Este tercer capítulo de la saga mantiene la línea de
continuidad de los dos primeros tomos, muerte, destrucción y muchas intrigas de
palacio. El autor se las apaña para mantener viva la llama de la tensión y el
interés del lector, algo ciertamente meritorio teniendo en cuenta el peso del
mamotreto en cuestión así como la redundancia del tema, que podría llegar a ser
cansino.
El tipo sabe a lo que juega, es el habitual truco, muy
recurrido hoy en día, de jugar a múltiples bandas, con historias paralelas que
finalmente convergen en un punto común, encajando todas las piezas del molde.
Además, aunque el autor tiene una insana predilección por cargarse todo lo que
respira y anda, también acierta a consolidar ciertos personajes de la historia,
que ya se pueden considerar como clásicos o casi imprescindibles después de
seguir con vida tras tres libros. Pese a todo, en este tercer libro aún nos
llevaremos alguna que otra sorpresa, con cabezas que ruedan inesperadamente, y
ahí lo dejo para no desvelar el misterio.
Si te gustaron los dos primeros libracos no te podrás evadir
del influjo de este tercer sangriento episodio. Son más mil páginas, que leídas en inglés suponen un huevo de horas, pero ahí.está. I feel devotion.
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