Estamos ante uno de los lugares más fascinantes de África. Una ciudad
monástica excavada en la roca rojiza del norte de Etiopía .De los muchos
templos tallados en la roca como bloques monolíticos destaca el de Biet
Ghiorgis, la iglesia de San Jorge.
Lalibela fue construida por la dinastía Zagüe, que gobernó
el país hace 800 años, un lugar de ensueño, parece extraído de un mundo
paralelo o remoto, ajeno a lo que conocemos actualmente.
En el siglo XII, el príncipe Lalibela hizo construir al
norte del actual territorio etíope una docena de iglesias excavadas en piedra.
Todas ellas, comunicadas por pasadizos subterráneos que horadan las rocas
volcánicas de la reseca y aisladísima población que hoy lleva el nombre del
monarca, se erigen como un milagro inesperado y fabuloso del cristianismo en
esta ignota esquina del continente africano.
Al norte de Etiopía
nos encontramos con la antigua Roha y la actual Lalibela. Las iglesias de
Libela están divididas en dos grupos totalmente diferenciados gracias al río
Jordán que las separa, pero estas iglesias están comunicadas entre sí por
pasadizos y túneles que los peregrinos utilizan durante su visita. La Iglesia
de Biet Giyorgis es la mejor conservada y es la única que se encuentra separada
de las demás.
Las montañas del centro de Etiopía esconden un gran secreto.
Sus pueblos, a casi 3000 metros de altura, son poco accesibles, ello explica en
parte su misterio y su estado de conservación. Para los que lo vemos por
primera vez es realmente una sensación vertiginosa, contemplar como el suelo se hunde de pronto y deja contemplar las líneas de un templo en
forma de cruz. Visión sobrecogedora, más allá de creencias religiosas y demás
gaitas filosóficas.
El conjunto religioso de Lalibela está compuesto por doce
iglesias. Pero no sólo es peculiar su emplazamiento, su estilo arquitectónico
es digno también de admiración. Se podría hacer una anología del mismo con los
avistamientos ovnis, es decir, que no sabemos lo que estamos viendo, escapa a
toda clasificación hecha hasta ahora. Se estima que su construcción pudo
prolongarse durante más de un siglo. La más conocida, como ya indiqué antes, es la de Beta Gyorgios, excavada en forma de cruz griega, y la más
grande la de Beta Madani Alem.
La primera hora de la mañana es el momento mágico para
visitar estos templos, todavía medio ocultos entre la bruma, brillan de
esplendor y misterio. La Unesco ha calificado a Lalibela patrimonio de la
humanidad. De hecho, aún se celebran rituales entre sus piedras.
Para llegar hasta este mágico paraje lo mejor
es volar de Addis Abeba a las poblaciones de Bahar Dar o Gondar y una
vez allí habrá alquilar los servicios de un taxi o de un guía. El invierno es
la mejor época para viajar a este lugar de misterio. No hay muchos hoteles en
la zona y los que hay son algo rústicos. Esto es algo que puede echar a
algunos para atrás, pero a mi me parece genial y creo que contruibuye a
mantener la magia del lugar. Imaginemos que nos ponen una mole 5 estrellas en
medio de ese páramo natural, el efecto sería totalmente devastador. Los hoteles que hay pueden no ser de gran lujo pero los hay que están muy mimetizados con el entorno natural, construídos en la piedra rojiza tan típica de este lugar, con unas terrazas de impresionantes vistas que nos permitirán disfrutar de un relax al final de una larga jornada de pateo.
impresionante.
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