-Han sido puntuales – contestó el presidente, embutido en su
traje de 2000 euros, perfectamente planchado y a la última moda
-Sí, han llegado a la hora exacta que nos habían indicado.
Por cierto, tenemos en línea al preseidente de los Estados Unidos, solicita
hablar con usted urgentemente, dice que debe darle una serie de consejos –
enunció el general, desviando la mirada, como avergonzada, y carraspeando a
modo de disculpa
-Pues dígale al presidente de los Estados Unidos que si
quiere puede venir a veranear a Mallorca o a tomarse un pulpo a la gallega,
pero que ellos han escogido España y dentro de este país me han escogido a mi
como su interlocutor, así que seré yo quien tomará las decisiones oportunas en
cada momento. Eso sí, dígaselo con diplomacia, quién sabe si existirá un mañana
después de hoy…
-Con todos mis respetos, señor presidente, yo pienso lo
mismo que usted, pero sabe tan bien como yo que existe una resolución
extraordinaria de la ONU donde se aprueba la intervención de un grupo de
expertos internacionales en las conversaciones, si nos saltamos a la torera…
-Usted lo ha dicho. Nos lo saltamos a la torera, póngales un
café con leche o llévelos a la Plaza Mayor, que diría la otra, que se
encuentren como en su casa, pero que no me toquen los huevos. Cuando acabe el encuentro me reuniré con ellos y
haremos un comunicado oficial. Suponiendo que todo salga bien, claro.
-Como usted ordene, señor
-Por favor, Carmen, dispón que esté todo listo en el salón
circular, no quiere empezar con mal pie llegando tarde – dijo el presidente
dirigiéndose a la directora de relaciones internacionales
-Todo está listo, señor, es hora de que vayamos para allí
-Está bien, vamos pues
Dicho esto, las puertas del despacho del presidente se
abrieron, dejando ver un largo pasillo alfombrado, con paredes cubiertas de
cuadros alusivos a la larga y azarosa historia de España. Nunca se lo había
confesado a nadie de su gobierno, ni siquiera a aquellos con los que tenía más
confianza, pero no acababa de entender ni el cómo ni el por qué de aquella
entrevista. España ya había dejado de figurar desde hacía muchos años en la lista
de países a la cabeza del mundo moderno y desarrollado. Acabando el año 2074,
el nivel de renta del país se encontraba casi a los niveles de 50 años atrás,
la corrupción, la mala gestión de los políticos, la pertinaz sequía que asolaba
el país desde hacía décadas, y finalmente las revueltas sociales de un pueblo
cansado de que lo pisoteasen. De ser un país presente en todos los foros
internacionales de desarrollo a ser una economía estancada , dentro de los
zonas que figuraban en los mapas como en vías de desarrollo. Se podría decir
que España se había congelado en el tiempo mientras el resto del mundo seguía
avanzando a un ritmo vertiginoso. Se había convertido en un auténtico paraíso
fiscal, eso sí, un lugar ideal para las grandes fortunas y para unas vacaciones
de lujo, sólo al alcance de personas con sobredosis de ceros en sus cuentas
corrientes. El resto de la gente malvivía, las empresas internacionales, salvo
casos muy concretos y nichos de mercado muy específicos, como el del turismo,
ya no tenían interés por invertir en España. Un país que se había convertido en
un gran desierto olvidado, con exclusión de las llamadas zonas azules donde se
aglutinaba el dinero y la riqueza, básicamente en torno a la industria
turística, el resto de la gente vivían
como beduinos. Apenas había fuerzas de seguridad fuera de la zona azul,
imperaba la ley del más fuerte y las grandes urbes se habían quedado
despobladas poco a poco, museos de hormigón, la emigración era un fenómeno en
decaimiento, cosa del pasado, porque ya casi no quedaba gente para escapar al
extranjero. Los que no habían salido del país vivían amparados en la vasta
vegetación de las montañas del norte o agrupados alrededor de oasis comunales,
protegiéndose del sol abrasador como escorpiones en celo. Por eso, el
presidente no entendía por qué ellos habían escogido España de entre todos los
países disponibles.
-Señor Presidente,
nos están esperando, debemos ser puntuales
-Sí, claro
Al llegar a la sala circular se encotraron la puerta
cerrada, sus miradas se cruzaron e interrogaron a los hombres de seguridad que
la custodiaban:
-Ya están dentro?
-Sí – dijo lacónico y temeroso uno de los guardias
-Pero, cómo son? Qué pinta tienen? Son amistosos? – preguntó el presidente hecho un manojo de nervios
-Será mejor que lo vea por usted mismo, señor – ante lo que
el presidente se encontró todavía más inquieto. Con mano dubitativa agarró el
pomo de la puerta y entró, sabiendo que de una manera u otra quizás el mundo
estaba por una vez en sus manos, algo inimaginable cinco días atrás, antes de
que los “hombres de verde”, como se solía decir en la ciencia ficción,
contactaran con ellos.
