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martes, 8 de julio de 2014

El caso Gowex

"Quiero que sepáis que mi visión ha sido siempre que el proyecto es el mejor proyecto del mundo, por el que todos habéis y estáis luchando por encima de lo que podría pensarse como normal para cualquier persona”. (por Jenaro García, ex consejero delegado de Gowex)

Estas es una de las muchas arengas que el señor Jenaro García le ha soltado a sus ex empleados. Según señala la prensa, en el día de hoy se ha presentado ante los juzgados o la policía, que más da, para declararse culpable de falsear cuentas y resultados y colaborar con la justicia. Ha añadido que su liderazgo hacía que los que estaban por debajo, los que le seguían, no se cuestionasen ni sus medidas ni su discurso, es decir, que se  tragasen cualquier embolado que les contara.

Aquí tenemos, por tanto, una lección de manual, de esas que tanto les gustan a los americanos. El liderazgo mal ejercido es peor que la falta de liderazgo. Un mal líder, en el sentido de que su escala de valores o su ética sea contraria a las buenas costumbres, siempre y cuando tenga fuerza de arrastre como líder, puede causar un daño irreparable, como efectivamente lo ha hecho este señor.

No sólo ha causado un perjuicio directo a los accionistas y empleados de la empresa, a la que deja en una situación lamentable y necesitada de invesores para no irse al tacho. Además, ha dañado la imagen de las empresas españolas, sobre todo de cara al exterior (aquí ya no nos asombramos del mangoneo, venga de donde venga), como atestiguan las caídas consecutivas en Bolsa, sesión tras sesión, de las cotizaciones de muchas empresas, un tsunami que está trayendo por la calle de la amargura no sólo a muchas corporaciones sino también a muchos inversores.


Por supuesto, luego está la vertiente macroeconómica. El ministro de economía se ha apresurado a decir que Gowex es un caso aislado y que para nada representa la realidad empresarial de este país, además de que se reforzarán las medidas de control blablabla. Todos sabemos que en el fondo tiene razón, que los ladrones son unos pocos, aunque lo hacen a manos llenas, y que no por eso se puede enjuiciar a toda la casta empresarial, que diría el otro. Pero el daño a la imagen de España es claro y evidente, a perro flaco todo son pulgas, y cuando ya tienes fama de pobre la de ladrón es fácil que se te pegue.

Y en los manuales y cursos de gestión comercial también se dice que recueperar a un cliente que se nos ha ido por la puerta es muy difícil, además de que puede producir el temido efecto dominó. En ese sentido, el futuro para Gowex no es nada fácil, recuperar la confianza perdida es una labor titánica, como saben todas las personas que se han visto traicionadas por alguien, va en la naturaleza humana. Algo similar se puede aplicar a la economía española, aunque en este caso el lucro futuro, o sea, la especulación, juega a favor de la recuperación de los mercados. Pero no deja de ser curioso como en el mundo actual la actuación de una persona, hasta ayer anónima, puede traer de cabeza a un montón de empresas, de personas y al ministro de economía de un país. Economía del siglo XXI.

2 comentarios:

  1. Te lei con gusto porque no sabía bien de qué iba el tema de Gowex.
    Bicos.

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    1. Gracias, Ohma. Pues ya ves, cosas que pasan por nuestro país, si es que lo que no pase aquí...
      Bicos

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