Cuando uno se para a pensar en todo lo que hay ahí afuera
que nos puede hacer daño realmente le empiezan a temblar las piernas. Si uno
busca por internet encontrará cantidad de información relativa a virus muy
peligrosos para el ser humano: la peste bubónica, el sida, el antrax, son
algunos de los nombres que aparecen y nos suenan, pero el virus del Ebola, a decir de
algunos expertos, es el filovirus más
mortífero que se conoce. El más peligroso es el Ebola Zaire que mata a nueve de
cada diez personas infectadas. Este virus fue descubierto en África y debe su
nombre al río Ebola en la República Democrática del Congo.
Este virus produce una fiebre alta asociada con hemorragias
generalizadas. Después de un periodo de incubación de tres a nueve días, se
presentan síntomas como malestar generalizado, cefaleas, conjuntivitis, dolores
musculares, náuseas y vómitos. Es habitual que la fiebre ande entre los 39 y 40
°C. Luego se observa diarrea líquida y trastornos mentales. El signo clínico
más elocuente y funesto del contagio es la aparición entre el quinto y séptimo
día de una erupción en la cara y el cuello que se va expandiendo en forma
centrífuga hacia los miembros, a la vez que aparecen hemorragias cutáneas,
gastrointestinales, renales y oculares.
Por tanto, la cosa no sólo es peligrosa sino que es alarmente
vuisualmente.
El virus del ébola es muy contagioso, bien a través de la
sangre u otras secreciones (saliva, sudoración, semen, secreciones vaginales).
No existe fármaco que cure la enfermedad así como tampoco existe vacuna que la
prevenga.
Pues bien, circulan rumores por la red de que se ha
descubierto un virus en Estados Unidos, implicado en el fallecimiento de un
niño, que podría dejar en ridículo al virus del ébola, por no decir a cualquier
otro virus o bacteria conocida hasta ahora. Su efecto, para que nos hagamos una
idea, según se comenta, es tan devastador que sólo un gramo del mismo podría
producir la muerte de dos mil millones de personas. Si esto es así, la
expansión de este virus, ya sea por medios naturales o artificales (investigación
militar, accidentes de laboratorio, etc) podría suponer, sin ningún género de
dudas, la extinción de la raza humana en cuestión de días.
No sabemos ni la mitad de las cosas que pasan en los
despachos de nuestros gobernantes. No sabemos ni un tercio de las cosas que
pasan en los servicios secretos y militares de los países. Y no sabemos ni una
quinta parte de las cosas que pasan en los laboratorios. Lo que sí sabemos es
que posiblemente estamos en manos de un tipos que ni siquiera tenemos la
certeza de que estén equilibrados mentalmente.
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