La teoría del shock tiene un nombre que por sí mismo es
bastante revelador. En España se viene practicando de modo rudimentario desde
tiempos inmemoriales, pero esta teoría cobra todo su esplendor cuando tomamos
como referencia el marco internacional, dado que los entresijos del poder no
conocen de fronteras y las influencias del poder se refuerzan con su
disposición en los distintos enclaves. En definitiva, la teoría del shock viene
a decir que los grupos de poder (llámense gobiernos, grandes coporaciones o, más
probablemente, organizaciones en la sombra de las que no se conoce de manera
pública su nombre ni composición, salvo especulaciones de difícil comprobación)
crean de manera artificial, utilizando los resortes a su alcance, que son
muchos y variados, problemas o situaciones de conflicto que hacen que la gente
desvíe su atención de lo que podríamos llamar los problemas primarios, es
decir, aquellos que afectan directamente a nuestra vida cotidiana.
De esta forma, la población centra su atención en problemas
tipo macro que no están en su radio de influencia y alcance, que no tienen nada
que ver con las “minucias” que afectan diariamente a su rutina, pero que son lo
suficientemente fuertes como para producir un estado de shock en su conciencia
de ciudadano, de ser humano vivo consciente de una amenaza. Este estado de
shock lo que genera en primer lugar es un miedo al problema o la situación creada
artificialmente por el centro del poder. Y como derivado de ello, ese bloqueo
mental, ese miedo cerval, refuerza el papel protector del poder que en su
estrategia de control es el origen mismo del problema. Se recurre así al
paraguas protector del papá estado, que no deja de ser un ente manipulado en la
sombra por los órganos del poder.
Lo más sospechoso y la mayor incertidumbre que en mi opinión
genera esta teoría del shock es la facilidad con que funciona, su credibilidad
y continuidad en el tiempo, a pesar de que grupos opositores, a los que muchas
veces se tilda de conspiranoicos, ponen en el punto de mira este tipo de
manipulaciones, la exponen a la luz de la opinión pública. Sin embargo, la
teoría del shock es de carácter retroalimentativo, cuanto más se utiliza el
mecanismo más efectivo se vuelve. Cuantas más veces salven los falsos profetas
a las descarriadas ovejas de todos los males que acechan al mundo más se lo
agradecerá dicho rebaño a ese infame pastor, que busca únicamente su beneficio
en cada momento.
Uno de los ejemplos más claros hoy en día de esta teoría del
shock lo constituye la evolución de la pandemia del ébola. De nuevo, la sombra
de la conspiranoia planea sobre todos aquellos que defienden esta teoría,
simplemente porque no se alinean con el status quo. Los medios de comunicación
son una herramienta fundamental en la teoría del shock. Según esta teoría
especulativa, la amenaza del ébola a nivel mundial, su surgimiento y
desarrollo, respondería a una trama perfectamente urdida en quién sabe qué
círculos de poder. Su impacto es global, su efecto inmediato, su diseño de
laboratorio, una situación totalmente controlada, excepto para aquellos que
mueren en África todos los días o aquellos que ven alteradas sus vidas y sus
libertades por los designios infames del poder, elementos totalmente
prescindibles en el diseño de los estrategas del shock. Otros ejemplos que se
encuantran bajo la sospecha de esta teoría son las guerras, el terrorismo y,
cómo no, las crisis económicas y sus golpes de efecto. Ciencia ficción o
realidad?
me alegro que estes de vuelta vpower.
ResponderEliminartema que ahora mismo está muy de moda
Al ataque!!!
ResponderEliminarTema de moda, pero que lleva ahí desde hace siglos, sólo que ahora se le llama así.