Típico thriller de espionaje, con ambientación política y
rollo de enfrentamiento de culturas, religiones, sociedades, etc, algo que está muy de moda
hoy en día. Lo curioso es que este libro salió en los 80, ergo se concluye que
la lucha entre pueblos sigue siendo y, posiblemente, será una constante en la
historia de la humanidad, por lo menos mientras vivamos todos en el mismo
planeta.
La historia está bien montada, el autor juega a varias
bandas, combinando distintas líneas argumentales que finalmente se cruzan en un
mismo punto, un recurso casi presente en todas las obras que se editan hoy en
día, sobre todo en este terreno del thriller. Destacaría la inmersión que hace
en la cultura rusa, realmente consigue trasladar la imagen de la fría y lajena
Rusia hasta el lector. Una Rusia que estaba en pleno proceso de transición con
el sistema Gorbachov, una época de lo más interesante en la que se enfrentaban
el pasado y el futuro, las viejas generaciones y las nuevas, los antiguos
hábitos y costumbres y los nuevos. Todo ello visto siempre desde el punto de
vista de las altas esferas, de la gente con poder, que maneja información y
recursos.
El autor tiene un estilo muy ameno que facilita la rápida
lectura, aunque a veces cae en algunos clichés demasiado previsibles,
especialmente en lo que respecta a la personalidad y el comportamiento de los
personajes, casi sabes lo que van a hacer o decir antes de que lo hagan. Pero
es casi inevitable, teniendo en cuenta los miles de libros y de thrillers que
se publican. Lo cierto es que la historia engancha y uno llega hasta el final
sin problema. Además, aunque el autor trata temas que perfectamente pudieran
estar ocurriendo hoy en día, que tienen
que ver con la manipulación de nuestras vidas por parte de los gobernantes, lo
cierto es que lo hace de un modo que parece casi inofensivo o subrealista, con
lo que usted no tendrá pesadillas cuando se vaya a dormir.
en la tapa hablaba de ramón y cajal, por eso me lo compré. Es un thriller que se deja leer, sin más.
ResponderEliminarLo de Ramón y Cajal creo que viene por el rollo de controlar la mente, las ondas electromagnéticas y tal. Un pasatiempo, sin más.
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