1.Primator 03:18
2.Final
March 04:00
3.Silent
Invader 03:09
4.Eternal
Flames 03:27
5.Decay 02:45
6.Brothers
in Blood 04:17
7.Regret
Nothing 03:49
8.Fueled by
Fear... 00:33
9.Driven by
Hate 03:38
10.I Don't
Give a Fuck 02:52
Guido den
Hoed - guitars
Bauke
Goudbeek - vocals
Niels van
Lier - guitars (lead)
Kristof
Mycka - bass
Frank
Ruisch - drums
Banda holandesa formada en 2011 y que presenta su tercer
larga duración. Thrash metal sin contemplaciones es lo que muestran en el
primer corte del disco Primator,
siguiendo totalmente la escuela bay area, con su groove, su ritmo a cañón y las
voces medio guturales, con el solo explosivo.
Final March se
mueve entre el death y el thrash, agresividad en los ritmos y los riffs de toda
la vida, con riffeo death metalero que salpica el tema y le da mayor interés,
está bien pero sigue siendo terreno bastante trillado. Silent Invader sigue la línea de unos Slayer, Exodus, con el groove
como principal protagonista, el solo cumple sin más.
Eternal Flames es
un tema con más encanto, una mezcla entre los riffs técnicos y poderosos de
unos Annihilator por un lado, los ritmos fulgurantes de un Painkiller y el
groove del thrash americano, el solo es más limpio que en anteriores cortes y
sin ser una maravilla se adapta bien al tema, lo menos bueno es que el
vocalista se canta todos los temas por igual, sin importar lo que le pongan por
delante.
Decay es un corte
de thrash metal muy speedico y donde bajan un poco el groove, centrándose sobre
todo en la velocidad y un buen cambio de ritmo para meter un solo veloz y
crudo, se pasa rápidamente. Brothers in
Blood va alternando tiempos dentro de su thrash groove, tiene un solo
desenfrenado y sicótico que le va muy bien con su ritmo alocado, con
alternancias en el ritmo a lo Testament, de lo mejor del disco.
Regret Nothing es
un thrash a media velocidad con el típico groove, muy sobado. Fueled by Fear da un pequeño descanso a
tus oídos a modo de intro casi angelical para Driven by Hate, luego entran los riffs cargados de maldad a lo
Destruction y luego el latigazo en el cambio de ritmo, con momentos donde el
batería pone el kit directamete al borde de la ignición, los riffs thrash con
un cierto toque melódico agresivo y el solo distorsionado contribuyen a
redondear otro de los temas destacados del disco.
Final con I Don't
Give a Fuck que no llega a los tres minutos y no pierde el tiempo, con un
thrash sucio y riffs que van variando, distorsión y sencillez que proporcionan
contundencia y mucha pegada, buena forma de acabar el disco. Entretienen estos
holandeses, sin ser nada realmente especial pero con momentos ciertamente
contundentes donde te puedes dejar llevar por sus ritmos a degüello.
Puntuación: 6/10
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