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lunes, 10 de noviembre de 2014

Sensaciones

-Qué te pasa Alvin? Estás de un raro esta noche… Venga, quieres que te traiga otra copa, que esa que tienes ahí ya parece un zumo de naranja. Un vodka negro con zumo de arándanos? A ver si eso te anima un poco, un día es un día – dijo María con su amplia sonrisa, agitando su espesa caballera rubia y bizqueando como una rana en celo para hacerme reir

-Perdona, qué me decías? – le pregunté saliendo a la superficie de la realidad, alguna otra realidad, desde lo más profundo de mi mente

-Ay, por dios, estás como ido, te encuentras bien?

-Eh? Ah, sí, sí, no te preocupes es sólo que estoy bastante cansado hoy, quizás no debiera haber salido esta noche

-No digas tonterías, que ibas a hacer un sábado por la noche, si al menos tuvieses novia o una mascota jajaja pero vives como un ermitaño, así que te aburrirías soberanamente. Espera…, a no ser que tengas algún lío por ahí. Ya está! A qué es eso? Tu te has liado con alguien y no nos has dicho nada hasta ahora, que cabronazo, que callado te lo tenías!

-No digas cosas, María. De verdad, tú crees que alguien en su sano juicio saldría con un tipo como yo? Me conoces bien, y sabes mejor que nadie lo insoportable que puedo llegar a ser. Joe, no se cómo se te ocurren esas ideas. Anda, vete a por ese delicioso vodka, pero la siguiente ronda la pago yo, eh? – le dije con disimulada desgana, tratando de quitármela de en medio con sus preguntas incómodas.

Pero, curiosamente, en cuanto se alejó de mi volví a sumirme nuevamente en los pensamientos y cavilaciones que llevaban días rondándome la cabeza. Lo hacía con una facilidad asombrosa, sabía dónde estaba, quién era yo, cómo me llamaba, y , sin embargo, allí estaban aquellas imágenes tan reales, tan absorventes y, por qué no confesármelo a mi mismo, tan placenteras que no sentía el menor impulso de rechazarlas, incluso estando rodeado de un montón de gente. Era como vivir en dos mundos a la vez, tan real el uno como el otro, con la diferencia que uno era el mundo anodino de todos los días y todas las noches y el otro un mundo nuevo, exclusivamente para nosotros dos. De momento, no se lo había confesado a nadie, no quería que me tomasen por loco o por un tonto supersticioso, pero mis sospechas se acrecentaban día a día, la sombra cada vez más grande de un futuro incierto empapando mi alma de angustias, y anhelos.

Los transplantes de cerebro llevan casi 70 años realizándose, no era cosa de ponerse a dudar de su efectividad cuando tenían una fiabilidad casi del 100%. En un principio, en la noche de los tiempos, cuando todavía no se utilizaban suspensores hidraúlicos que neutralizaban el vacío neuronal dejado por el viejo cerebro en espera del nuevo, ocurría que el órgano recién implantado era rechazado por el sujeto, con la consiguiente pérdida de memoria, de todos los recuerdos y todo lo aprendido, quedando aquel reducido a poco más que un muñeco sin vida ni iniciativa, eso si es que no le sobrevivía la muerte por el shock cerebral. Pero desde aquello habían pasado ya muchas décadas, con las tecnologías actuales la operativa completa no duraba más de media hora y el sujeto podía estrenar cerebro en cuestión de unas pocas horas, haciendo vida totalmente normal. El nuevo flujo de neuronas y las conexiones revitalizadas se notan desde el primer momento, los sujetos se muestran más imaginativos, mejoran exponencialmente su capacidad de aprendizaje y su memoria, por supuesto su desarrollo intelectual se multuplica por dos, en el peor de los casos. La única restricción, que se sepa, es que no es recomendable más de una permutación cerebral en el transcurso del ciclo vital, aunque este punto tampoco está demasiado claro. En cualquier caso, como me dijeron los doctores desde el primer momento, yo era un candidato ideal para una óptima reiniciación cerebral. Las pruebas postoperatorias habían refrendado rotundamente el éxito de la operación. Mi jefe también podría dar una opinión positiva a este respecto. Sólo llevaba un mes conviviendo con mi nuevo cerebro y mi productividad se había incrementado en un 60%, cuando lo normal era un 25 o un 35%. Tampoco había sufrido las típicas lagunas mentales temperales o la desorientación que sufre la mayoría de la gente durante las primeras semanas.

-Aquí tienes, a ver si te lo bebes de penalti y te animas, hijo, que estás de un soso

-Cómo? – contesté yo, sin apenas saber con quién hablaba

-Joer, tío, pero de verdad que estás bien? Es que es como si estuvieras en trance, me miras pero no me ves – dijo María con un gesto de preocupación en la cara

-No te preocupes, en serio, estoy bien – le dije, sin mucha convicción

-Oye, que lo de antes era de coña, sólo trataba de animarte y hacerte reir un rato, sabes?

