Harlan Coben nos presenta un thriller bien construido pero
que se sale un poco fuera de lo habitual en este tipo de novelas. El motivo de
ello es el tratamiento acertado de los personajes, tiene una habilidad especial
para meterse en la cabeza de cada uno de ellos y dotarlos de su propio estilo
y características, cada personaje tiene cierto poso.
Además, otra de las cosas que nos ofrece este libro,
paralalemente a la historia de intriga que constituye el argumento central de
la novela, es que Coben poniéndose en la piel de los personajes hace una serie
de reflexiones acerca de la vida, de la existencia y de las cosas que nos pasan
a todos. No es un tratado filosófico, en verdad, pero sí que nos presenta unas
ideas a las que se ve que le ha dado unas cuantas vueltas. Todos tenemos este
tipo de experiencias, y de dudas o de interrogantes, de caminos que se
bifurcan, por eso siempre nos interesa conocer el punto de vista de otras
personas, estemos de acuerdo o no, porque nos ayudan a reflexionar sobre
nuestra propia existencia, nuestros propios anhelos, fustraciones, sueños,
temores, etc. Así Coben toca temas tan manidos, y al mismo tiempo tan
atemporales y abiertos a la dialéctica, como el matrimonio, el egoísmo, la búsqueda
del placer, las normas sociales que constriñen nuestra libertad, la transcendencia
del momento, la fidelidad en todos los sentidos, etc. Para mi esta es, sin duda, la parte más interesante de la novela, la que se cuela en los diálogos de los
personajes.
Coben tiene un estilo literario que a mi me gusta mucho, se
basa en el uso muy abundante de los diálogos. Sin duda hay más dialogo que
narrativa. Coben huye, al menos en esta novela, no le he leído otra, de las
descriciones recargadas y de los largos párrafos narrativos. El diálogo está
presente diría que en todas las páginas del libro y eso le da un ritmo a la
novela muy alto, nos involucra más en la historia y en la forma de ser de los
personajes. Es un gusto por la expresividad de los diálogos que comparto
plenamete.
En cuanto al argumento central de la novela, una serie de
desapariciones, siempre hombres, que vienen sucediendo en la misma ciudad desde
hace casi veinte años, está bien construida y Coben sale jugar con el suspense
y el factor sorpresa. Cuando realmente pensamos que ya tenemos el pez en el
anzuelo Coben nos lo arrebata de un coletazo. Buena capacidad inventiva y para
desarrollar las situaciones.
Todos estos factores juntos hacen que este sea unos de los
thrillers más apetitosos que yo haya leído, una novela altamente recomendable
para tiempos de ocio y, por qué no, para darle unas cuantas vueltas a nuestra
filosfía de vida en el sentido más general.
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