Frente a este dato hay dos explicaciones o, mejor dicho, dos
posturas. Una la que escuchaba hoy mismo en la radio y que emitía el director
(o decano, que más da) del Colegio de Economistas de Madrid. El señor en cuestión
venía a decir que la tasa de inflación le parecía un dato positivo porque
implicaba que estábamos mejorando nuestra competitividad y que además veía muy
fuerte la demanda interna. Para dar la puntilla al argumento, concluía que el
punto fuerte de la eocnomía española era la confianza que genera (¿?), que se
traduce en mayor inversión y en más consumo, además de que estamos
experimentando un crecimiento fuerte y creando empleo. La guinda al paste, y ya en el colmo de la desfachatez, la ponía al decir que los tipos de interés en España están en mínimos históricos, como si los marcásemos aquí...
Huelga decir que este individuo o bien es un cenutrio o bien es un esbirro al servicio de los que detentan el poder, de
otra forma no se entiende que se puedan decir tantas polleces en un espacio de 3 minutos, por parte
de una persona que se supone experta en economía.
Luego está la otra lectura, la que hacen los economistas de verdad, o al menos los honrados, y que no es otra que la de la prudencia, el análisis objetivo de los datos y el sentido común. El riesgo de deflación sigue estando ahí, a pesar de lo que
piense ese buen señor. Primero porque estamos ya en dígitos negativos en términos
interanuales, no es que estemos hablando de inflación baja, sino que realmente
los precios caen en términos reales, al menos en el conjunto de la cesta. Lógicamente
el comportamiento de unos y otros productos difiere.
Fortaleza del consumo y la inversión? Me da la risa. La
inversión en España está claramente limitada por la escasa circulación del
dinero, que los bancos no sueltan, por la precaria situación financiera de
muchas empresas y por la debilidad de la demanda interna. A todo esto hay que
sumarle que las exportaciones han perdido fuelle en los últimos meses. La
fuerte presión fiscal que Montoro ha metido a españoles y empresas españolas
tampoco da alas a estos agentes para que inviertan o gasten más. Todavía
estamos esperando la tan necesaria rebaja de impuestos, y ojalá que las
medidas que parece que se van a tomar en Francia con una rebaja fiscal sirvan
de acicate al apocado gobierno español
para tomar cartas en el asunto lo antes posible.
Y ahí radica el
principal problema: precios en caída con tasas bajas de crecimiento. Si la
economía crece de manera constante y a buen ritmo, tarde o temprano eso
repercutirá en un alza de los precios, por el incremento de los salarios y de
la demanda interna, entrando además en un círculo virtuoso. Eso a día de hoy no
se está pruduciendo. Los salarios siguen deprimidos y el consumo a un nivel muy
bajo. Lógicamente, con una cifra de 6 millones de parados es difícil esperarse
otra cosa.
El genial INE trata de explicar los niveles del IPC
recurriendo a la bajada de precios en carburantes y lubricantes. Y yo me
pregunto: es que acaso los señores del INE viven en un país diferente al resto
de los españoles? O es que estarán haciendo el análisis sobre la economía de
Arabia Saudí? Que yo sepa, a día de hoy los carburantes están tan caros como
hace un año o casi al mismo nivel. Puede que en el último mes se haya moderado
un poco su precio, pero, señores, eso no explica una
interanual del -0,5%.
La única cosa sensata que dijo el señor decano antes mencionado,
es que Draghi debería fijarse más en insuflar pasta en los mercados de divisas a efectos
de rebajar la cotización del euro, favoreciendo la competitividad de las
empresas europeas. Ciertamente, los tipos de interés ya poco más se pueden
bajar y además nuevas bajadas apenas tienen efectos reales. En cambio,
depreciar el euro sí que sería una buena noticia para nuestros exportadores. Pero o mucho me equivoco o eso no lo va a hacer el BCE, porque históricamente rehuye el inmiscuirse en los movimientos especulativos, y una inyección masiva de euros en los mercados, mediante la compra de otras divisas internacionales, es una llamada "a lo Tarzán" para los especuladores.
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