Según la última actualización de los perfiles de consumo "Habits" que confecciona AIS Group, las familias españolas gastaron 4.450 euros
de media al año en alimentación en 2013, lo que supone un descenso de 120 euros
por familia y un 2,6% menos con respecto al 2010.
Los bienes que se encuadran dentro del capítulo de
alimentación se consideran bienes de primera necesidad, si excluimos quizás las
trufas y el jabugo, que en los tiemps que corren ya los podemos considerar de bienes de lujo, según el
bolsillo de cada uno. Pues bien, según la teoría económica, el consumidor
distribuye su renta de forma que a medida que aumentan sus ingresos destina una
proporción cada vez menor de los mismos a bienes de primera necesidad, como los
alimentos, y una proporción mayor a bienes más suntuosos. Ahora bien, no hay
que confundir eso con el hecho de que a mayor renta se consuma menos de
alimentos. Puede darse algún caso, si por ejemplo usted está a dieta o ha
decidido hacerse vegetariano, pero si nos fijamos en las cifras macroeconómicas
las familias no disminuyen su consumo de alimentos a medida que tienen más
renta disponible. Por tanto, a mayor renta, mayor consumo de alimentos, aunque
en el global de la cesta de consumo estos pierdan peso.
Haciendo el razonamiento inverso, si la renta de las
familias disminuye, caerá también el consumo de todos los bienes en general (en
mayor o menor proporción dependiendo del bolsillo de cada uno), pero el que
menos se reducirá será el gasto en alimentos.
Teniendo en cuenta este razonamiento innegable, volviendo a
los datos expuestos al principio, la situación no puede ser más preocupante. La
reducción en el consumo de alimentos deja a la vista la situación crítica de
las familias en general, por supuesto, siempre hay un porcentaje de familias de
rentas altas que van por otro camino. Pero para la más común de las familias
españolas, estos números son el reflejo de las altas cifras de paro, de las
dificultades de acceso al crédito y del aumento de la presión fiscal que tenemos
que agradecerle a Montoro, elementos todos ellos que confluyen en una situación
cada vez mas complicada para el ciudadano medio y por ende para la economía
española. Esto es así, es la realidad, aunque Rajoy nos venda películas de
ciencia ficción.
Cierto. De la economía como ciencia sabemos que el grupo de personas con rentas más bajas, el consumo en alimentación en proporcionalmente mayor que el grupo de rentas elevadas.
ResponderEliminarHay un contraste doloroso entre personas malamente alimentadas y aquellas que tienen un sobrepeso no derivado de enfermedad alguna, sino originado por un exceso de ingesta.
Exaltaciones gastronómicas de este o aquél manjar proporcionan unos volúmenes en el cuerpo que difícilmente se reducen en cuanto el individuo se acostumbra a ingerir más de lo necesario.
Lo que a unos les sobra a otros les falta. El asunto es grave cuando se trata de niños.
Precisamente hoy publicaré una noticia sobre la malnutrición infantil en España, que existe aunque creamos que sólo es cosa de África.
EliminarLo más sangrante son las comilonas a expensas del dinero de todos que gentuza de la política y los sindicatos se metían a nuestra costa, repugnante.