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miércoles, 4 de febrero de 2015

Irene Villa - saber que se puede


Sinopsis: La autora, a lo largo de las más de ochenta páginas de material inédito que contiene esta versión actualizada, reflexiona sobre sus nuevas vivencias: su carrera como periodista de investigación, la dura operación que cambió por completo su vida, y, sobre todo, su dedicación en cuerpo y alma al deporte a través de la Fundación También, con la que ha obtenido varias medallas a nivel mundial en esquí adaptado sin importar su discapacidad. Contiene, además, fotografías inéditas y a todo color del archivo personal de la autora. Saber que se puede, veinte años después es un valeroso y esperanzador testimonio de alguien que pudo haberlo perdido todo. Un conmovedor ejemplo de cómo podemos superar todas las barreras.


Por situar el libro en el contexto vital de la escritora, Irene fue víctima de un atentado de la banda terrorista ETA cuando solo tenía 12 años, perdió las dos piernas. Eso no le hizo una persona infeliz, según ella misma declara, sino que le hizo apreciar el valor de las cosas y minimizar los problemas. Sus logros dan fe de ello, no se trata de palabras huecas.

Aprovecho el comentario de este libro para hacer una breve reflexión sobre el tema del vampirismo sicológico, los optimistas crónicos y todos los que están en medio de ambos extremos. Sin duda, Irene Villa estaría en el top de la gente con mentalidad positiva. Basta leerse el libro y ver lo que ha sido su vida, las dificultades y traumas que ha tenido que superar para darse cuenta de que es una luchadora nata y de que su mentalidad positiva supera cualquier tipo de obstáculos.

Ahora bien, aquí es oportuno traer a colación la consabida pregunta de: el optimista, nace o se hace? O hecha en negativo, el vampiro sicológico, nace o se hace? Todos sabemos lo que es un vampiro sicológico, porque estamos rodeados de ellos y más de una vez lo hemos sufrido. Se podría definir  al vampiro sicológico como aquel individuo capaz de absorver, con su sola presencia y actitud, la energía material y mental de las personas que le rodean, enrareciendo el ambiente, levantando muros y haciendo aparecer nubarrones en el horizonte. El vampiro sicológico va más allá del pesimista o de la persona negativa, es un grado más depurado de persona con malas vibraciones mentales. Posiblemente, en la mayoría de los casos, ni siquiera sea consciente de su propia actitud, porque es algo consustancial con su forma de ser. No me cabe duda de que el factor hereditario juega un papel importante en toda esta cuestión, aunque no sé precisar en qué grado, pero ahí está.

Quién no ha estado alguna vez con algún vampiro sicológico? Esa persona con la que quedas para tomar un café, un simple café, por charlar un rato y contaros cómo os trata la vida, y cuando os despedís y te vas para casa sientes como si hubieses corrido un maratón. El vampiro sicológico ha absorvido toda tu energía, te ha transmitido su negatividad en un tiempo récord sin que tú hayas tenido tiempo o modo de evitarlo.

Afortunadamente, frente a los vampiros sicológicos existen personas con mentalidad positiva que compensan las ondas negativas que nos llegan de tantos frentes. Irene Villa es una persona excelsa en este tema, no en vano se dedica a dar conferencias en esta materia. Cualquiera que la haya visto, simplemente, con el contacto visual, sabe que está ante una persona cargada de energía positiva. Los gestos dicen mucho de una persona y, por supuesto, transmiten sensaciones, aunque no nos demos cuenta. La forma de mirar, el gesto, la sonrisa, todo en Irene Villa transmite positividad, hace su discurso creíble. Por supuesto, además de eso están sus palabras, su forma de pensar, siempre en lo bueno, nunca centrándose en la negatividad. La propia Irene declaraba que su madre, también víctima del atentado de ETA en 1991, desbordaba energía positiva, lo que refuerza la teoría de que el ADN tiene su parte en todo esto. De todas formas, las personas pueden cambiar, modificar sus actitudes y caminar hacia una vida más satisfactoria para ellos mismos y para las personas que les rodean, lo que inicia un efecto mariposa nada desdeñable y mágico en todo caso.

Un libro que transmite muy buen rollo y que da pie a amplias y profundas reflexiones. Se debería leer no como una novela, sino como un libro de estudio, con pausa, tratando de imbuirnos de todo el halo positivo que desprende.

2 comentarios:

  1. un ejemplo de superación

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  2. Totalmente, un ejemplo de cómo saber valorar lo que tenemos y cómo afrontar la vida con positivismo-

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