En lo alto de la azotea soplaba un viento huracanado, eran
nada menos que 80 pisos hacia abajo. Las vistas de Manhattan eran
espectaculares, pero tenía que agarrarse bien a la barandilla si no quería
precipitarse al vacío en un golpe de viento. Que quisiera suicidarse no
significaba que tuviera que hacerlo en cualquier momento, el momento era
importante, lo más importante, pensaba ella, siempre, todas las cosas, tienen
su momento y sólo ese, no otro. Y por ahora no era el momento de saltar desde uno de los edificios más emblemáticos de la ciudad, todo estaba estudiado y bien planificado
y ella no se quería ir de cualquier forma de este mundo de disparates.
Quería irse llamando la atención, dando la nota, como lo
había hecho siempre, desde que podía recordarlo. Por unas cosas o por otras,
siempre conseguía estar en el ojo del huracán, nunca pasaba desapercibida. A
veces era por su físico y atractivo natural, que no pasa inadvertido entre los
hombres, ni siquiera entre las mujeres, que también la miraban con envidia,
desdén o incluso con deseo, dependiendo de las inclinaciones de cada una.
Curiosamente, se paraba a pensar y le parecía extraño, aunque de toda lógica,
que fuese ella, precisamente ella, la que estuviese en lo alto de aquel
rascacielos a punto de iniciar un vuelo sin motor, como decía el comentarista
del baloncesto. Cualquier observador externo encontraría injustificable o
insostenible su situación en lo alto de Nueva York, haciendo la loca, se diría,
sin más. Qué motivos tenía ella para hacer eso? Tenía un buen empleo en una de
las firmas de abogados más prestigiosas del país, con un buen sueldo, muchas
amigas que le adoraban y con las que pasaba ratos muy divertidos, amén de hacer
escapadas juntas. Pero…, le faltaba el amor. Ya estaba harta de desengaños, de
hacer la pardilla siempre y con cada uno de los que consideraba interesantes,
poniendo toda la carne en el asador para finalmente darse la torta. Pues esta
vez la torta iba a ser de verdad, pero no se iba a ir así como así, estaba
decidida a llevarse consigo el prestigio del último que la había tomado por
tonta. Ese ricachón estúpido de tres al cuarto, aunque físicamente fuese un
bollazo, y tuviese el encanto de un galán de cine cruzado con un intelectual
bohemia... Maldita sea, la tenía atrapada, pensaba ella, el muy infame.
Así que para llamar la atención era necesario que, para
empezar, el mundo entero supiese que ella estaba allí arriba. Como adivinando sus
pensamientos, su celular comenzó a sonar como si fuese la última llamada de su
vida.
-Vaya que oportuno… Hola mamá
-Hola cariño, espero no interrumpuir nada importante…
-Pues la verdad, ahora estoy un poco liada
- Sólo será un minuto. Sabes que tu padre está de cumple el
mes que viene y estaba pensando en hacerle una fiesta especial, ya sabes, de
esas sorpresa, con amigos y tal, pero quiero hacerla bien, sabes?, juntar a un
montón de gente. Y estaba pensando si podrías ayudarme a prepararlo, son muchas
personas y mi memoria ya no es lo que era. Qué me dices?
-Lo pensaré, mamá. Mira, ahora estoy ocupada y la verdad es
que no quiero comprometerme en algo que luego no pueda cumplir, entiendes?
-Ay hija mía, qué rara estás hoy, te encuentro como muy
enimágtica. Seguro que estás bien? Si quieres podemos quedar esta noche en la
pastelería de la esquina a tomar esos dulces que tanto te gustan
-Mamá! Estoy bien! Es sólo que ahora mismo no puedo hablar,
pero ya lo haremos, en otro momento
-Ay, que mal llevas los lunes, querida. Bueno, pues esta
noche te vuelvo a llamar y ya lo hablamos con más calma, no todos los días se
cumplen 70 años, no te parece?
-Si, mamá, hasta luego
-Un besito, cielo
Este eran el tipo de interferencias que odiaba siempre que
tenía un plan en mente, era como si al resto del mundo le importase poco o nada
cuáles fuesen las decisiones que ella quería adoptar. Entre el viento que no
dejaba de soplar allá arriba y que nadie le hacía ni caso ni le respetaba
empezaba a estresarse sobremnera. Decidió que era hora de tomarse todo aquello
en serio, de poner los puntos sobre las ies y decir aquí estoy yo. Con aire
desafiante miró hacia abajo, la altura era considerable y le producía escalofríos
solo de pensar que tendría que recorrer toda esa distancia hasta estamparse
contra el frío y duro pavimento. Pero así eran las cosas, nada sale gratis y la
misión que tenía en mente bien valía el esfuerzo.
