Título original: Dead Poets Society
Año 1989
Duración: 124 min.
País: Estados Unidos
Director: Peter Weir
Guión: Tom Schulman
Música: Maurice Jarre
Fotografía: John Seale
Reparto: Robin Williams, Robert Sean Leonard, Ethan Hawke,
Josh Charles, Dylan Kussman, Gale Hansen, James Waterston, Allelon Ruggiero,
Norman Lloyd, Kurtwood Smith, Melora Walters, Welker White, John Cunningham,
Debra Mooney, Lara Flynn Boyle
Género: Drama | Enseñanza. Colegios & Universidad.
Literatura
Sinopsis: En un elitista y estricto colegio privado de Nueva
Inglaterra, un grupo de alumnos descubrirá la poesía, el significado del
"carpe diem" -aprovechar el momento- y la importancia vital de luchar
por alcanzar los sueños, gracias a un excéntrico profesor que despierta sus
mentes por medio de métodos poco convencionales.
Premios
1990: César: Mejor película extranjera.
1989: Oscar: Guión original. Nominada a Película, Director y
Actor (Williams).
1989: 4 nominaciones al Globo de Oro: Drama, Director,
Actor, Guión.
1989: BAFTA: Película, Banda sonora. Nominada a Director,
Actor, Guión, Montaje.
1989: David di Donatello: Film extranjero. Nominada a
Director y Actor extranjeros.
Una película para mayores y pequeños, para incrédulos y soñadores, para volar y para vivir la
realidad, eso y más representa el Club de los poetas muertos, posiblemente una
película sencilla pero a la postre una gran obra que se queda grabada en la
mente del espectador. Y acaso eso no es la esencia de las grandes obras, llegar
al corazón del espectador, transmitir un mensaje y perdurar en el tiempo? Con
esta peli se logra plenamente ese objetivo, imperecedera generación tras
generación.
La historia en sí es sencilla, un caso típico del género de
peli de colegio, muy en boga hace unos cuantos años. Ya se sabe: profesores
malos, niños pánfilos o demasiado blandos o demasiado jóvenes, dan como
resultado situaciones de abuso por parte del profesorado o el equipo directivo
del colegio. Hasta ahí todo dentro de los cánones más cláscios del cine “sobre
colegios”. Pero lo que diferencia y encumbra a este película sobre las demás
del género es su lado poético, sentimental, su visión agridulce sobre el
transcurrir del tiempo y la vida. Al fin y al cabo, la historia escolar no es
más que un pretexto para lanzarnos el mensaje que la ha hecho famosa: carpe
diem, vive el momento, un mantra que desde entonces mucha gente repite hasta la
saciedad, auque a veces sin mucho resultado o sin mucho empeño.
Colegio inglés, sociedad clasista, profesores elitistas y
padres que echan pedos de colonia. Ese es el ambiente y el escenario donde
transcurre un suceso inaudito: el profesor de literatura John Keating, recién
llegado a la escuela, va más allá de la mera instrucción de la literatura
inglesa y trata de inculcar en la mente de sus alumnos, a través de la poesía,
el amor por la vida, quizás porque él no la pudo disfrutar como quisiera o
quizás porque la disfrutó demasiado, tanto que ahora la echa de menos. El caso
es que un grupo de alumnos de la clase se toman muy en serio sus ideas y
deciden recuperar el espíritu del “Club de los Poetas Muertos”, una antigua
asociación secreta de alumnos del mismo colegio que trataba de sacarle todo el
jugo a la vida. Los chicos se reúnen y dan rienda suelta a su sensibilidad: “Me
interné en los bosques porque quería vivir intensamente; quería ‘sacarle el
jugo’ a la vida. Desterrar todo lo que no fuese vida, para así, no descubrir en
el instante de mi muerte que no había vivido”. Al mismo tiempo empiezan a dar
sus primeros pasos como seres maduros y conscientes de lo que es la vida,
descubriendo los primeros amores y sus grandes pasiones. Sin duda, en todo
ello, el capitán, su profesor de literatura había tenido una influencia
decisiva, y ellos se lo agradecían con la fidelidad a sus enseñanzas y su
encumbramiento como profesor e inspirador, como persona y amigo.
Por la pantalla van desfilando distintas personalidades de
hombre, las mujeres tienen un papel casi decorativo en la sociedad machista y
sexista de la época. Tenemos al chico tímido, al que le cuesta salir del
cascarón pero que esconde un genio en potencia, con el que Keating se las
tendrá más tiesas, porque sabe que tiene que romper sus barreras para sacarle
todo lo que lleva dentro. Tenemos al líder, valiente, impetuoso, inconsciente,
el señor Wanda. Tenemos al chico que lucha contra las convenciones sociales y
contra el autoritarismo paterno, poniendo su vida en ello. Tenemos también al lado
gris de la vida, aquellos que se conforman con ser lo que son y que nunca
sueñan con ser lo que querrían ser. Tenemos, pues, representada todo el
tornasol de personalidades humanas, un reparto exhaustivo y bien realizado.
En esta película el peso de la trama la llevan los alumnos,
en eso no difiere de las otras pelis de temática de estudiantes, pero el que
mueve todo el tinglado en la sombra es Robin Williams perfectamente imbuido de
la personalidad del profesor Keating. Una persona que vive y se desvive por sus
alumnos, que no entiende de calificaciones sino de actitudes y que, a veces con
un dilema moral, trata de orientar la vida de sus estudiantes para que hagan lo
que realmente quieren hacer en la vida. Su implicación le costará más de un
disgusto y unas cicatrices, unas más que añadir a su colección particular, que
no se le borrarán jamás. Pese a todo, cuando abandona la elitista escuela, el
reconocimiento y el homenaje que le brindan sus alumnos quizás le resarza
parcialmente de los sinsabores y el dolor que se lleva consigo.
Este es un link con las citas más celebradas de la peli:
http://es.wikiquote.org/wiki/El_club_de_los_poetas_muertos , la mayoría de
ellas por boca de los alumnos del profesor Keating. Muchas las recordaremos e
identificaremos cuando las leamos, volviendo la vista atrás al momento en que
vimos esta peli.
Ya hace tiempo que no veo esta película, pero en su día la
vi un montón de veces y nunca me aburrió, siempre encuentras argumentos para
seguir hasta el final aunque ya sepas como va a acabar, porque hay frases y
momentos que te hacen reflexionar y que hacen que valga la pena verla, más allá
de la historia que nos cuenta, porque nos ayuda a recordar cosas que sabemos
pero que muchas veces, o casi nunca, ponemos en práctica. Lo mejor de esta
obra, por tanto, es la sensibilidad que rebosa, un grito por el derecho a la
vida y a la libertad, una reivindicación del ser humano como ente a realizarse
y contra la sociedad como monstruo alienante, contra el tiempo como cruel
dictador y en pro de las personas que sacrifican su propio bienestar luchando
por lo que creen, abrien camino para los demás.
Este es mi pequeño homenaje a Robin Williams
(21/07/1951-11/08/2014 R.I.P.)
Oh Capitán, mi Capitán!
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