Tras varios meses de confrontación entre el partido que gobierna en Grecia y las autoridades europeas, es decir, el resto de países miembros, ya podemos sacar una serie de conclusiones acerca del papelón que está haciendo Xyriza:
- Efectuvamente, están haciendo un papelón, pero de esos que rozan el esperpento. Este tipo de partidos populistas, que gobiernan de cara a la galería, a lo trilero, te saco este conejo de la chistera pero lo que te vas a tener que tragar es este sapo, solo contribuyen a la decepción de la gente y al empobrecimiento del pueblo, lo primero a medio plazo, lo segundo desde el minuto uno. Pero es que la cosa va más allá de sus fronteras, la gentuza de Xyriza no sólo empobrece a su propio pueblo, también lastra el crecimiento y la recuperación de los demás países que tiene que tragar con sus insensteces y sus delirios económicos.
- La Unión Europea es más que una comunidad de vecinos pero menos que un club. La ausencia de medidas tajantes para poner coto a los desmanes griegos deja en una posición muy débil al círculo comunitario de cara a futuros deudores traviesos y jetas compulsivos del calado del gobierno heleno. Hay quién piensa que las circunstancias geopolíticas de la eurozona y la necesidad de estabilizar los mercados no dejan otra escapatoria a Bruselas que el tratar de llegar a un acuerdo con Grecia. Es posible que así sea, pero la UE es prisionera de las cosas mal hechas desde el principio. Si Grecia no era capaz de cumplir con las exigencias del club en los peores momentos de la crisis y aún así se le salvó de la quiebra, cuando parecía inevitable, ahora que la bola de nieve financiera ha crecido todavía más es imprensable que los griegos puedan algún día ponerse al día en sus cuentas, por muchas exigencias que se le pidan, pero aún así la UE se verá forzada a tender la mano en lugar de cortar la cuerda. Es como el viejo coche que nos ha consumido un riñón y parte del otro en reparacioness, una vez que has metido tanto dinero en él no tendría sentido llevarlo al chatarrero. El presente está ligado con el pasado, y la transigencia y falta de visión de los dirigentes europeos nos llevan ahora a terner que aguantar las sandeces griegas.
- Por último, es de esperar, al menos, que algo hayamos aprendido del caos generado por Grecia, que con todo no ha sido tan devastador como pudiera ocurrir en el caso de un crac de una economía grande como la itaiana, francesa o española. Esto nos debería llevar a reflexionar sobre la conveniencia de opciones de cartón piedra populistas, que nos quieren ofrecer la tierra prometida cuando no saben ni sumar dos y dos.
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