La primera parte del plan consistía en llamar la atención de
los viandantes y finalmente de todo aquel cuanto fuera posible, que el mundo
supiese de una vez por todas lo que ella había sufrido y que ya estaba harta de
tragar y tirar para adelante, pondría fin a sus penurias de un modo melodramático,
pero también elegante y con clase. No quería irse dejando la sensación de ser
una perdida, una deprimida sin remedio, una acabada sin más, o peor, que alguno
incluso pudiese pensar o especular con que fuera una yonki o que estaba bajo el
efecto de ciertas sustancias. Así pues, tendría que dejar las cosas claras
antes de saltar. Según lo planeado, la mejor forma de llamar la atención sin
grandes esfuerzos sería dejar caer uno de sus zapatos de 100 dólares en medio
de los peatones ajenos a su presencia. Se corría el riesgo de que le cayese a
alguien sobre la cabeza, aunque trataría de afinar la puntería lo máximo
posible, pero a fin de cuentas era un riesgo que había que asumir, las grandes
azañas siempre se cobraban vidas inocentes, lo había leído un montón de veces
en los libros de hostoria y en las novelas sobre héroes y villanos famosos.
Cuando estaba dilucidando entre arrojar el zapato izquierdo o el derecho, su
móvil volvió a sonar, esta vez era Vero, su mejor amiga:
-Sí?
-Hola tía, ya te vale llevo toda la mañana esperando tu
llamada, pero sabes qué hora es?
-Pues sí, son casi las doce y media, qué pasa?
-Cómo que qué pasa? Acaso no era hoy cuando ibas a hacer esa
llamada para conseguirme una entrevista de trabajo? No, espera, no me lo
digas... Te has olvidado!
-No, Vero, no me he olvidado, es que me ha surgido un pequeño
imprevisto
-Oye, donde estás? Parece como si estuvieses en una terraza
o al lado del mar, se oye el viento soplar a través de tu móvil y se te va la
voz a veces
-Bueno, nada, oye, tengo que colgar, es que ahora estoy
ocupada, en serio, pero prometo que haré la gestión para conseguirte esa
entrevista de trabajo
-Maldita sea, no me vale con eso, llevo semanas esperando y
siempre me dices lo mismo
-Está bien, está bien. Pero a cambio me tendrás que hacer un
pequeño favor
-Qué cosa?
-Quiero que esta tarde vayas a casa de mi madre y le hagas
compañía, vale? Es que ultimamente la encuentro un poco floja, a ver si la
animas
-Y que pasa contigo? Acaso tú no te piensas pasar?
-No creo que pueda...
-Jode, tía, qué rara estás, la verdad. Venga hecho, pero
consígueme esa entrevista, por favor, lo demás es cosa mía
-Cuenta con ello
-Ciao, besitos
-Ciao... –dijo mientras colgaba el teléfono - joder, no hay
manera de suicidarse tranquilamente, el mundo está hecho un asco y la gente es
una egoísta, tendré que hacer esa maldita llamada. A ver, como se llamaba el
panoli ese que quería ligar conmigo, ah sí, Andreu, menudo gilipollas. A ver,
aquí está
-Aló?
- (Joder, lo sabía, quién coño puede contestar al teléfono
de esa forma, es que no puedo con él, menudo idiota). Andreu? Hola, soy Carmen,
cuánto tiempo! Cómo te va?
-Pues mira, me alegra un montón oirte, la verdad es que
llevo un lunes vomitivo, pero ahora que escucho tu bonita voz siento como el día
empieza a mejorar a grandes zancadas
-Ayy, eres un encanto (idiota, por dios), yo también te
echaba de menos
-En serio? Me dejas perplejo y... ansioso
-En serio, eres un tipo muy majo y te aprecio un montón
(consigue la entrevista, es lo único que importa, luego saltarás desde el 80º
piso y todo dará igual, lo hecho será cosa del pasado y a este idiota le pueden
dar mucho por saco), lo que pasa es que soy muy tímida y creo que nunca te lo he
dicho
-Tú tímida, ejem, Carmen, de verdad, te encuentras bien?
-Pero qué coño pasa?! Por qué todo el mundo me pregunta lo
mismo? Estoy harta, harta!
