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lunes, 5 de enero de 2015

Y se abrieron los cielos...

El número de parados registrados en las oficinas de los servicios públicos de empleo descendió en 2014 en 253.627 personas, un 5,39%, el mayor descenso en el desempleo desde 1998, en cifras interanuales. El paro, según la SS, queda en 4.447.711 personas y se ganan 417.574 afiliados en 2014. En diciembre el paro se redujo en 64.405 personas, aunque en terminos desestacionalizados este descenso se queda sólo en un patético 5.404 personas en el conjunto de España y, además, el descenso en diciembre de 2014 fue inferior al de diciembre de 2013.

Por sectores, el paro subió en 2014 en la agricultura, con 12.462 desempleados más (+6,2%), y en el colectivo sin empleo anterior, donde aumentó en 8.931 parados (+2,4%), pero bajó en el resto, principalmente en los servicios, que perdieron 109.880 parados (-3,7%) y la construcción, con 109.583 desempleados menos (-16,8%). La industria, por su parte, registró 55.557 parados menos (-10,9%).

Hasta aquí las cifras, ahora vamos con el análisis. En este país de montaña rusa, un día estás arriba y al siguiente en los infiernos, o eso al menos nos quieren hacer creer algunos. Sí, ahora, a la luz de estas nuevas cifras los peperos y todos sus amigos, que son muchos y ocupan importantes resortes de poder en medios de comunicación y grandes corporaciones, quieren seguir vendiéndonos la idea de que la recuperación no sólo está en marcha sino que va viento en popa y a toda vela. Nada más lejos de la realidad. Algunos pensarán: ya está aquí el cenizo, otros por el contrario vemos la realidad con ojos críticos y no nos gusta un pelo que nos den gato por liebre.


El paro ha descendido, oh sí!, en 250.000 personas en todo el 2014, qué gran noticia! Sobre todo teniendo en cuenta que partimos de unas cifras de desempleo históricas y teniendo en cuenta que más abajo no se podía caer porque entonces le íbamos a servir de carnaza a Lucifer y todo su séquito. Es decir, el consabido efecto rebote, como cuando en una jornada la Bolsa de Valores pierde hasta las bragas y al día siguiente sube como un cohete realizando ganancias a partir de valores bajísimos. Además, otro pequeño detalle es que esas son cifras de la Seguridad Social , las de la EPA, que siempre salen más tarde, no son tan favorables y en ellas se recogen no sólo los que están en paro sino aquellos otros que han pasado de apuntarse ya al Inem por desesperación o porque están hasta los cojones de que les tomen el pelo. Así que, oh sí, es posible que haya más de 4,5 millones de parados para nuestra desgracia.

Pero lo peor es lo que esconden esas cifras tan bonitas y gratificantes para el gobierno y cuatro beduinos que bailan la tonadilla del PP. Porque detrás de ese descenso del desempleo, que, vaya por delante, siempre es bueno, nos encontramos: empleo precario, contratos temporales, que en algunos casos rozan la infamia, y sueldos nominales en descenso, y a dios gracias que estamos en un proceso cuasideflacionario, porque si no la sangría monetaria podría ser todavía mayor. Teniendo en cuenta la combinación de estos factores es normal que la economía no crezca con mayor vigor, pues la demanda doméstica se encuentra constreñida por unos salarios congelados o en descenso, y no de ahora sino desde hace ya cinco o seis años. Nuestro sector exterior, desde los tiempos de Moisés, no es lo suficientemente competitivo (a pesar del descenso en el coste de los salarios) para compensar la debilidad de la demanda interna, así que la creación de empleo se encuentra con enormes dificultades para dar alegrías a una mayor parte de la población.

Lo penoso y enojoso de todo este tema es que mientras el gobierno se complace por las cifras de empleo, la población sigue padeciendo el desempleo, que sigue exisitiendo y en cantidades masivas, la precaridad del empleo y el abaratamiento del coste salarial a costa, no de las arcas del Estado en forma de rebaja impositiva, sino del bolsillo del pobre currante, que trabaja lo mismo o más por menos que hace unos cuantos años. Y es que es indudable que en España, como en otros países del sur sobre todo, el Estado del Bienestar ya no es lo que era, cobramos menos y tenemos menos cobertura social, eso sí, mientras grandes empresas siguen generando más beneficios que nunca. Claramente, la reforma laboral y la intromisión del gobierno nos llevan a una involución en el bienestar y en la calidad de vida de la mayoría de los españoles. La crisis no sólo se cobra su precio en cifras económicas sino también en calidad de vida, y el modelo pasado, quizás insostenible, se va quedando cada vez más en el olvido, y se va imponiendo un nuevo sistema de miniempleo y minisueldos, de miniderechos y reinos de taifas, los grandes son más grandes y los pequeños somos cada vez más numerosos. Eso sí, nos queda el consuelo de que a los de siempre, PP y PSOE, los que han alimentado todo este proceso con sus torpezas y sus cables a los poderosos, esta historia no les va a salir gratis, esperemos, y lo van a pagar con votos.

2 comentarios:

  1. Hay elecciones y ya han empezado a mentir o a manipular la información.
    Yo también creo ( o sueño) con darles una buena patada en la puta cara. y luego que salga lo que salga Qué más podemos perder?
    Un fuerte abrazo.

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  2. Sería un buen regalo de Reyes ver a esta chusma que llevan 30 años viviendo del robo y la inoperancia ocupar los escaños de la oposición.
    Un.abrazo

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