1.Warning of Danger 04:25
2.March On 04:04
3.Ruby Eyes (of the Serpent) 03:49
4.Don't Fear the Night 05:04
5.V.B.P 04:54 instrumental
6.Premonition 01:47 instrumental
7.Termination 03:33
8.Make Me Your King 03:50
9.Red Horizon 03:38
10.Hell's Gates 05:42
J.D. Kimball (R.I.P. 2003)
Vocals
Kenny Powell Guitars
Jody Henry Bass
Steve Wittig Drums
Cuando escuchamos los primeros acordes de Warning of Danger
y la voz cavernosa de Kimball revolucionando la canción respiramos tranquilos y
sabemos que, sólo un año después, las cosas siguen donde las habíamos dejado en
el anterior y magnífico Battle Cry. Realmente este tema podría estar en medio
de aquel enorme disco debut y sería uno de los temazos del disco, con un
estribillo de esos que se corean hasta el infierno y unas guitarras agresivas y
de ritmos superpegadizos.
March On es otro tema que pone los pelos de punta, muy marcado
por una batería a media velocidad pero con una enorme presencia y un riff que
se pega como una lapa, tiene en sus inicios un rollito Cirith Ungol que me hace
temblar las piernas. Es un himno en toda regla, metal warriors y toda la
parefernalia al uso, un tema que culmina un solo de guitarra espléndido, muy a
lo power metal americano, con velocidad y melodía, sombrerazo y brindis al soll y a
la luna.
A estas alturas ya estamos totalmente seguros que Battle Cry
no fue un sueño de verano y que estos tipos han venido para quedarse, no sabíamos
entonces por cuánto tiempo, pero con dos discos inmortales, clásicos, se quedarán
por toda la eternidad. Un sonido característico basado en guitarras muy power épicas
y una base rítmica clásica a más no poder que combina perfectamente los medios
tiempos con la velocidad y las obligadas paradas para crear atmósfera y dar
entrada a los solos. Omen all the way, uh yeah. Ruby Eyes es otro tema en la
misma línea, un poco más veloz que el anterior, con Kimball bordándolo y llevándonos
en volandas hasta un estribillo, como siempre, adictivo. Riffs previos y punteo
muy a lo Maiden de la grandes ocasiones.
Don’t fear the night abre con un Kemball muy melódico en
registros que contrastan con su voz más rasgada y habitual, es la intro del
tema que cambia luego a una cabalgada clásica del grupo, estribillo marca de la
casa, solo de guitarra con extra de queso y a correr.
Los dos siguientes temas son instrumentales, especialmente
VBP, ya que el 6º se puede considerar una intro al 7º tema. En VBP se marcan un
homenje a sí mismos, para dejar claro que además de la enorme y alargada sombra
de Kemball hay mucha chicha detrás de cada instrumento. Una pieza instrumental
a cañón, power metal amerciano en la vena de Liege Lord o unos Helstar
ochenteros, speed, speed, speed...
Después de esa pequeña pausa instrumental, que para nada se
hace pesada, nos encontramos con Termination que es un furibundo ataque a lo
take no prisoners por parte de este excelente cuarteto, la canción más veloz
del disco y con un deje a los Manilla Road más thrashers, uno de los temazos del
disco, breve pero intenso a más no poder. Es el tema más corto del disco pero a
mi es el que más on fire me pone.
Y no es que estos tipos tuviesen solo mucha clase, es que
además saben jugar con los tiempos, igual que hacen los buenos equipos de
basket, estos chicos sabían cuando hay que acelerar y cuando meter una marcha más
corta, de manera que la atención del público no se pierda, que somos muy dados
a evaporarnos en cuanto nos dejan dos minutos a nuestra bola. Así que después
de la canción más cañera nos bajan las pulsaciones con un medio tiempo. Make me
your king es un tema con garra pese a todo y con una parada para luego lanzarse
a cabalgar y a soñar con un punteo extraspeedico que es para ponerse en pie y
volverse al ritmo pausado previo. Larga vida a Omen.
Red Horizon es otro tema muy en la línea de Termination,
velocidad por un tubo pero sin perder la épica ni la lírica que diría el
estudioso. Y el disco se cierra con el tema más largo, Hell’s Gates, que se inicia
con una guitarra a capela épica riffeando y punteando, para que entre Kemball
con su voz a toda potencia, como lanzándonos con toda la gravedad de la que es
posible su última arenga, realmente parece que las puertas del infierno se
fuesen a abrir de un momento a otro. Un tema cargado de oscuridad y tensión, no
hay mejor manera de cerrar esta gran obra.
En definitiva, con este segundo disco los Omen confirmaban
su candidatura como una de las bandas under más brillantes, son sus dos joyas
más grandes en mi opinión, que dejaban el listón a un nivel altísimo y una
herencia para toda la eternidad. Creo que Battle Cry le gana a los puntos a
este magnífico disco, quizás las canciones en el primero están un poco más
redondeadas en cuanto a feeling, es un disco más vasto, menos pulido y más
electrizante, pero ya digo que hilando muy fino y poniéndose exquisito, porque
ambos discos son de traca.
me gusta más que el primero, y el primero sólo puede ser catalogado de obra maestra, los omen son dioses.
ResponderEliminarSon dioses, tú lo has dicho.
ResponderEliminar