-Peronda, yo sólo...
-No, no, Andreu, perdóname tú a mi, es que yo también llevo
un lunes bastante nauseabundo, de hecho eres lo mejor que me ha pasado en lo
que va de día, y eso es muy bueno, créeme
-Vaya, me dejas, no sé, perplejo diría
-Mira, me he dado cuenta de que la vida hay que aprovecharla
y tú eres realmente una persona que vale mucho la pena, me gustas mucho, en
serio
-Oye Carmen, creo que deberíamos vernos
-Sí, creo que sí
-Definitivamente. Que te parece si cenamos juntos este
vienes?
-Bufff, no sé si podré esperar tanto...
-Tienes razón, quizás deberíamos adelantarlo
-Bueno, dejémoslo en el viernes, así tengo más tiempo para
comprarme algo de ropa, quiero estar preparada para esta ocasión tan especial
-Carmen, tú siempre estás estupenda
-Ay, gracias, eres un sol
-No puedo esperar a verte
-Yo tampoco
-Bien, si no te importa, yo me encargaré de hacer la reserva
en un sitio apropiado
-Por supuesto, confío plenamente en tu exquisito gusto
-Gracias, amor
-De nada, guapo. Oye, por cierto
-Dime
-Necesito pedirte un favor
-Lo que quieras, Carmen, por favor, déjate de circunloquios
y pídeme lo que necesites
-Pues mira, tengo una amiga que es fotógrafa y está buscando
empleo, es una gran profesional y tiene mucha experiencia, pero ha tenido mala
suerte en sus últimos trabajos
-Aha, no hay ningún problema, dile que venga mañana por la
tarde a verme, a las cinco, seguro que tenemos algo para ella
-Ay, Andreu, eres tan majo
-Sólo contigo
-Gracias, cielo, sabré recompensarte
-No lo dudo, oye, tengo que colgar, entro en una reunión en
cinco minutos, nos vemos el viernes, no?
-Por supuesto, no me lo perdería por nada del mundo
-Un beso
-Ciao, guapo -colgó el móvil - Menudo imbécil, de verdad se habrá creído que
quiero quedar con él? No entiendo como la gente puede ser tan estúpida, por
favor, bueno lo importante es que ya tengo la entrevista, vamos a llamar a Vero,
a ver si lo por menos se calma un poco. Vero?
-Hola tía, qué pasa?
-Mañana a las cinco, en el despacho de Andreu
-El estirado ese?
-El mismo, es un idiota redomado, si le das un poco de bombo
y vas mona te lo metes en el bolsillo, casi me prometió que tendría algo para
ti, así que lo tienes chupado
-Gracias, de verdad eres una amiga, no sé cómo...
-No es nada, tonta. Oye, te dejo, tengo un asunto entre
manos
-Vale, nos vemos, un beso
-Besos
En ese momento una fuerte ráfaga de viento la zarandeó como
si se tratase de un avioncito de papel y a punto estuvo de perder el equiibrio
y precipitarse al vacío. Con un grito estremecedor consiguió agarrarse a la
barandilla y mantener el equilibrio pero no pudo evitar que uno de sus zapatos
se deslizase de su pie y cayese libremente hacia la acera muchos metros más
abajo.
-Mierda! Maldita sea, por qué me tiene que pasar esto a mi??
Es que nada me puede salir bien?
Contuvo el aliento, rezando para que el zapato no golpease a
nadie en su caída. Los segundos se hicieron eternos, hasta que finalmente su
zapato de marca exlcusiva golpeó el suelo justo un metro por delante de un
agente de seguridad que patrullaba las calles.
-Pero, qué coño? – el agente miró hacia arriba, tratando de
buscar una explicación a la súbita aparición del objeto. Al principio no
consiguiò distinguir nada especial en la fachada del rascacielos que se alzaba
sobre la vertical del zapato, todas las ventanas parecían cerradas o al menos
nadie se asomba por ninguna de ellas. Quizás se tratase de una broma estúpida
de algún graciosillo, en cuyo caso podía tener por seguro que daría con él y le
caería un buen paquete. Justo cuando estaba a punto de dirigirse hacia la
entrada del edificio para empezar las pesquisas, le pareció distinguir arriba
de todo, en la azotea, agarrada al pasamanos, una figura femenina, diminuta,
incluso juraría que le estaba mirando – Atención central, tengo un 188 en la
calle V, justo en lo alto del edificio de cristal de los Fool Brothers &
Co., necesito refuerzos, la situación es imprevisible, repito, imprevisible y
puede pasar cualquier cosa, o sea, imprevisible, entendido?
