Aquí tenemos planteada la polémica, sin tapujos, claramente,
directa al corazón, y al cerebro. Qué es lo que debe ser el hombre? Un ente
pensante? Un ser con corazón, una amalgama de sentimientos? Y la lógica nos
dice que ambas cosas, o sea, un ser pensante pero con sentimientos, que le
alejen del narcisismo, que sin duda es una forma de egoísmo, no el eogísmo
puro, sino una forma más refinada de hacerse egoísta, prescindiendo de la
belleza de los demás y de lo demás en favor de la de uno mismo, se tenga o no esa belleza, eso es lo de menos, uno se la cree y cae en la trampa, ese es el punto.
Y el narcismo lleva en el pecado la condena. Como dice Han,
el narcisista cae en la depresión, en la soledad, se automargina y se aisla.
Pero, sin embargo Han nos habla también de la búsqueda del éxito como una forma
de narcisismo o de llegar a ese espasmo sentimental. Y habría que preguntarse:
el hombre busca el éxito o es la sociedad moderna la que le empuja, la que le
obliga al éxito? En mi opinión, el hombre es esclavo de la sociedad a la
que pertenece, de la sociedad capitalista occidental moderna, que prima el éxito
y lo material, la propiedad como modo de encontrar la felicidad.
Consecuentemente, los títulos de propiedad, el dinero en el
fondo, sólo nos llevan por el camino de la infelicidad y la depresión. Queremos
viajar, tener coches, un piso y salir de copas todos los fines de semana y
fiestas de guardar, fiesta non stop. Y alguién dirá: pero yo soy feliz así!
Han, creo, le respondería, no, querido amigo, tú eres un jodido narcisista integral
que te escondes en el éxito y en lo material para sofocar tus ansias de amor y
desterrar el narcisismo capitalista que anida y se adueña de ti. Despréndete de la
coraza, tiende tu mano al que te mira y entonces podrás disfrutar con
raciocinio de los placeres terrenales, materiales hasta la naúsea. Necesitamos
de los bienes, de lo tangible, de la abundancia, somos animales amaestrados en
la putrefacción de los ideales capitalistas.
El amor (la amistad es una forma más de amor) compensa la
balanza del éxito y nos hace ser conscientes de la marea consumista, de la
abrumadora obligación al éxito, que nos rodea. Con el amor podemos vivir, sin él
la ola narcisista nos arrastra a la perdición y la autodestrucción. Muerte al
monopoly! Vuelve a pasar por la casilla de salida y despójate de los ideales
falsos y erróneos que te han inculcado tus padres, tus profesores y que has
observado en tus amigos. Tiende la mano al ser humano y humanízate. Deja que el
eros venza.
Creo que sería un buen discípulo del Han este (narcisismo aparte), un tipo interesante, sin duda. Sus teorías lejos de estar trasnochadas están de plena actualidad, el problema es que nos las pasamos por el forro de los caprichos, es decir, por la rutina del día a día. A todos nos suena bien ésto del eros y toda la parafernalia que he soltado, verdad? Pero el día a día nos puede. La sociedad, ese monstruo articulado con nuestras almas, como piezas de un puzzle sin sentido, nos vence y nos lleva por el camino que ella marca, que paradójicamente es el que marcan unos cuantos hijos de puta sentados en sus sillones de cuero giratorios, en grandes corporaciones, gobiernos o grupos de poder. En la mano de cada uno está luchar contra esa inercia. Para ello necesitamos al amigo eros, eso es lo que promulga Han, y creo que no le falta razón. He dicho.
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