1. Gimme Your Love
2. Here Today - Gone Tomorrow
3. Don't Stop Me Now
4. No Time for Losers
5. Follow the Night
6. Get Out
7. Love Is Not a Game
8. Time
9. I Don't Wanna Lose
10. Rock 'Til You're Crazy
Michael Schenker: guitarra líder
Robin McAuley: voz
Mitch Perry: guitarra rítmica, coro, guitarra líder en «Get
Out»
Rocky Newton: bajo
Bodo Schopf: batería
Steve Mann: teclados (músico de sesión)
Marcus Fumolo: batería (músico de sesión)
Año 87, cambia la historia, nuevo capítulo en la biografía
musical del mágico Schenker. Lamentablemente no para mejor, sino para peor clarísimamente.
Y no lo digo porque a Schenker se le haya olvidado lo de tocar, menuda tontería, el sigue a lo
suyo que es meter riffs a saco, con mucha melodía, eso sí, muy comerciales y
algunos diría que poperos, y por supuesto sus buenos solos, que ahí nunca
falla.
El problema con este disco, al menos para mi, es que el giro
en el estilo de la banda hacia el rock comercial es tan drástico y brutal que
casi me acaba por producir una modorra colosal y me quita las ganas de volver a escucharlo. Realmente, no puedo con este tipo de rock. La banda cambia
de nombre, aunque las siglas parezcan las mismas su significado es otro, ahora
pasan a llamarse McAuley Schenker Group, como para remarcar que este es otro
rollo, y vaya sí lo es... Poco queda de aquel hard rock con momentos estelares y
ritmos poderosos que practicaban los MSG de primera mitad de los 80. Desconozco
cual era la motivación, aunque me imagino que fue básicamente por temas económicos,
para que hubiese un cambio tan grande en el estilo de la banda. Por supuesto, si
te juntas con un tipo como McAuley, con ese pelo cardado no se podía esperar otra cosa, acostumbrado más a la popería que al rock, de
verdad, el resultado parece inevitable. McAuley tiene una buena voz para lo que
hace, es decir, para el soft rock o incluso el AOR, pero sus registros son
limitados a más no poder y por supuesto no puedes pedirle que te cante temas
como un Armed and ready, un On and on, o un Systems failing, porque no haría
otra cosa que el ridículo más palmario.
Así las cosas, Schenker es el único que se encarga de
meterle algo de caña a este disco, con algún riff más endurecido y sobre todo
con los solos. Pero la labor de la base rítmica no da muchas oportunidades y
los tiros no podían ir por otro sitio que por donde fueron. Sin lugar a dudas,
de los tres discos que editó Schenker con McAuley esté es el más blandito de
ellos y el más aburrido, aunque el Save yourself no le anda muy lejos. Algún
tema suelto se aguanta bastante bien, pero escuchar este disco entero hace
que me suban los niveles de azúcar hasta cotas insoportables y que el aburrimiento me acabe por derrotar.
Disco completo:
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