-Aquí central, entendido. Mandamos dos patrullas y un helicóptero
de apoyo, estarán ahí antes de que tengas tiempo de presentarte a esa señorita
-Cómo sabes que es una señorita?
-Porque la tenemos en todos los canales, Sherlock? Acaso no
ves el pájaro del canal7?
-Ah, sí, estaba del otro lado, malditos, se nos han
adelantado. Les diré que se alejen enseguida, quiero la caballería aquí cuanto
antes
-Está de camino
La situación se estaba complicando por momentos, lo que
parecía una cosa sencilla estaba cada vez más lejos de materializarse. Lo de la
televisión no le importaba, es más encajaba perfectamente en sus pretensiones,
pero no en ese momento, cuando todavía estaba preparándose sicológicamente para
dar el gran salto. Eso podría cortarle el rollo, sospechaba. En ese momento
volvió a sonar su móvil.
-Hola
-Hija, soy tu padre.
-Lo sé, tengo tu número grabado, recuerdas?
-Sí, sí, no me interrumpas. Oye, eres tú la que está subida
en el edificio de cristal de los Fool Brothers?
-Sí, soy yo, papá
-Y qué haces ahí, si puede saberse? Sabes que estás en todos
los canales? Joder, estaba tomándome mi vermut de las 12 y te veo justo ahí? De
qué va todo esto?
-No es nada papá, es sólo que necesitaba un poco de aire
fresco, llevo un día un poco estresante, sabes?
-Ya, y necesitabas ponerte al otro lado de la barandilla?
Mira, déjate de tonterías y pasa para tu sitio a trabajar, entendido?
-Sí, papá
-Besos, te quiero
-Yo también te quiero –colgó el teléfono – Joder, lo que me
faltaba, a ver cómo me lanzo ahora, esto se me está yendo de las manos- Entonces
volvió a sonar el teléfono y en la pantalla se iluminó el nombre de Andreu,
para su desesperación – No me lo puedo creer! Diga?
-Carmen? Qué haces allá arriba?
-Eh, nada, estaba dando un paseo
-Pero, te enuentras bien?
-Sí, sí, claro
-Cariño, me preocupas, esas terrazas son muy traicioneras,
ten cuidado, vale?
-Sí, claro
-Nos vemos este viernes, cariño
-Hasta el viernes –colgó el teléfono – La madre que me parió!
Qué he hecho? Estoy perdida... – Pero no tuvo tiempo para seguir con sus
reflexiones, porque en ese momento se iluminó en la panatalla de su móvil el
nombre de su jefe – Sí?
-Carmen?
-Dime, John
-Cómo que dime John? Llevo media hora buscándote y de
repente en el monitor que hay en la sala del café te veo tocándote las pelotas
en la terraza, se puede saber de qué vas? El señor Yamamoto y su maletín con
diez millones de dólares estarán en diez minutos en mi despacho para firmar el contrato, te necesito aquí, ahora, cojones!
-Sí, voy
-Más te vale, o ya puedes tirarte desde esa terraza porque
yo mismo me encargaré de que ningún picapleitos de mierda te de empleo en esta
ciudad, tendrás que dedicarte a barrer algún sucio tugurio o limpiar retretes
el resto de tus días, puedes escoger!
La línea se cortó y Carmen ya no veía nada, su mente estaba
totalmente bloqueda, Yamamoto estaba a punto de llegar y ella sólo tenía un
jodido zapato. Sólo le quedaban dos opciones, o tirarse sin más demora, antes
de recibir otra llamada, o bien ir corriendo a la tienda del piso 23 a
comprarse un par de zapatos. Chequeó su bolso y comprobó que afortunadamente
llevaba la tarjeta de crédito consigo. Saltó la barandilla y rápidamente descendió las
estrechas escaleras que conducían desde la azotea al útlimo piso, pero antes de
adentrarse por el angosto pasillo se quitó el otro zapato y se lo lanzó con
rabia al helicóptero del canal7.
-Jim, puedes dar media vuelta, volvamos al nido, esta tía
era una aficionada, se ha acabado el show, nada de saltos acrobáticos por hoy
-Eso no le va a gustar a tu jefa
-Lo sé, mierda, por un momento creí que estaba a punto de
saltar, no sé quién coño la habrá llamado pero apostaría a que le ha hecho
cambiar de opinión. Vamos.