-El qué?, perdona es que no te entiendo

-Lo de que tuvieses un lío con otra y tal…

-Ah, tranquila no pasa nada, no le he dado mayor importancia, como habrás podido apreciar

-Lo sé, pero es que eres tan reservado que a veces no sé si te tomas las cosas en serio o estás siempre de cachondeo. Y todos sabemos que todavía no has superado lo otro…

-Venga, María, por favor, la relación con mi ex es agua pasada, ya han transcurrido varios años, no me vengas ahora con fantasmas del pasado, por favor. Estoy perfectamente, y lo he superado hace bastante tiempo, sólo que no me gusta hablar de ello, como bien has dicho y sabes, soy bastante reservado

-Bueno, espero que sea verdad, sólo queremos que estés bien y que vuelvas a ser el mismo de siempre, porque últimamente estás como abducido…

-Gracias, ya te he dicho que no es nada, solo demasiado trabajo y poco descanso

-OK, bueno qué, vamos con los demás? Ya empiezan a preguntarse qué hacemos aquí solitos tanto tiempo…jajaja

-Déjales que cotilleen, son como hienas en celo, así no se aburriran


Pero mientras íbamos caminando hacia el final del viejo y enorme local, en busca de los demás miembros del fiestero grupo, mi mente volaba ya en otra dirección, como sumida en otra dimensión mucho más gratificante y excitante. Era casi como si la tuviese delante, podía sentir la sonrisa de sus ojos, que acompañaba perfectamente la dulzura y el gesto divertido de su boca. Mis manos tocaban sus brazos bien musculados, acariciaba sus piernas. Ella me dejaba hacer, con una confianza que sólo dos personas emocionalmente conectadas pueden otorgar. Hacía memoria, tratando de encontrar su nombre en algún rincón de mi nuevo cerebro, pero este se resistía a salir a flote. Mis manos ascendieron por sus brazos, haciéndole cosquillas, ella se reía, hasta llegar a sus hombros. La acaricié los hombros, dándole un suave y relajante masaje, la fragancia de su cabello me llegaba como el anticipo de un manjar al alcance solo de los dioses, sentía la emoción de ella y apenas podía controlar la mía propia. Era como el rugido de un animal salvaje, creciendo desde mi estómago y abriéndose paso a toda velocidad por todo mi cuerpo, los pelos como escarpias, un eco de resonancias cósmicas que ella percibía como propio. Alargó un brazo y me le echó por la espalda…

-Vamos, anímate! – me decía Laura contorneando su anguloso cuerpo, pegándose cada vez más a mi, mientras los demás nos rodeaban y animaban con todo tipo de algaradas y chances. Ella aproximó su cara a la mía y me susurró al oído, con un guiño – Venga tonto, que hoy estoy con ganas de baile, no te hagas el duro conmigo…

Mientras ella me arrastraba a lo largo y ancho del pub, al ritmo de la frenética música, yo sentía como su brazo me acariciaba el pelo, sus ojos clavados en los míos, le besé en el cuello y ella me dio un cachete de amonestación, invitándome a seguir. Mi cuerpo sentía todo el peso de la atracción gravitatoria, imposible resistirse, como si un demiurgo se hubiese sentado sobre mis hombros, me hundí en ella, en un abrazo eterno…

-Alvín! Alvín!...

Me desperté en una habitación de paredes blancas, flores de papel de todos los colores y una caja de bombones sobre la mesilla. Mi madre estaba sentada a mi lado, en una incómoda silla, con semblante ojeroso, el rostro mismo del cansancio, y la perseverancia materna. Me saludó con una sonrisa como solo ella podía ofrecer:

-Tranquilo, todo ha ido bien

-He estado soñando, creo…

-Normal, llevas horas durmiendo, habrás podido soñar hasta con la extinción de los dinasaurios

-No. No era eso. Soñaba que… da igual es una locura

-Claro, como decía el otro, los sueños, sueños son

-Sí, será eso

-Ya tienes un corazón nuevo... Tu organismo lo ha aceptado perfectamente, al menos de momento, parece que vais a ser buenos amigos – me dijo acariciándome el pelo y riendo suavemente pero con ganas, descargando la tensión de varios días de espera

-Vaya, pensaba que me habían cambiado el…

-Ssshhh, calla y descansa

Cerré los ojos, todo había sido un sueño, increíble, como son casi siempre todos los sueños. En cierta forma lo echaba de menos, ella era tan real, tan especial, tan cercana a lo que siempre había deseado

-Madre

-Dime, hijo

-Se sabe quién es el donante? Me gustaría...

-Imposible, ya sabes cómo funciona esto, pero segura que era una excelente persona

-Me gustaría saber quién era, qué le pasó, si alguna vez amó a alguien... o si alguien le amó con todas sus fuerzas...

-Seguro que sí, sólo alguien así podría ser tan generoso, verdad?

4 comentarios:

  1. Muchacho prepara un guion, el esqueleto de una novela y ponte a trabajar en ella día a día hasta darle término. Luego preséntala al Premio Planeta antes de que Lara decida huir de Cataluña.

    Temas de interés pero con una estructura histórica cierta como hace Juan Manuel de Prada y otros muchos que dieron la campanada.

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    1. Un día de estos, cuando no tenga mucho que hacer, prometo pillar libreta y boli y empezar a darle forma al esqueleto de mi primera derrapada literaria. Eso sñi, no sé si llegara a tiempo para los Planeta, tal y como está el patio.

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  2. estás cómo una regadera vpower, de una historia de amor, pasamos a un transplante neuronal, solo falta que salga en el guión gus g, tocando la mandolina. Me gusta. Si juan manuel de prada, lleva viviendo de su pedanteria toda la vida, tú que tienes mil veces más imaginación deberías llevar esto a concurso

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    1. jajaja Gus G, a ese lo pondría a limpiar letrinas. No sé, deben ser los madrugones que me producen diarrea mental.
      De Prada es un grande de las letras españolas, un gran pedante también, y que vive de la muerte que se inventó en Venecia hace años, cuando todavía se sonaba los mocos en las sábanas.

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