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domingo, 22 de marzo de 2015

Michael Schenker's Temple of Rock - spirit on a mission (2015)


01. Live And Let Live
02. Communion
03. Vigilante Man
04. Rock City
05. Saviour Machine
06. Something Of The Night
07. All Our Yesterdays
08. Bulletproof
09. Let The Devil Scream
10. Good Times
11. Restless Heart
12. Wicked

Michael Schenker: guitarras
doogie white: cantante
herman rarebell: batería
francis bucholz: bajo

Los últimos años de Schenker, con su formación del Temple of Rock, son años muy productivos y de calidad, donde el alemán recupera la alegría y la inspiración perdida después de los años oscuros que siguieron a su etapa melódica y acaramelada con McAuley. Discos instrumentales y discos de hard rock para dormir a las ovejas quedaron atrás y llegó este proyecto con el bueno de Doogie White, donde las buenas vibraciones de los dos últimos discos están a la orden del día, siendo discos muy adictivos. Veamos si esta nueva entrega cumple con las altas espectativas que siempre hay depositadas en el genial guitarrista.

Live And Let Live es el tema que da el pistoletazo de salida al disco y que contradice un poco todo lo que he dicho con anterioridad. Si hablábamos de inspiración y de energías renovadas, este tema adolece precisamente de eso, es un corte bastante discreto, repetitivo y aburrido. Schenker hace sus escalas, las de toda la vida, nada que decir, pero sobre todo el puente y el estribillo no me acaban de convencer. Un tema hard rockero sin duda, pero que está por debajo del nivel de energía desplegado en su estupendo disco anterior.

Communion sigue deslizándose en esa cuerda floja del tema anterior. Qué es lo que falla? Creo que sin duda la base rítmica, por un lado, flojita y blanda, muy de rock comercial. Y luego Doogie White, siempre me ha gustado este cantante, pero en estos primeros temas se acopla a esos ritmos blanditos y saca una voz de lo más popera, realmente pobre, cuando nos tiene acostumbrados a una ejecución mucho más agresiva y potente, en este caso se mueve en voces demasiado aguadas y agudas. Mala cosa. De Schenker no cabe decir nada que no sepamos, el tipo hace lo que quiere y cuando quiere, como corresponde a un genio, pero el tema se resiente por lo suavecito que es, totalmente prescindible e intranscendente.

Vigilante Man nos sigue confirmando que Schenker y sus huestes han dado un giro musical claro a su música, pasando del hard rock de altos octanos a un rock comercial que a mi personalmente no me convence para nada. Se pierden en estos temas comerciales muchas de sus capacidades, metiendo muchos arreglos en las voces, baterías empaquetadas con celofán y riffs poco cañeros. Una pena, pero este no es el Schenker que esperaba escuchar. Como siempre, lo mejor los solos, auténtico caviar. Lo demás sobra.

Rock City es un tema más cañero que los tres que hemos escuhado anteriormente. Aunque los principales vicios siguen sin corregirse. Sobre todo la voz de White, una auténtica decepción, sigue cantando con ese tono tan blando y comercial que no le pega nada. La batería parece de botón y el bajo ausente totalmente. A pesar de ello, por lo menos el tema es más movidito que los anteriores, aunque de hard rock tiene poco. Solo de marca registrada, por lo menos eso no nos lo han quitado, pero para mi no es suficiente, porque el tema es soso como un discurso de Rajoy.

Saviour Machine es por fin un tema con unas guitarras más pesadas, con una batería más contundente aunque sea de un ritmo más lento, es un tema con atmósfera. Pero sigue fallando lo que no imaginaba que fallaría: las voces. Joder, que parece que al señor White le han metido en un curso de pop y se ha olvidado de lo que es desgarrar la voz, lamentable, aparte de que parece que le han metido bastante efecto a las voces, suenan como muy enlatadas, desesperante. Lo que parecía ser un tema interesante se va diluyendo poco a poco, aunque la parada en medio del tema y el consiguiente solo es lo mejor en lo que llevamos de disco.

Something Of The Night comienza muy bien con unas escalas espectaculares de Schenker, pero es que de nuevo falla la producción con un sonido muy blandito de la guitarra y un bajo que ni se escucha y una batería que por momentos parece electrónica. Y de nuevo, Doogie da la de arena. Eso sí, Schenker nos sigue deleitando con su clase, es un crac y no sabe hacer otra cosa.

All Our Yesterdays. Afortunadamente nos vamos acercando al final del disco, porque el sopor me invade por momentos. Nada nuevo en este corte, ritmos de batería y riffs de pop rock, penoso.

Bulletproof nos levanta un poco la paletilla con un riff poderoso de principio. Eso sí, es lo único que suena bien, el resto es un pufo total. White totalmente desconocido, en su línea de todo el disco. Poco más, el mejor riff del disco y solo de campanillas, con acústicas y doble tirabuzón con salida en ángulo de 175º.

Let The Devil Scream se abre otra vez con un riff potente y un aire más clásico, medio tiempo hard rockero bluesero. Uno de los temas con sonido más clásico a pesar de White. Y es que a estas alturas está claro que lo que le falta a este disco es la fuerza que tenían en los anteriores, es demasiado azucarado, demasiado comercial, demasiado gominola y poco Lucky Strike, joder si hasta nos meten voces enlatadas al final del tema. No, por dios.

Good Times es otro tema que parece más de AOR que de Schenker, perfectamente lo podrían firmar unos Survivor o unos Boston, con eso lo digo todo. Solo de catón, eso sí.

Restless Heart es un tema rápido pero insípido como la mayoría del disco. Y el disco acaba sin pena ni gloria con Wicked. Nada más que añadir, decepcionante nuevo disco de Schenker después de las buenas dosis de hard rock a las que nos tenía acostumbrados, sólo se aguanta por el derroche de clase del genio de la guitarra.

Puntuación: 5/10

2 comentarios:

  1. para que un fanático cómo tú de la vfly, les de un 5 raspado... a mi también me amuerma el trabajo que no veas.

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  2. Me esperaba un trabajo en la línea de los dos últimos y me encuentro con esta popada comercial, insípida, gaseosa pura.

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