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jueves, 10 de enero de 2019

SPELLBLAST – Of Gold And Guns (2018)



1.Tex Willer 04:47
2.Wyatt Earp 03:50
3.Billy the Kid 04:38
4.Jesse James 04:36
5.Sitting Bull 04:03
6.William Lewis Manly 05:06
7.Crazy Horse 05:30
8.Goblins in Deadwood 04:50
9.William Barret Travis 04:07
10.Wanted Dead or Alive 04:53

Luca Arzuffi - guitars
Xavier Rota - bass
Dest - vocals

Cuarto disco de esta banda italiana formada en 1999, procedentes de Bergamo y ya con cierta experiencia a sus espaldas, enfocados sobre todo al power metal. Y cuando uno mete las palabras power metal e Italia en la misma frase normalmente las expectativas son muy altas, siendo quizás el otro polo de atracción en cuanto al género se refiere Alemania, por lo menos en cuanto a número de bandas y tradición. Así que me tomé con interés la escucha de este disco, he aquí el resultado de ello.

Primer apoyo con sintetizadores para arrancar Tex Willer, un power con bastante presencia de groove pero unos primeros problemas que ya afloran rápidamente a la luz en este primer tema: el cantante no transmite, una voz bastante anodina, tirando a registros mayormente graves, como si quisiese sonar a duro forastero recién llegado al pueblo llenos de pistoleros rápidos en desenfundar, no sé si la intención era esa pero el resultado está muy lejos en ese caso, desconecta totalmente el tema. Por otro lado la composicón es bastante simple y carece de pegada.

Tratan de meter más melodías en Wyatt Earp, incluso con una cierta orientación al epic power y los ritmos lanzados emulando a los primeros Edguy. No logran ninguno de los dos objetivos, tema cansino y devaluado aún más por un punteo de diez segundos que no va a ninguna parte, para eso mejor no meter nada.

Billy the Kid es un medio tiempo de riffs simplones a más no poder, lo peor no es eso es que no transmiten, además el tema no toma ritmo porque se atranca a cada rato. Los teclados tratan de darle un tono de película pero no mejoran mucho el desaguisado y el vocalista sigue mostrando una apatía tremenda. Solo valen un poco la pena los acordes acústicos al final del tema en plan melodía spagueti western.

Jesse James es un power de chichimoco, típico para adolescentes que se inician en el tema, groove y ritmos básicos. El vocalista plano como un lenguado, pero al menos el estribillo cobra un poco de vida, y de nuevo un punteo breve, escaso y decepcionante.

Es más ilusionante el comienzo de Sitting Bull, te imaginas a los indios cantando y bailando alrededor de la hoguera, desenterrando el hacha de guerra y preparándose para la batalla. Le sigue un buen riff, por fin, ya tardaron en meter uno con gancho, pero no tiene la continuidad necesaria en el tema y se vuelven a diluir por el camino. Un tema a media velocidad que acaba resultando soporífero pese a que le podían haber extraído mucho más jugo.

William Lewis Manly tiene un comienzo sinfónico, pero de nuevo la voz sin registros que estimulen y los riffs de principiantes dejan al tema en pañales, sólo se salva la pausa con melodía que meten en la parte final, te das cuenta de que tienen más pólvora de la que muestran a lo largo del disco, pero parece que se la guardan para cuando ataque el séptimo de caballería.

Crazy Horse es otro relleno, de crazy solo tiene el título, adolece de los mismos males que el resto del disco, un medio tiempo apagado y sin energía. Goblins in Deadwood vuelve a tener otro de esos inicios que ilusionan gracias a unos teclados que suenan al típico Saloon de las pelis de vaqueros y es un tema menos serio, más coñero y light en sus pretensiones, pero después de un par de escuchas pierde todo el interés.

William Barret Travis es un power con sintetizadores, no es la bomba pero al menos tiene más mordiente en las guitarras que casi todo el resto del disco, lo que es una pena es la apatía que muestra el vocalista, hace que los temas no tengan ni pizca de emoción. Y de “regalo” te hacen una versión de los Bon Jovi, por si la andanada anterior no te hubiera dejado suficientemente sedado, dormirás bien esta noche. Un disco sin chispa, con algún momento creativo en cuanto a ideas y composición pero carente de potencia y de enegía, un pecado mortal en un grupo de power o de metal melódico que se precie, se acaba haciendo insufrible.

Puntuación: 3/10

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