Lo impensable ha tenido lugar, ha estallado la Tercera
Guerra Mundial, y la definitiva. Se trata de una guerra nuclear, la devastación
es total y la superviviencia de la raza humana está en peligro.
Herbert retoma este manido tema de la historia literaria y
le da un enfoque ciertamente apocalíptico y terrorífico, con unas buenas dosis
de ambientación y de acciones truculentas. No sólo está el holocausto en sí,
con toda la muerte y destrucción que ha traído, sino que además hay unas
criaturas con una capacidad innata para la supervivencia y que ven en los
escasos humanos que quedan con vida una suculenta merienda.
Herbert tiene un estilo muy directo, muy cinematográfico, se
podría decir. La acción es trepidante y el libro engancha como un lapón en
celo. Hay también momentos para la reflexión, sobre el desastre de una guerra
nuclear, el grado del agilipollamiento de la raza humana (tanto a nivel
individual como colectivo), la existencia de las castas politicas (que diría el
coletas), de los privilegios que han existido siempre, así como de las
reacciones de las personas ante un desastre de tales dimensiones como es una
guerra nuclear. Sale a relucir el instinto de superviviencia ante situaciones
extremas, el hombre, como cualquier animal, se aferra a la vida y es capaz de
sobrevivir en condiciones extremas y con lo puesto, como quien dice.
Las reacciones sicológicas de los personajes están bien
dibujadas, no así su perfil o su carácter, dado que los personajes son planos
como lenguados. Tenemos los estereotipos de siempre en este tipo de novela de desastres
o tragedias: el héroe, el antihéroe, el sempiterno deprimido, el agonías, el
optimista enfermizo, el egoísta que vendería a su madre por dos perras, etc,
etc. Pero como digo, lo más interesante de los personajes que conducen la
historia es cómo reaccionan ante ese escenario de pesadilla, eso está muy
logrado y creo que es el mayor valor de la novela, que además cumple
perfectamente su función de entretener.
no es ninguna maravilla, pero es de esas novelas post apocalipticas de situaciones límite que tanto entretetienen.
ResponderEliminarSí, de esas que a veces piensas que se pueden hacer realidad, o de aquellas que te dan ideas de a dónde mandarías a tu jefe...
ResponderEliminarLos humanos podemos hacer cosas maravillosas como destructivas. Y en momentos de desesperación se ve en realidad el interior de cada uno.
ResponderEliminarMe quedo con esta parte:
Hay también momentos para la reflexión, sobre el desastre de una guerra nuclear, el grado del agilipollamiento de la raza humana (tanto a nivel individual como colectivo).
Es correcto. Cuando todo va bien es fácil ser bueno y encantador (y aún así hay gente que ni por esas), cuando vienen mal dadas es cuando se ve la calidad del individuo.
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