Al entrar en el despacho circular, una mala imitación de aquel
de la nación más poderosa del planeta, lo que más le soprendió e inquietó fue
lo vacía que estaba la sala. Se quedó plantado junto a la puerta, paseando
la mirada por la estancia, tratando de indentificar algún signo de vida. Pero
sus ojos no encontraban nada parecido a eso. Se preguntaba qué habría visto el
guardia, que tanto le parecía haber atemorizado. Se dirigió hacia la mesa, miró
debajo de la misma, nada en absoluto. Movió los sillones, tampoco allí parecía
haberse escondido ninguna criatura. Abrió los armarios, y sólo encontró
archivadores de documentos de estado y secretos que jamás deberían salir a la
luz. Cuando ya se dirigía hacia la puerta en busca de ayuda o de alguna
opinión, percibió una superficie como de cristal que iba tomando forma justo
delante suya. Era una superficie pulida, como si se tratase de un espejo. Sus
sospechas se vieron confirmadas cuando finalmente lo que se materializó ante él
era simplemente un reflejo de su imagen, la boca desencajada, los ojos bien
abiertos, el gesto de sorpresa, el cuerpo como encorvado a modo de protección larvosa.
Y entonces oyó resonar la voz en su cerebro.
-Señor Presidente, aquí estamos, como le habíamos prometido
– la figura simétrica del espejo se movía, sus labios articulando las palabras,
las pupilas examinándole, mientras que el permanecía quedo y pretrificado, las
palabras no viajaban físicamente, no existían unas ondas sonoras como tales,
más bien diría que se trataba de ondas cerebrales, una especie de mecanismo
telepático.
-Ya veo - fue lo único que se le ocurrió decir
-No ponga esa cara, hombre. Acaso no se ha visto nunca
reflejado en un espejo?
-Sí, pero es que no me esperaba esto…
-Pues así somos nosotros, un fiel reflejo de la realidad, de
lo que nos rodea. Es muy práctico, no
crea. Primero que uno tiene que andar preocupándose constantemente por su
aspecto físico, como ustedes los humanos, que viven obsesionados con su imagen.
Pero tiene otras ventajas, es un mecanismo de defensa ideal y por supuesto de
integración en ambientes extraños. Cómo sabe usted que no llevamos aquí un
montón de tiempo, entre ustedes, conociéndolos y estudiándolos? Podría ser,
verdad? Quién notaría la diferencia? Pero no es así, no ponga esa cara de
paranoico. Hemos llegado hace una semana, y después de hacer las
comprobaciones y mediones de rigor hemos concluido que esta sería una buena
base de operaciones
-Una base? Pero, para qué? Con qué objetivo?
-Vivir
-Vivir?
-Eso es, vivir. Ni más ni menos. No lo entiende, ya veo. Se
lo explicaré, como agradecimiento, es lo menos que podemos hacer por ustedes –
le dijo su propio reflejo – Verá no somos espejos en el sentido estricto de la
palabra, somos algo más, bastante más que eso. Aunque reflejamos la imagen de aquello que nos rodea o
que queremos, al mismo tiempo vamos adquiriendo su forma, sus sentimientos y
finalmente su intelecto. De tal forma, que al final el espejo se convierte en
el ser y el ser... en la nada. Comprende ahora?
-Son como parásitos, eso es lo que son, malditos hijos de perra!
-No, por favor, somos mucho más que eso. Somos mejoradores
de la raza, no solo nos apropiamos de lo que nos rodea sino que le aportamos
nuestra propia filosofía, nuestras propias ideas. Sustituimos el original por
una imagen mejor, es así de simple, y de complejo. Somos una civilización a
años luz de la suya, señor presidente, con cada asimilación acrecentamos
nuestro saber, nuestros conocimientos del universo y nuestra fuerza. Vamos
sumando experiencias, absorviendo a otras civilizaciones, nosotros avanzamos en
progresión geométrica mientras que ustedes, el resto de mundos, lo hace en
progresión aritmética. Por supuesto, este proceso se lleva desarrollando desde
hace millones de años, hemos recorrido un largo camino hasta llegar aquí, no se
imagina usted lo repugnante que éramos hace millones de años jajaja
-Pero, por qué este mundo? Por qué nosotros? Por qué España? Qué
tiene España que les haya hecho venir hasta aquí?
-Muy sencillo. Ustedes llevan décadas arrastrándose por el
mundo, en plena crisis y sin futuro, un acto meramente de supervivencia. Otros países
por contra van avanzando, progresando y tienen un camino brillante esperando a ser recorrido. Qué sería de España
dentro de cien años? Posiblemente un lugar abandonado, como la Antártida o el
desierto del Gobi. Así que deben agradecer nuestra presencia aquí, porque
nosotros vamos a cambiar su futuro y vamos a hacer de ustedes un pueblo con
ambición, con ética y eficiencia, algo que ya se pierde en la noche de los
tiempos de su historia
-No se ofenda, señor marciano o lo que coño que sea usted, pero no necesitamos ni de su ética
ni de sus abducciones. Pueden irse por donde han venido, sin demora
-Podríamos haber empezado por cualquier otro país más
avanzado, pero el suyo es mejor para nuestros propósitos. Al ser menos
desarrollado, la resistencia al cambio y la colonización es menor. Una cuestión
meramente cultural, armamentística si quiere, o de pundonor. Llámelo como
quiera. El caso es que hoy comienza una nueva era para su país, la era del
progreso.
