Para los demás, los que vemos con ojos codiciosos los
anuncios sobre el poder de la Mastercard, los viajes de Halcón Viajes y las
ofertas del Carrefour, a todos nosotros, dirijo este escrito informativo que
versa sobre el ahorro en España, aunque casi se podría hacer la extensión a
todo el territorio de la UE.
Ahorrar. Esa es la palabra que en algún lugar de nuestros
cerebros descansa tranquila y olvidada. Lejos quedan los tiempos en los que la
clase media sabía lo que era tener depósitos a plazo fijo que generaban una
cierta rentabilidad. Ahorrar era más fácil, claro, la gente trabajaba a pares,
en la familia, entiéndase, y muchos hacían horas extras con chapucillas más o
menos refinadas a lo made in Spain, sacándose así un jugoso sobresueldo, a base
de esfuerzo, no como los del PP. Pero esos tiempos quedan lejos y ya tener un
sueldo en casa es motivo de regocijo, independientemente del número de
hijos/ancianos (que cada vez hay más en este país, para salud de ellos y para
desgracia de la Seguridad Social) que uno tenga a su cargo.
En muchas de las familias españolas el ahorro es un término en
desuso, algo que ni se plantea. En todo caso, si uno ahorra es para comprarse
una plancha nueva, salir a cenar de vez en cuando, un coche, la entradita a un piso en el caso de los más
aventurados… Pero ahorrar para dejar el dinero en el banco? Está usted loco?
Para nada. Primero que los sueldos de las medianías no llegan para ahorrar,
salvo que usted sea uno de los privilegiados insertados socialmente en una
unidad familiar que lleva varios sueldos a casa todos los meses, rara avis. Pero es que a la ausencia de potencial de ahorro hay que sumarle
la del desincentivo para ahorrar.
El interés de los depósitos ha caído en picado, siguiendo,
como no podía ser de otra forma, el hundimiento hasta mínimos históricos del
precio del dinero. Desde que el nadapoderoso (porque no reactiva la economía ni
con todos los dineros del mundo) Mario Draghi se hizo con los mandos de la nave
del BCE los tipos no han parado de bajar. Si tenemos en cuenta eso, así como la
liquidez de la que disponen los bancos porque no prestan un euro ni a los de su clan familiar, se entiende perfectamente que los tipos de inetrés que remuneran el ahorro estén
como los personajes de Julio Verne, viajando hacia el centro de la Tierra.
Ahora mismo el máximo de los depósitos de hasta un año es el 1,15%; hasta dos
años, el 1,65%; y a más de 24 meses, el 2,15%.
Hay bancos que se muestran un poco más generosos, pero las
diferencias son escasas. Así, el Banco Chino de Industria y Comercio paga el
2,15% anual, pero el plazo fijo ha de tener un vencimiento de tres años. La
entidad permite recuperar antes el dinero pero a costa de sustraer todos los
intereses. Si a usted le interesa sacar los dineros de debajo del colchón y
dejárselo a los chinos sepa que solo tienen dos oficinas en España, en
Barcelona y Madrid. Además, se puede quedar tranquilo porque aunque el FGR
español no cubre sus depósitos si lo hace un fondo de garantía europeo y llega hasta los
100.000 euros que comentaba antes y que marcan la diferencia entre ser un
mindundis que sólo consume o una persona que consume y además ahorra.
A la vista de esta coyuntura y de estos datos, lo mejor que
podemos hacer los ciudadanos de a pie es consumir como posesos, que lo demás se
lo llevarán los gusanos, las preferentes o el Montoro de turno.
Lo que expones, es la realidad actual que tenemos para las personas con rentas bajas. Consumir ordenadamente, en el sentido de cosas que tienen una aplicación y no llenan los armarios, sería ventajoso para nuestra economía.
ResponderEliminarHay un número muy importante de personas mayores que viven muy justas pero que tienen la costumbre de ahorrar y acumular como hormiguitas sus dineros en entidades bancarias. Es posible que incluso muchos tengan sus recursos a la vista sin practica compensación alguna, más bien cargos por mantenimiento de cuentas, pero estos son muchos millones de personas aunque en muchos casos sus saldos no sean muy elevados.
Ese dinero sirve para atenderlos en la última etapa de la vida ya sea a cargo de familiares como ingresarlos en un Centro de la Tercera Edad. Sería interesante conocer que saldos acumulan estas personas en el sistema bancario, pero tiene que ser muy alto.
En ocasiones, cuando la familia se lleva bien, el abuelo le compra el coche al nieto o da a la hija la entrada para la compra de una vivienda.
Su familia lo heredará y tendrá que enfrentarse con la Hacienda para ver si ha de liquidar el Impuesto de Sucesiones.
Impuesto éste, de lo más injusto y miserable que solamente muy pocas autonomías (Madrid y alguna más ) tiene exonerado para sus habitantes.
Es verdad que la gente mayor suele ahorrar, con buen criterio, más que la gente joven, porque vivir de las pensioncitas de la Seguridad Social es un ejercicio de malabarismo.
ResponderEliminarTambién los abuelos son el colchón para muchas familias y tiran de sus ahorros, de hace muchos años, no sólo de ahora, para echar una mano en lo que se pueda.
Lo de Hacienda ya sabemos de qué va, es la usura personficada, sangrarnos a base de impuestos, a veces gravando de forma reiterada un mismo hecho imponible, como el caso de las herencias. Una vergüenza.