El desplome del petróleo sigue su curso y parece que viene
para quedarse un buen rato. Los Emiratos Árabes Unidos insisten en que la OPEP no va a variar su estrategia y
asegura que no pueden proteger los precios. En lo que va de 2015 el precio del
petróleo de calidad Brent acumula un descenso del 22%!!
Son buenas noticias para países como España, con una
dependencia energética absoluta. La estrategia de la OPEP pasa por mantener
precios bajos, o más bien por mantener cierto volumen de producción,
independientemente de la fluctuación del
precio. Claramente, hay una guerra interna entro los países productores, vaya
usted a saber con qué intereses de por medio, no me cabe duda de que la red es
densa y hay un intercambio de favores e intersección de intereses entre estos de la OPEP y las grandes
potencias mundiales. Se ha llegado al consenso de que es necesario fortalecer
el crecimiento y para ello se necesita un crudo a precios bajos, ya habrá tiempo
de subirlo cuando nos acerquemos al pleno empleo (en EEUU, Alemania, etc, aquí
eso no se se va a dar, la palabra pleno empleo ha sido borrada del
diccionario).
Lógicamente, nunca llueve a gusto de todos y en Irán están
que se suben por las paredes y amenazan a los países occidentales y blablabla.
Venezuela lo está pasando francamente mal, con el petróleo como principal
industria del país y fuente de divisas, la caída sostenida en los precios del
crudo está poniendo al país al borde del precipicio, y el dictador Maduro se ve
incapaz de encontrar soluciones. Al pobre todo le son desgracias, y es la
población la que tiene que convivir entre la represión y las penurias económicas.
Sin embargo, hete aquí que la economía española se encuentra
con un regalo con el que no contaba, que debería ayudar de manera significativa
al crecimiento y la creación de empleo, a pesar de que los principales
operadores del mercado energético se hagan los locos para engordar sus cuentas
con márgenes más abultados. El control de la deflación le corresponde a las
autoridades monetarias europeas, es decir, darle a la máquina de hacer
billetes.
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