Y ahí surge una de las habituales preguntas para el que se
quiere comprar una bici de carretera, ya sea la primera o no: cuadro de
aluminio o cuadro de carbono? No hay una respuesta unívoca a este dilema,
porque cada una tiene sus ventajas e inconvenientes, aunque al final os daré mi
veredicto.
Veamos los elementos en que se diferencian un cuadro de
aluminio y uno de carbono, que tendremos que valorar antes de soltar la pasta:
-Durabilidad. Claramente, el aluminio es más duradero que el
carbono. El carbono con el tiempo se irá deformando, las fibras se mueven, esto
no pasa con el aluminio. De hecho, las garantías en los cuadros suelen ser más
largas en los cuadros de aluminio que en los de carbono, incluso en los
primeros pueden llegar a ser de por vida.
- Rigídez. El cuadro de cabono es más rígido que el del
aluminio. Esto es importante a la hora de trasladar nuestra fuerza de las
piernas a las bielas, en el de carbono la transmisión es más suave y efectiva.
En una MTB esto no se nota tanto, en una de carretera se percibe más.
-Deformación. Por el contrario, a pesar de su mayor rigidez,
el cuadro de carbono es más susceptible de deformarse o romperse. Si tienes una
caída o un golpe con una bici de carbono la reparación es siempre más
complicada, pudiendo darse el caso de tener que cambiar piezas o desechar el
cuadro directamente. Un buen golpe en carbono siempre pasa factura, aunque
aparentemente no lo sintamos, el día menos pensado puede hacer crac y adiós.
Los golpes en aluminio no afectan tanto a la estructura del cuadro, digamos que
los aguanta correctamente y por eso su durabilidad es casi eterna, siempre y
cuando cuidemos la bici adecuadamente, claro.
-La fibra de carbono absorve mejor las vibraciones que el
aluminio, contribuyendo a una conducción más placentera y segura. Ahora bien, en
carretera y con la presión adecuada en las ruedas esto se vuelve casi
imperceptible, en MTB tiene más importancia.
- El peso. Hete aquí
uno de los grandes mitos sobre el carbono y el aluminio. El peso, para
los no iniciados, es casi siempre una de las grandes bazas a la hora de
decidirse por una bici de carbono, junto con la estética. Y el caso es que hoy
en día las bicis de carbono y las de aluminio tienen un peso muy similar, la
diferencia de kilos es poco menos que desechable. Sin embargo, donde suele
ganarse o perderse peso es en los componentes de la bici, y eso no depende de
qué material esté hecho el cuadro. En
definitiva, salvo que nos vayamos a un carbono de gran calidad, el peso no es
una cuestión relevante.
-Diseño. Evidentemente, los diseños en carbono son más
espectaculares, los acabados en mate sobre todo, desde mi punto de vista. Esto
es innegable, pero hay que decir que en aluminio se hacen también bicis muy
chulas, aunque no permite la gama de curvas y ondulaciones que permite el
carbono.
-Por último, que no menos importante, está el tema del
precio. Normalmente, un cuadro de carbono siempre nos va a salir mucho más caro
que uno de aluminio, sobre todo si hablamos de marcas de prestigio. Si uno se
va a marcas blancas o desconocidas te puedes encontrar cualquier cosa, y no lo
recomiendo, recordemos que casi siempre lo barato acaba saliendo caro.
Teniendo en cuenta todos estos factores, cada uno debe ser
capaz de decidir qué bici quiere. Mi opinión es que si te vas a dedicar al
ciclismo por afición o como amateur, una buena bici de aluminio te
basta. Me fijaría más en los componentes que en romperme la cabeza con el
aluminio o el carbono, es decir, que lleve un Shimano 105, las ruedas, los
frenos, etc. Ahora bien, si te dedicas al ciclismo de manera profesional o vas
a competición creo que el carbono es la respuesta, y seguramente ni te haga
falta leer esto porque ya lo sabes de sobra.
También es verdad que si te sobra la pasta por qué no te vas
a dar el capricho de comprar una bicicleta de carbono? Eso sí, vete asumiendo
que dentro de unos años tendrás que renovar tu bici, algo que con el aluminio
te puedes evitar.
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