el suelo se hunde de pronto y deja contemplar  las líneas de un templo en forma de cruz. Visión sobrecogedora, más allá de creencias religiosas y demás gaitas filosóficas.

El conjunto religioso de Lalibela está compuesto por doce iglesias. Pero no sólo es peculiar su emplazamiento, su estilo arquitectónico es digno también de admiración. Se podría hacer una anología del mismo con los avistamientos ovnis, es decir, que no sabemos lo que estamos viendo, escapa a toda clasificación hecha hasta ahora. Se estima que su construcción pudo prolongarse durante más de un siglo. La más conocida, como ya indiqué antes, es la de Beta Gyorgios, excavada en forma de cruz griega, y la más grande la de Beta Madani Alem.


La primera hora de la mañana es el momento mágico para visitar estos templos, todavía medio ocultos entre la bruma, brillan de esplendor y misterio. La Unesco ha calificado a Lalibela patrimonio de la humanidad. De hecho, aún se celebran rituales entre sus piedras.


Para llegar hasta este mágico paraje lo mejor  es volar de Addis Abeba a las poblaciones de Bahar Dar o Gondar y una vez allí habrá alquilar los servicios de un taxi o de un guía. El invierno es la mejor época para viajar a este lugar de misterio. No hay muchos hoteles en la zona y los que hay son algo rústicos. Esto es algo que puede echar a algunos para atrás, pero a mi me parece genial y creo que contruibuye a mantener la magia del lugar. Imaginemos que nos ponen una mole 5 estrellas en medio de ese páramo natural, el efecto sería totalmente devastador. Los hoteles que hay pueden no ser de gran lujo pero los hay que están muy mimetizados con el entorno natural, construídos en la piedra rojiza tan típica de este lugar, con unas terrazas de impresionantes vistas que nos permitirán disfrutar de un relax al final de una larga jornada de pateo. 

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