www.metalbrothers.es

Metalbrothers201601102211

jueves, 26 de junio de 2014

Crónicas de un extraterrestre (capítulo 2)

Desde los inicios de nuestra andadura en el planeta teníamos claro que era absolutamente necesaria una inmersión total, una integración en la sociedad humana, a fin de investigar vuestra naturaleza y costumbres. Si bien nuestra tenología nos permitiría ocultarnos a la vista de los seres que pueblan la Tierra, preferimos optar por la vía intermedia de variar nuestra morfología aparente y adaptarla a la de los humanos.

De hecho, si anduviésemos entre vosotros con nuestra apariencia natural  el caos cundiría entre vosotros en cuestión de días. A vuestros ojos seríamos seres de un aspecto horrible y nauseabundo, ya que no tenemos extremidades y se podría decir que todo nuestro cuerpo es una inmensa cara o quizás, mejor dicho, un inmenso cerebro.  Hace muchos milenios que dejamos de usar extremidades arcaicas como vuestros brazos y piernas para desplazarnos, mover objetos y otras rutinas del día a día. Todo lo que necesitamos se haya en el cerebro, con su fuerza mental podemos movernos libremente, incluso viajar largas distancias. Los más desarrollados de entre nosotros son capaces de teletransportarse a sitios remotos, incluso a años luz, a esos les consideramos príncipes, dicho en vuestro vulgar lenguaje fonético. Príncipes de nuestra especie.

En ese sentido, el otro día me llamó la atención, ya sabéis que resido en España desde hace décadas, que el concepto de vuestros príncipes difiere enormemente del nuestro. Así, me asombro ver la coronación hace unos días de lo que vosotros llamáis un príncipe. Realmente, ese ser humano no tenía ninguna característica peculiar, nada que lo diferenciase del resto de personas de vuestro país. Ni siquiera tiene la sangre azul, como increíblemente todavía mucha gente se atreve a defender. Olvidad ese mito, si le hicieséis una analítica sanguínea os daríais cuenta de que su sangre es tan roja como la vuestra, incluso puede que sea de peor calidad, algún tipo de anemia o algo así. He tratado de buscar otros atributos que merezcan en vuestra opinión el calificativo de príncipe y sólo he encontrado libros de historia, linajes familiares y muchos días sin hacer nada más que pasear o viajar, "tocándose las pelotas" como dicen los más jóvenes, mientras vosotros, pobres mortales de sangre vulgar, trabajáis como mulas para pagar una cosa que llamáis impuestos, que algún día entraré a analizar, y de paso llevaros algo de comer a casa.

Sois una especie curiosa, esto no sólo atañe a España, aunque aquí se aprecia con más énfasis. En ese sentido otro aspecto que me ha llamado siempre la atención es el tema del trabajo. Siempre os estáis quejando que os pasáis toda la vida trabajando, bueno, os olvidáis de que dormís otro tanto de tiempo o incluso más, sin embargo, cuando perdéis vuestro puesto de trabajo os enfadáis, o caéis en una profunda depresión. Es decir, no sois capaces de vivir sin trabajar, aunque hay excepciones, como el de los príncipes que os comentaba antes, pero eso es más bien porque ya tienen garantizado el sustento, no porque tengan ganas de “dar con un palo en el agua”.

En tiempo de crisis, como el actual, he visto mucha gente desesperada por encontrar empleo. Algunos se han ido de España, otros se quedan y trabajan ilegalmente haciendo lo que buenamente pueden. Los hay también que se meten en negocios turbios, todo con tal de salir adelante. Pero lo que más me desencaja son aquellos que aún teniendo un empleo y unos buenos ingresos tratan de engañar al resto de sus miembros de sociedad. Y de entre todos ellos la peor calaña es la de los políticos. Es curioso que os dejéis gobernar por gente así, que solo piensa en su propio beneficio. Consentís que manejen los parámetros básicos de vuestra vida, dictan leyes sobre sanidad, educación, aborto, religión..., todo a su antojo, sin contar con vosotros para nada y aún así los respetáis!!! Eso es algo inaudito en nuestro mundo. Obviamente, nosotros tenemos medios tecnologicos que vosotros no poseeis y podemos hacer votaciones instantáneas sobre cualquier asunto, de forma que es realmente el conjunto de nuestra comunidad la que gobierna el devenir del pueblo, no necesitamos representantes. Os imagináis lo que podría significar eso para vosotros? Por ejemplo, los ciudadanos de Cataluña podrían decidir inmediatamente que es lo que desean sobre su futuro independiente, sin esperar a que el presidente español dé su consentimiento. Luego se podría hacer lo mismo para el conjunto del Estado. Todo sería mucho más rápido y eficiente.


Pero me cuentan que esas dificiultades en la gobernación son comunes a todos los países del mundo, incluso en algunos existen gobiernos dictatoriales, como el que vosotros tuvistéis con el Caudillo, del cual yo viví sus últimos días. Ciertamente, las cosas han cambiado mucho en España en las últimas décadas, si bien he de advertiros que nuestros estudios muestran un franco retroceso en los últimos años coincidiendo con la crisis, no sólo en privilegios económicos sino también en derechos sociales. Pero esa es otra historia que ya contaré otro día...

Lo siguiente de lo que os quiero hablar es de mi trabajo como tapadera, aquel que me permite moverme entre vosotros con total normalidad, estudiaros atentamente sin levantar sospechas. Realmente he tenido un montón de ellos, según lo requiriesen las circunstancias. Pero ya os hablaré de eso en otro momento. Ahora os tengo que dejar porque me voy a ver un espectáculo taurino, algo que, sí o sí, tendré que reseñar en detalle. De hecho, quizás sea lo siguiente de lo que os hable. Buenas noches.

No hay comentarios:

Publicar un comentario