Las nuevas tecnologías no siempre traen consecuencias
positivas para la vida de los ciudadanos. Así, los hay que se estresan subiendo
fotos a su facebook, wasapeando o haciendo amigos virtuales. Pero más allá del
uso social de estas redes, las cosas se complican,
como siempre, cuando el dinero anda de por medio.
Así se ha liado parda en Barcelona, por extensión en España,
con una página/aplicación denominada Uber que lo que hace es poner en contacto
a personas para compartir coche y desplazarse conjuntanmente, al igual que se
hace en otros países como Grecia, por la ciudad, buscando el ahorro. Como
siempre que surge una innovación, es necesario establecer un marco legal para
que esa novedad encaje dentro del sistema, más o menos penoso de leyes, que
tenemos establecido. El problema surge cuando a ese afán regularizador se le
suma una motivación intervencionista como es el caso, un clásico ya en nuestro
país, del PP y en este caso del gobierno catalán, que también se cuenta entre los
más intervencionistas y menos dialogantes que uno se pueda encontrar por el
mundo, a la realidad me remito.
Lso gobiernos españoles de turno han entrado como elefante
en una cacharrería, alienando los derechos de cualquier ciudadano a organizar
su vida como mejor estime, ya sea a través de las redes sociales, por teléfono
o por fax. Otra cosa es evitar que empresas o individuos que tratan de
desarrollar una actividad económica en la sombra, léase alegal, se beneficien
de este tipo de aplicaciones, ahí sí que estamos de acuedo, obviamente. Pero no por ello puedes poner en la picota a la
susodicha aplicación y mucho menos a todo aquel que quiera hacer uso de esta
página para entrar en contacto con otros usuarios, sin ánimo de lucro alguno. Y lo que más me fastidia no
es que traten de cargarse esa plataforma, que yo ni siquiera uso, sino que se
creen en el derecho de hacerlo a su antojo y sin ningún tipo de consideración a
otras opiniones, porque por ahí se empieza, callamos como putas, y nos siguen
recortando derechos. Por eso, no se puede permitir que “aguilillas” de las administración
central o catalana hagan de la vida de todos el patio de su casa.
Afortunadamente, y sin que sirva de precedente, por una vez los comisarios de
Bruselas han hecho algo más que engordar sus ya fofos culos y han manifestado
su opinión en contrario, aunque al parecer no tiene efectos vinculantes, al
menos de momento.
No al absolutismo de los gobiernos, los votos no os
autorizan para hacer de vuestra opinión el discurso divino, ya es hora de que
os bajéis a la arena, mediocres.
son unos putos mediocres, la democracia es un chiste, es cojer el voto de una persona y cuando ves el papel caer en la urna pierdes ya todo derecho.
ResponderEliminarDemocracia de cartónpiedra, ya lo he dicho muchas veces. Y si hablamos de los que toman las decisiones en Europa ya ni te cuento.
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