-Y si nos negamos a asimilar su... colonización?
-Se hará, por las buenas o por las malas. Siempre hemos
tratado de respetar las criaturas que absorvemos, conservando algo de ellas,
algo innato, rasgos de su personalidad o de su forma de pensar, algo único.
Ustedes quizás lo llamarían alma. Por supuesto, para llegar a ese climax es
necesario la colaboración por parte de ustedes, de lo contrario la simbiosis no
será completa, se perderán ciertos elementos de su evolución, pero eso no nos
detendrá, créame. Así que le recomiendo que no trate de luchar contra lo
inevitable, adopte la postura más inteligente y de ejemplo a su pueblo, por una
vez en su patética carrera política
El presidente se quedó mudo, inmerso en sus cavilaciones. Sentía
como se espesaba la atmósfera de la habitación, el silencio fuera parecía ser
absoluto, algo le decía que el cambio ya se había iniciado, incluso sentía como
si su propia persona no fuese la misma de hacía solo unos minutos, antes de
entrar en la sala.
-Si acepto su oferta..., tendremos derechos en la toma de
decisiones, quiero decir, no desaparecemos del todo? Quiero su palabra.
-Por supuesto, ya le he dicho que hay dos formas de hacerlo.
El camino óptimo es el que le he propuesto. Le garantizo que será el comienzo
de un viaje fascinante para su pueblo, para usted, su nombre quedará grabado
para siempre en la memoria de los hombres como el personaje que abrió a la
humanidad la puerta a los viajes interestelares, al conocimiento de miles de
civilizaciones extraordinarias, a la ampliación del saber más allá
de lo que nunca pudieron imaginar
-Sé que es una decisión importante y me gustaría debatirla
con mis consejeros
-No hay tiempo para eso. Lo toma o lo deja, ahora, ya!
-Está bien, en ese caso... vamos adelante, y que sea lo que
dios quiera
-Dios no existe, como ya tendrá ocasión de comprobar por
usted mismo.Ha tomado la decisón correcta. Ahora mire al espejo fijamente y no
diga nada, déjeme hacer.
El presidente hizo lo que se le indicaba. En seguida comenzó
a sentir un hormigueo en el cuerpo, como si estuviese perdiendo materia, adelgazando rápidamente.
Sin embargo, la imagen en el espejo seguía siendo la misma, nada había
cambiado. Para cuando se dio cuenta, estaba dentro del espejo y miraba al vacío
que quedaba enfrente suya, es decir, el salón circular, en el que tantas
decisiones había tomado para su beneficio personal, sin importarle lo más mínimo
el futuro de la nación. Percibía como una nueva energía fluía por su cuerpo,
mucho más poderosa y más sabia, pero de momento no podía encontrar la forma de
llegar al origen de la sabiduría que sabía que se escondía en ese cerebro. Es
como si alguien, ellos, claro, hubiesen puesto barreras a su curiosidad.
De repente, notó como el cuerpo se movía, no obedecía a sus
impulsos neuronales, pues él no había dado orden ni de mover un dedo. Eso le
hizo sospechar que ya no estaba al mando de su propio organismo, había perdido
el control, era una pieza más en el engranaje, por lo menos de momento, eso
quería pensar. Su cuerpo se giró y encaró la puerta que daba al pasillo
presidencial. La puerta se abrió y ante el pudo contemplar una escena de
agitación, carreras de gente por todos lados y sus asesores que se dirigían a él
con cara de preocupación. En el suelo, por doquier, aperecían un montón de
cristales rotos.
-Señor, se encuentra usted bien? No podíamos abrir la puerta
y estábamos a punto de derribarla. Al parecer -
siguió el general de bigotes – se trataba de una invasión alienígena en
toda regla, con muy malas intenciones. Por suerte hemos podido frenarlos. Fíjese
en todos esos cristales, eran como una especie de embudos a través de los que
querían absorver nuestras mentes, nuestra energía. Suena a locura, pero así es.
Pero reaccionamos a tiempo y conseguimos aniquilarlos... o al menos ponerlos en
retirada. Qué ha pasado con su visitante? Ha huído también? Chicos, revisad la
estancia del presidente, no sea que se esconda todavía por ahí!
-No te preocupes, efectivamente, él también huyó, debió de
percibir que las cosas no iban bien y de repente se volatilizó, sin más.
-Gracias a dios
-Dios no existe
-Ya, bueno. Señor presidente, creo que debemos de informar a
la ONU lo antes posible. Nos podemos colgar una medalla y además alertar al
resto del mundo, por si esto fuese la primera de quién sabe cuantas oleadas
invasoras
-Tiene usted razón, general. Quizás sea sólo el comienzo...
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