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domingo, 6 de julio de 2014

Omen - warning of danger (1985)


1.Warning of Danger    04:25    
2.March On     04:04    
3.Ruby Eyes (of the Serpent)   03:49    
4.Don't Fear the Night 05:04    
5.V.B.P  04:54  instrumental
6.Premonition   01:47  instrumental
7.Termination   03:33    
8.Make Me Your King  03:50  
9.Red Horizon   03:38  
10.Hell's Gates   05:42  


J.D. Kimball (R.I.P. 2003)  Vocals
Kenny Powell  Guitars
Jody Henry      Bass
Steve Wittig     Drums

Cuando escuchamos los primeros acordes de Warning of Danger y la voz cavernosa de Kimball revolucionando la canción respiramos tranquilos y sabemos que, sólo un año después, las cosas siguen donde las habíamos dejado en el anterior y magnífico Battle Cry. Realmente este tema podría estar en medio de aquel enorme disco debut y sería uno de los temazos del disco, con un estribillo de esos que se corean hasta el infierno y unas guitarras agresivas y de ritmos superpegadizos.

March On es otro tema que pone los pelos de punta, muy marcado por una batería a media velocidad pero con una enorme presencia y un riff que se pega como una lapa, tiene en sus inicios un rollito Cirith Ungol que me hace temblar las piernas. Es un himno en toda regla, metal warriors y toda la parefernalia al uso, un tema que culmina un solo de guitarra espléndido, muy a lo power metal americano, con velocidad y melodía, sombrerazo y brindis al soll y a la luna.

A estas alturas ya estamos totalmente seguros que Battle Cry no fue un sueño de verano y que estos tipos han venido para quedarse, no sabíamos entonces por cuánto tiempo, pero con dos discos inmortales, clásicos, se quedarán por toda la eternidad. Un sonido característico basado en guitarras muy power épicas y una base rítmica clásica a más no poder que combina perfectamente los medios tiempos con la velocidad y las obligadas paradas para crear atmósfera y dar entrada a los solos. Omen all the way, uh yeah. Ruby Eyes es otro tema en la misma línea, un poco más veloz que el anterior, con Kimball bordándolo y llevándonos en volandas hasta un estribillo, como siempre, adictivo. Riffs previos y punteo muy a lo Maiden de la grandes ocasiones.

Don’t fear the night abre con un Kemball muy melódico en registros que contrastan con su voz más rasgada y habitual, es la intro del tema que cambia luego a una cabalgada clásica del grupo, estribillo marca de la casa, solo de guitarra con extra de queso y a correr.

Los dos siguientes temas son instrumentales, especialmente VBP, ya que el 6º se puede considerar una intro al 7º tema. En VBP se marcan un homenje a sí mismos, para dejar claro que además de la enorme y alargada sombra de Kemball hay mucha chicha detrás de cada instrumento. Una pieza instrumental a cañón, power metal amerciano en la vena de Liege Lord o unos Helstar ochenteros, speed, speed, speed...

Después de esa pequeña pausa instrumental, que para nada se hace pesada, nos encontramos con Termination que es un furibundo ataque a lo take no prisoners por parte de este excelente cuarteto, la canción más veloz del disco y con un deje a los Manilla Road más thrashers, uno de los temazos del disco, breve pero intenso a más no poder. Es el tema más corto del disco pero a mi es el que más on fire me pone.

Y no es que estos tipos tuviesen solo mucha clase, es que además saben jugar con los tiempos, igual que hacen los buenos equipos de basket, estos chicos sabían cuando hay que acelerar y cuando meter una marcha más corta, de manera que la atención del público no se pierda, que somos muy dados a evaporarnos en cuanto nos dejan dos minutos a nuestra bola. Así que después de la canción más cañera nos bajan las pulsaciones con un medio tiempo. Make me your king es un tema con garra pese a todo y con una parada para luego lanzarse a cabalgar y a soñar con un punteo extraspeedico que es para ponerse en pie y volverse al ritmo pausado previo. Larga vida a Omen.

Red Horizon es otro tema muy en la línea de Termination, velocidad por un tubo pero sin perder la épica ni la lírica que diría el estudioso. Y el disco se cierra con el tema más largo, Hell’s Gates, que se inicia con una guitarra a capela épica riffeando y punteando, para que entre Kemball con su voz a toda potencia, como lanzándonos con toda la gravedad de la que es posible su última arenga, realmente parece que las puertas del infierno se fuesen a abrir de un momento a otro. Un tema cargado de oscuridad y tensión, no hay mejor manera de cerrar esta gran obra.

En definitiva, con este segundo disco los Omen confirmaban su candidatura como una de las bandas under más brillantes, son sus dos joyas más grandes en mi opinión, que dejaban el listón a un nivel altísimo y una herencia para toda la eternidad. Creo que Battle Cry le gana a los puntos a este magnífico disco, quizás las canciones en el primero están un poco más redondeadas en cuanto a feeling, es un disco más vasto, menos pulido y más electrizante, pero ya digo que hilando muy fino y poniéndose exquisito, porque ambos discos son de traca. 

2 comentarios:

  1. me gusta más que el primero, y el primero sólo puede ser catalogado de obra maestra, los omen son dioses.

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