1.Divine Anointing
2.Breath of the Prophet
3.Mortifier
4.The Destroyer
5.Lord of Hosts
6.March of the Broken
7.Feast of the Birds
8.Voice of God
9.Theories of Lies
10.Reformation
Glenn Rowlands - Guitars
Andrew Crippen - Bass
Justin Sigler-Smalz - Drums
John Andrew Dixon – Vocals
Wickeds End es una banda californiana que curiosamente se
formó en 1992 y lo dejaron al año siguiente. Parece que les entró el gusanillo
y en 2015 se vuelven a reunir para grabar el que es su primer disco completo,
ya que hasta ahora solo habían publicado una demo y un single.
Su estilo es una mezcla de varias cosas. Tiene una base
death metalera, rozando a veces el brutal, sobre todo en la base rítmica y las
voces, sin embargo los riffs nos dan otra aproximación, no solo death sino
también thrash y a veces por momentos se sumergen en el doom o el occult metal.
Arranca el disco con Divine
Anointing, mucho groove en las guitarras, un corte poderoso tanto en lo rítmico
como en los riffs, sucios y cargados de adrenalina, de esos que harán que
muevas el cuello sin que te apercibas de ello. Una de las características de su
apuesta musical es la contundencia y la oscuridad que impregana todos sus
temas. No vas a encontrar apenas melodía en sus riffs y siempre tiran de groove
o distorsión sin compasión. Otra elemento constante a lo largo de todo el disco
es que no hay solos, ni uno tan siquiera a lo largo de todo el trabajo. Por contra,
basan sus temas en múltiples cambios de ritmo y de riff.
Sin duda, lo que más valoro del grupo es la actuación del
batería, realmente bueno su desempeño, que nos lleva a múltiples terrenos,
desde el death al thrash, pasando por el doom o el stoner, muy bien acompañado
por el bajo. Breath of the Prophet
es una prueba de ello, con unos riffs de dark thrash a lo Schuldiner realmente poderosos. Entra en
juego otro de los elementos recurrentes de su música, el uso de dos veces, una
grave y rasposa y otra más aguda o estridente, un buen contrapunto.
Mortifier sigue
en la misma línea e introduce una parada que enriquece el tema, con una
aceleración posterior a lo Mandator realmente descomunal. The Destroyer es un medio tiempo con parada oscura y muy ambiental.
Mientras que Lord of Hosts tiene un
inicio muy a lo Mekong Delta, rápido y técnico y luego tiran hacia el rollo
doom.
March of the Broken
es un tema que mezcla el doom, el death y el hardcore. A partir de aquí el
disco entra un poco en declive, porque todos los temas acaban pareciendo muy
similares. El hecho de que no metan ni un solo de guitarra también contribuye a
ello, y es una pena porque tienen calidad de sobra y enriquecería mucho sus
composiciones. Pero ellos prefieren apostar por la austeridad, la ambientación
y la oscuridad en sus temas y en ese sentido hay que decir que sí lo logran.
Una banda que brilla especialmente a través de su batería y
del despliegue de riffs que va adornando cada tema. Posiblemente sea una de
esas bandas que en directo gana muchísimo, por potencia y por ritmos pegadizos.
Puntuación: 6,5/10
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